Jo, qu¨¦ expedientes
El discurso del Rey mostr¨® su inclinaci¨®n por un ¡®statu quo¡¯ indivisible en lo universal. Casa bien con Susana D¨ªaz, Albert Rivera y los barones m¨¢s espa?olistas del PSOE
Expediente 1. Han llegado al Congreso de los Diputados cuarenta representantes del pueblo dispuestos a defender, entre otros derechos, el derecho a decidir de las naciones que componen la naci¨®n espa?ola. El partido defensor de esa opci¨®n, Podemos, lograr¨¢, con m¨¢s de cinco millones de votos y el 20% del electorado, introducir en el imaginario espa?ol un concepto hasta ahora tab¨²: el refer¨¦ndum de independencia para cualquiera de los territorios hist¨®ricos de Espa?a. PP, PSOE y Ciudadanos no est¨¢n por esa ardua pero imprescindible labor. Pero cuarenta diputados representando esa opci¨®n en el mismo coraz¨®n de la pol¨ªtica espa?ola no es ninguna minucia. Eso por un lado.
Por otro, esos cuarenta diputados obligar¨¢n a los diecisiete independentistas que viajar¨¢n a Madrid (los que suman Esquerra Republicana y el nuevo partido de Artur Mas) a definirse en cuanto a su estrategia en el hemiciclo. ?Seguir¨¢n sosteniendo que van a Madrid s¨®lo a jurar y perjurar machaconamente que Espa?a les importa un pito y que ellos solo acudir¨¢n a confirmar su desconexi¨®n con el estado que les paga un sueldo?
La misma noche de las elecciones, Artur Mas dijo que se abr¨ªan nuevas puertas, refiri¨¦ndose inequ¨ªvocamente a retomar el m¨¦todo del peix al cove debidamente reactualizado dado el 48% de sufragios independentistas que recogi¨® el 27-S. As¨ª que la proverbial chuler¨ªa de su embajador en Madrid, cuando haya gobierno central, se trocar¨¢ en una versi¨®n renovada de Duran Lleida. Me parece que esto es lo que se olieron en la CUP. Y me parece tambi¨¦n que a ello se debi¨® la ruptura de este partido anticapitalista en dos mitades (o dos almas, que tambi¨¦n parece que la tienen). Tengo la impresi¨®n de que una de las almas de la CUP ya no sabe qu¨¦ hacer con la Rep¨²blica catalana que ellos decidieron que ya est¨¢ en camino y bien que la cambiar¨ªan con la propuesta m¨¢s terrenal (aunque Junqueras se chotee de ello) del derecho a decidir.
Expediente 2. El discurso de Felipe VI no ofreci¨® ninguna duda acerca de sus querencias pol¨ªticas. Ese discurso fue algo m¨¢s que un acto protocolario. Fue el apoyo log¨ªstico (adem¨¢s de institucional y ?ah¨ª es nada!) a lo que se ve venir en las pr¨®ximas horas en el Gobierno de Espa?a. Su apelaci¨®n masiva a la grandeza de Espa?a y a la gente que dio la vida por ella (referencia anacr¨®nica y que demuestra a las claras que nuestro monarca no vio la pel¨ªcula de Kubrick Senderos de gloria), dej¨® constancia de su inclinaci¨®n por un statu quo indivisible en lo universal.
Ese discurso casa con Susana D¨ªaz, con Albert Rivera y con los barones m¨¢s espa?olistas del PSOE (con Pedro S¨¢nchez en el medio haciendo el triste papel de l¨ªder que manda). La equis que falta despejar es qui¨¦n ocupar¨¢ la presidencia del Gobierno. No s¨¦ si al final esta f¨®rmula cuajar¨¢ (si no, elecciones de nuevo en marzo), pero sea lo que sea que se decida, la sensaci¨®n de que ha estado y sigue estando en la cabeza de los tres l¨ªderes, digan lo que digan algunos para negarlo, ya ha quedado instalada en nuestra sala de alarmas.
Expediente 3. Que En Com¨² Podem haya sido la fuerza m¨¢s votada en Catalu?a sirve para desactivar algunos perversos malentendidos. El m¨¢s perverso de todos es que las elecciones del 27-S las gan¨® el independentismo. Artur Mas convoc¨® el 27 de septiembre unas elecciones en clave plebiscitarias y las perdi¨®. Y como las perdi¨® en esa clave, se sac¨® de la manga la que le dio el triunfo en esca?os. A esa operaci¨®n de birlibirloque pol¨ªtico le llamaron Artur Mas y Junts pel S¨ª el mandato del pueblo catal¨¢n. El mandato del pueblo catal¨¢n en mayor¨ªa de votos fue decir no a la independencia. Algo que ni siquiera la CUP ha negado.
Hay que felicitarse del nuevo mapa pol¨ªtico espa?ol. La alternancia a dos era muy c¨®moda. Estuvimos todos muy c¨®modos, hasta que un d¨ªa descubrimos que con tanta comodidad pol¨ªtica e ideol¨®gica nuestras vidas comenzaban a parecerse m¨¢s a la de un c¨®mplice de la decrepitud moral y del cinismo pol¨ªtico que a la de un ciudadano comprometido con el desprecio y la denuncia de todo ello.
Y por ¨²ltimo hay que felicitarse de que ingrese al Congreso de los Diputados un buen pu?ado de polit¨®logos, soci¨®logos. Estudiosos de la pol¨ªtica. De la sociedad. En fin, de las zozobras de la polis.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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