Hasta que el cuerpo aguante
La Barcelona de los a?os veinte vivi¨® y sufri¨® una curiosa moda; los maratones de baile
La fotograf¨ªa que acompa?a esta cr¨®nica forma parte de la exposici¨®n dedicada a Carlos P¨¦rez de Rozas en el Arxiu Fotogr¨¢fic de Catalunya, que se podr¨¢ ver hasta el 21 de mayo de este a?o. Hablando el d¨ªa de su inauguraci¨®n con Pablo Gonz¨¢lez (uno de sus tres comisarios junto a Teresa Ferr¨¦ y Andr¨¦s Antebi), reparamos en esta imagen; una mujer con cara de circunstancias, que sonr¨ªe al fot¨®grafo mientras sujeta a su desmayado compa?ero. S¨®lo sab¨ªamos de ella que se trataba de una marat¨®n de baile, as¨ª que al llegar a casa me puse a buscar la historia que hab¨ªa detr¨¢s.
Estos concursos de resistencia fueron uno de esos espect¨¢culos exc¨¦ntricos y un tanto cafres que se pusieron de moda en la d¨¦cada de 1920, consistentes en una danza sin interrupci¨®n hasta que s¨®lo quedase una pareja en pie. El primero que he localizado data de 1924 y se celebr¨® en un entoldado situado junto al Teatro Apolo. Las parejas deb¨ªan bailar durante un d¨ªa entero, y ofrec¨ªan a cambio un primer premio de 2.000 pesetas y una copa de plata para el segundo. Seg¨²n la cr¨®nica de La Vanguardia, al terminar el concurso los participantes ¡°presentaban un estado lastimoso, con los ojos vidriosos y la cara demacrada¡±. Pocas semanas m¨¢s tarde, en el Centro Uni¨®n Liberal Instructivo de Hostafranchs se celebr¨® otro baile, aunque esta vez de tan s¨®lo 6 horas. A partir de ese momento se sucedieron diversas iniciativas. As¨ª, en mayo de 1927 el campe¨®n Antonio Ferr¨¢ndiz particip¨® en una competici¨®n similar en la sala Nuevo Mundo del Paral¡¤lel; y una semana despu¨¦s Charles Nicol¨¢s anunci¨® que bailar¨ªa 240 horas sin tregua en el teatro Tal¨ªa.
La necesidad de batir records hizo que este espect¨¢culo dejara de ser un pasatiempo amable, para convertirse en una forma despiadada de ganar dinero. La sala que se hizo m¨¢s popular con esta clase de campeonatos fue el Teatro Olympia, en la esquina entre Ronda de Sant Pau y la calle Aldana. Era un edificio de estructura de hierro con capacidad para 6.000 espectadores, que acogi¨® los primeros conciertos de charlest¨®n y jazz celebrados en Barcelona. Su empresario, Doroteo de Carlos, pact¨® con el organizador Alfredo Mucci una primera marat¨®n en 1931 que reuni¨® a diversos bailarines profesionales de media Europa. Este primer campeonato del mundo fue muy comentado, pues para acelerar el final se decidi¨® reducir el tiempo que dispon¨ªan los participantes para descansar. En marzo del siguiente a?o se convoc¨® una segunda prueba en la misma sala, esta vez a cargo de la empresa Sanvera. Y en febrero de 1933, a imitaci¨®n del concurso de 1.115 horas que ya hab¨ªa celebrado en el madrile?o Circo Price, la promotora Nohr convoc¨® en el Olympia una tercera competici¨®n de 1.000 horas seguidas de baile. Pero la prensa tild¨® la idea de aberraci¨®n, y finalmente el gobernador civil la suspendi¨® antes de empezar.
La promotora Nohr convoc¨® en el Olympia una tercera competici¨®n de 1.000 horas seguidas de baile
La foto de P¨¦rez de Rozas pertenece al cuarto torneo en el Olympia, celebrado entre febrero y marzo de 1934. Lo titularon Marathon Dance Sprint, y ofrecieron un premio de 20.000 pesetas. El organizador Mucci trajo a una serie de campeones europeos de esta especialidad, entre los que destacaban la sueca Helline (de dos metros de altura), a quien emparejaron con el bajito Massip. La competici¨®n empez¨® a medianoche del 13 de febrero, los concursantes dispon¨ªan de un descanso de 15 minutos por hora, y se organizaban galas regularmente para atraer a m¨¢s p¨²blico, con grandes orquestas, cotill¨®n y batallas de frutas. A los bailarines que se quedaban sin pareja les llamaban viudos, estos pod¨ªan seguir y formar nueva pareja con una viuda. Algunos espectadores ofrec¨ªan dinero a cambio de que estos agotados bailarines se marcaran un fox o un vals. El periodista Sempronio coment¨® el espect¨¢culo en la revista Mirador, diciendo que estos incentivos s¨®lo serv¨ªan "para satisfacer el poso de sadismo que hay en el fondo de los seguidores del concurso".
Todo parec¨ªa ir bien, hasta que la madrugada del 6 de marzo la polic¨ªa suspendi¨® el campeonato a los 21 d¨ªas de haber comenzado. Los participantes denunciaron a Mucci, que fue detenido y juzgado. Nadie cobr¨® el premio, y el Olympia tuvo que organizar una gala ben¨¦fica a favor de los damnificados. Un d¨ªa m¨¢s tarde se despidi¨® a los participantes extranjeros con un sprint forcing de ¡°vals al l¨ªmite, al estilo americano¡±. Fue la ¨²ltima marat¨®n de baile que se celebr¨® en Barcelona, aunque muchos a?os m¨¢s tarde Sempronio rememorar¨ªa el campeonato que en 1938 gan¨® Massip en la ciudad de Marsella, tras bailar durante 1.658 horas ininterrumpidas. El cronista dudaba de los tintes dram¨¢ticos que envolv¨ªan estos torneos, y contaba que al finalizar su entrevista le pregunt¨® al campe¨®n si hab¨ªa sufrido mucho. Este le respondi¨® que todav¨ªa hizo un sprint de valses que dur¨® cuatro horas, y que al salir de la sala se fue a celebrarlo con los amigotes (contaba el bailar¨ªn que la juerga se prolong¨® todav¨ªa 24 horas m¨¢s).
Eso es resistencia, y lo dem¨¢s tonter¨ªas.
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