?Y si Triboulet no fuera Ub¨²?

A Albert Boadella no le hac¨ªa falta el proyecto de Gataro para convertirse en personaje. Desde su min¨²sculo piad-¨¤-terre madrile?o ¡ªsu casa y terru?o est¨¢, como siempre, en el Baix Empord¨¤¡ª se ha construido una ficci¨®n celebrada por sus fuegos fatuos verbales. Un opinador que sabe c¨®mo usar a su favor los exabruptos del s¨ªndrome de Tourette. Como maestro del teatro sabe activar los mecanismos psico-dram¨¢ticos para soliviantar el aplauso de trinchera. Es el Boadella que habla y se exhibe. Casi siempre desde la capital. Hay otro que calla y desaparece. Casi siempre en Catalu?a. Un autoexiliado de ida y vuelta. AVE migratoria.

Pero V¨ªctor ?lvaro pens¨® que hab¨ªa que llevar al escenario ese hombre que tantos esfuerzos ha hecho desde el estrado para erigirse en ¡°enemigo p¨²blico uno¡± del nacionalismo. Nada m¨¢s l¨®gico ¡ªconsider¨®¡ª que hacerle probar su propia medicina y convertirlo en protagonista del Ubu roi de Alfred Jarry, el texto con el que Els Joglars cosech¨® dos de sus antepen¨²ltimos grandes ¨¦xitos con su visi¨®n premonitoria de la decadencia moral de la familia Pujol. Con el tiempo, el ¡°honorable¡± se reconoce cada vez m¨¢s en el Tartufo de Moli¨¨re.

Tampoco Boadella encaja exactamente en el perfil de padre Ub¨², sobre todo porque Jarry hizo que su atolondrada ambici¨®n se alimentara del veneno bruto de madre Ub¨². ?Y qui¨¦n cumple ese papel en la biograf¨ªa de Boadella? ?Y nos importa qui¨¦n es? ?Tiene alguna relevancia en la ficcionaliza- ci¨®n del personaje p¨²blico? Creo que no.

Boadella no es Ub¨², aunque hubiera sido ideal que fuera as¨ª. Hubiera sido casi mejor rescatar de los cajones del XIX Le roi s¡¯amuse de V¨ªctor Hugo. A¨²n mejor, reversionar el Rigoletto de Verdi y mostrar la inquina del buf¨®n que siente burlado y alejado del favor del rey. Y para Boadella su rey siempre ha sido el p¨²blico. Es el Triboulet catal¨¢n alejado de la corte por Francisco I. Donde pone corte l¨¦ase ¡°teatro¡±. Donde pone Francisco l¨¦ase ¡°espectadores¡±. El s¨ªndrome de Tourette que Arist¨®fanes lanza desde las tribunas se ha exacerbado en la medida que han disminuido sus triunfos art¨ªsticos en el escenario. Es s¨®lo otra plataforma para conseguir lo mismo: el reconocimiento del aplauso.

Invalida esto el trabajo de Gataro. En absoluto. ?lvaro ¡ªimplicado en el proyecto como director, dramaturgo y protagonista¡ª ha realizado un importante trabajo de recuperaci¨®n de las esencias escatol¨®gicas de Jarry, y de la est¨¦tica y t¨¦cnicas de los primeros montajes de Els Joglars, incluido el primer Ub¨² de la compa?¨ªa. Quiz¨¢ adolece de ciertas irregularidades en el ritmo y de exigirle al p¨²blico un conocimiento previo no siempre asegurado de las particularidades del personaje retratado y sus compa?¨ªas. Es f¨¢cil que se quede fuera del discurso y de las pretensiones que est¨¢n detr¨¢s del proyecto Ub¨²adella.