Gastronom¨ªa de resaca
El autor propone restaurantes donde reponerse de una noche de copas con opciones como un desayuno ingl¨¦s o un cachopo
Cuando un humano se levanta con la boca seca, la sensaci¨®n de que alguien est¨¢ tirando tabiques dentro de su cabeza y repitiendo sin cesar, mientras deambula cautivo y desarmado por su casa, que nunca m¨¢s volver¨¢ a ingerir alcohol, pronto siente la irrefrenable necesidad de ingerir esos alimentos que llegan donde el Ibuprofeno no puede ni so?ar. La comida del d¨ªa siguiente se afronta del mismo modo que las ca?as la noche anterior: sin mirar atr¨¢s y sin valorar las consecuencias. Ya pensaremos en el puente del colesterol cuando llegue la hora de cruzarlo. As¨ª, es vital que uno tenga en su agenda una serie de alimentos y lugares en los que consumirlos cuando se enfrenta al drama gastron¨®mico que es la resaca. El brunch y la hamburguesa acompa?ada de cosas que jam¨¢s deber¨ªan ir acompa?ando una hamburguesa son las opciones contempor¨¢neas y de tendencia. Pero en momentos de crisis ¨Ccomo es este caso- uno debe pensar, no en lo que har¨ªa su amigo con barba, sino en lo que elegir¨ªan sus mayores.
La primera opci¨®n, cl¨¢sica e infalible, es el desayuno ingl¨¦s. Para eso, ning¨²n lugar mejor que el Bristol Bar (Almirante, 20). Ah¨ª est¨¢n buenas hasta las alubias en salsa de tomate. Y la luz es tenue. Y tiene sillones. Otro cl¨¢sico recurrente es el cachopo, esa bestia asturiana con la que se podr¨ªan invadir pa¨ªses. El mejor se encuentra en El Cogollo (Lechuga, 3). Pero tiene un problema: cierra los domingos. Es hora de hacer un Change.org para que dejen de lado esta cruel excentricidad. El plan b, si el antojo de cachopo no remite, es El Escarp¨ªn (Hileras, 17), m¨¢s sofisticado y algo menos voluminoso, pero se le perdona todo gracias a esa crema de cabrales que lo acompa?a. La tercera opci¨®n es acercarse a Melos (Ave Mar¨ªa, 44) y pedir una zapatilla, que no es m¨¢s que un bocadillo de pan gallego del tama?o de un portaaviones relleno de lo que debe ser medio kilo de lac¨®n y queso de tetilla fundido. Sube las endorfinas m¨¢s que correr dos maratones. Eso s¨ª, para celebrarlo (y bajarlo) dan ganas de tomarse unas ca?as. Y hala, vuelta a empezar.
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