Sijena, objeto de deseo de Arag¨®n y Catalu?a
Comienza el juicio que enfrenta a estas comunidades por las pinturas arrancadas tras quemarse en 1936 y que se exponen en el MNAC
Nunca el patrimonio art¨ªstico hab¨ªa tenido tantos frentes abiertos entre dos comunidades aut¨®nomas, que adem¨¢s son vecinas. Arag¨®n y Catalu?a se enfrentan por unas obras de arte que reclaman como suyas. La primera esgrime que le pertenecen por haberse creado en su territorio. La segunda, defiende que las posee legalmente, tras adquirirlas o tenerlas en dep¨®sito. El ¨²ltimo episodio comienza a dirimirse este lunes en un juzgado de Huesca. Tiene como protagonista a las excepcionales pinturas murales rom¨¢nicas de la sala capitular del monasterio de Villanueva de Sigena, que tras quemarse y pr¨¢cticamente destruirse en 1936, fueron recuperadas (expoliadas aseguran en Arag¨®n) y restauradas y pueden verse en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC), tras un acuerdo de dep¨®sito entre la Generalitat y las monjas de la orden de San Juan de Jerusal¨¦n, sus propietarias.
La demanda, interpuesta en 2014 por el gobierno de Arag¨®n, tras cederles el poder de reclamaci¨®n las monjas, lleva a juicio al Ministerio de Cultura, a la Generalitat y al MNAC. La vista, prevista hasta el mi¨¦rcoles, puede acabar con la decisi¨®n de que las pinturas vuelvan a su lugar de origen. En Sigena est¨¢ en restauraci¨®n la sala capitular para poder acogerlas, pero el pleito no ha hecho nada m¨¢s que empezar y le espera un largo recorrido de recursos y contrarrecursos en los tribunales.
El juicio que arranca hoy coincide en el tiempo con otro pleito entre las dos comunidades por bienes de Sijena. El Tribunal Supremo resolvi¨® las semana pasada desestimar el conflicto de jurisdicci¨®n que plante¨® la Generalitat respecto a 96 piezas de este mismo monasterio, tras la sentencia de abril de otro juzgado de Huesca que ped¨ªa el retorno de estas piezas que hab¨ªan sido adquiridas, con permiso eclesi¨¢stico, en 1983 (44 por 66 millones de pesetas), 1992 y 1995 (52 m¨¢s por 39 millones) por la Generalitat a las mismas monjas, tras trasladarse la comunidad en 1970 a Valldoreix, Barcelona. El juzgado estableci¨® que las obras formaban parte de un monumento nacional desde 1923 y que no pod¨ªan disgregarse del conjunto. Se est¨¢ a la espera de que el juzgado oscense fije una fecha para que se haga efectiva la devoluci¨®n de los bienes que la Generalitat, tras comprarlos, deposit¨® en el MNAC y en el Museo de Lleida.
La Consejer¨ªa de Cultura asegura que estudia presentar un recurso a la Audiencia Provincial de Huesca esgrimiendo una sentencia favorable del Tribunal Constitucional de 2012 tras negar el derecho de retracto a Arag¨®n (que aseguraba no haberse enterado de la venta) para hacerse con las piezas y que defend¨ªa que a Catalu?a es competente sobre los bienes patrimoniales depositados en su territorio, con independencia de su origen. El recurso no podr¨¢ impedir, en todo caso, ejecutar la resoluci¨®n del Supremo. Podr¨ªa darse el caso de que si otras instancias judiciales superiores acaban dando la raz¨®n a la Generalitat los objetos tengan que volver a Catalu?a. El Ayuntamiento de Sijena ha invertido 100.000 euros en rehabilitar el antiguo dormitorio del monasterio para exponerlas.
Las monjas, demandadas por Arag¨®n por la venta de los bienes del monasterio, han cedido a la Diputaci¨®n General el poder para reclamar los frescos
Estos pleitos se suman al litigio por el arte de la Franja o la parte oriental de Huesca, que enfrenta a las dos comunidades por 113 obras. Esta disputa arranca en 1995 tras la creaci¨®n de la di¨®cesis de Barbastro-Monz¨®n que comport¨® que 111 parroquias oscenses abandonaran la di¨®cesis de Lleida; un cambio que no estuvo acompa?ado por el retorno de las obras depositadas en el museo de Lleida.
El pleito por la propiedad de las obras de Sijena plantea problemas de conservaci¨®n de las pinturas. Nadie puede saber c¨®mo afectar¨¢ su eventual arranque y traslado, atendiendo a la alteraci¨®n que sufrieron tras estar expuestas al fuego en 1936. Tampoco est¨¢ claro a qui¨¦n hay que devolverlas, ya que las monjas propietarias de Sijena no existen, tras fallecer todas; unas religiosas que en el pleito por la venta de los objetos aparecen como parte demandada, junto a la Generalitat, y en el de las pinturas son las demandantes. Pero el interrogante mayor que se plantea con la reclamaci¨®n es la posibilidad de reclamar derechos de propiedad sobre muchas de las obras que conservan los museos espa?oles; una especie de apertura de Caja de Pandora de consecuencias imprevisibles
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