Itinerarios de dolor y muerte
F¨®rum de Tarragona por la Memoria persigue inventariar y rescatar los escenarios de la represi¨®n franquista
El 15 de enero de 1939 marc¨® el fin de la Guerra Civil en Tarragona con la llegada de las tropas franquistas a la ciudad. El d¨ªa antes, por orden de la autoridad militar, las milicias republicanas emprend¨ªan la huida hacia Barcelona. Centenares de ciudadanos se sumaron en la desbandada. Los que no cupieron en los barcos partieron por carretera. El fot¨®grafo Robert Capa recogi¨® en 101 retratos el angustioso paso de tantos que marchaban por la que hoy es la pol¨¦mica carretera N-340.
¡°Aquel d¨ªa termin¨® la guerra pero empez¨® la represi¨®n¡±, se?ala el historiador Xavier Tolosana, uno de los impulsores del F¨®rum de Tarragona por la Memoria, entidad de reciente creaci¨®n que persigue hacer un inventario de los escenarios m¨¢s sangrientos de la opresi¨®n del franquismo en la ciudad. Solo dos semanas despu¨¦s de la llegada de los franquistas, m¨¢s de 150 personas estaban presas en la Torre del Pretori. La que hoy presenta una de las vistas m¨¢s deslumbrantes de la ciudad fue entonces habilitada como c¨¢rcel y, entre 1939 y 1948, 6.870 ciudadanos sufrieron el aislamiento de sus rejas. M¨¢s de 770 no salieron con vida.
El F¨®rum por la Memoria pretende trazar un itinerario por diez espacios que fueron testigo del crimen y la crueldad. ¡°La transici¨®n enterr¨® bajo la alfombra el pasado franquista y hay una serie de lugares que hace falta dignificar¡±, apunta Pep Prats, miembro de la asociaci¨®n. Entienden que es la Administraci¨®n la que debe ¡°tomar la responsabilidad de se?alar y preservar estos lugares porque es un asunto pol¨ªtico¡±, convienen.
Bego?a Flor¨ªa, teniente de alcalde y portavoz socialista del Ayuntamiento, esgrime que, a partir de abril ¡°se podr¨¢ empezar a hacer una se?alizaci¨®n paulatina de estos lugares¡±. Admite que el presupuesto para ello no est¨¢ ni siquiera definido. ¡°No vamos a ir con prisas, lo que queremos es que sea una se?alizaci¨®n muy digna¡±, esgrime la concejal.
El cementerio y el cercano monte de l'Oliva, a medio camino del barrio de Sant Pere i Sant Pau, ampararon un elevado n¨²mero de fusilamientos. Se calcula que las ejecuciones fueron m¨¢s de 500 pero, actualmente, apenas hay alg¨²n recuerdo de ello.
¡°La Iglesia colabor¨® con la dictadura¡±, denuncia el F¨®rum. Las monjas ejerc¨ªan de carceleras con mano de hierro en el convento de las Oblatas. Varias entidades en favor de la Memoria Hist¨®rica han recordado que este monasterio funcion¨® como la ¨²nica c¨¢rcel de mujeres de Espa?a.
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