Un ¡®Otello¡¯ peque?o, triste y equivocado
La obra maestra de Verdi naufrag¨® en su regreso al teatro del Liceo
Hacia a?os que un estreno en el Liceo no se saldaba con unos aplausos tan esmirriados y para salir del paso. Hasta el abucheo, que tambi¨¦n lo hubo, fue enclenque. Lo que sucedi¨® fue mucho peor que un sonoro y estrepitoso fracaso, fue el triunfo del aburrimiento y el tedio, lo peor que puede ocurrir en un escenario. Peque?o y triste musicalmente, equivocado esc¨¦nica y dram¨¢ticamente, Otello regres¨® con mal pie al escenario del Liceo tras diez a?os de ausencia.
Los presagios eran malos, diezmado por la cancelaciones en los papeles principales, no se esperaba mucho en el apartado vocal y musical, pero se esperaba m¨¢s. Jos¨¦ Cura, mas de veinte a?os estrangulando Desd¨¦monas -las ¨²ltimas del Liceo ya las estrangul¨® ¨¦l- tuvo dificultades para aguantar vocalmente un papel de alt¨ªsima exigencia, el tenor argentino conserva bastante bien el "squillo" en la zona alta, pero ese brillo fulgurante en el agudo apenas puede paliar las carencias en el registro medio con acusada perdida de potencia, un timbre opaco y feos engolamientos. Cura, adem¨¢s, fraseaba por libre sin conjuntar suficientemente ni con los otros personajes ni con la orquesta.
Marco Vratogna tampoco fue un buen Jago. Su personaje, de una maldad fundamental, absoluta, inmaculada, es un ser melifluo, insinuante, refinadamente perverso: un pr¨ªncipe del mal. Vratogna tendi¨® a gritar el personaje y la torpe direcci¨®n esc¨¦nica acab¨® convirti¨¦ndolo en un lamentable chulo barriobajero.
Otello
De Giuseppe Verdi.
Jos¨¦ Cura, tenor. Marco Vratogna, bar¨ªtono. Ermonella Jaho, soprano. Alexey Dolgov, tenor. Vicen? Esteve Madrid, tenor. Olesya Petrova, mezzosoprano. Roman Ialcic, bajo. Orquesta Sinf¨®nica del Gran Teatro del Liceo. Philippe Auguin, direcci¨®n musical. Andreas Kriegenburg, direcci¨®n esc¨¦nica. Claudia Gotta, reposici¨®n de la direcci¨®n esc¨¦nica. Producci¨®n de la Deutsche Oper Berlin. Gran Teatro del Liceo. Barcelona, 21 de enero.
Ermonela Jaho, si cumpli¨® bastante con las exigencias del papel de Desd¨¦mona, falt¨® registro grave, poder vocal y drama en las violentas escenas con Otello, pero su voz l¨ªrica result¨® adecuada en su gran escena final resuelta con bellos apianamientos. Su actuaci¨®n mereci¨® los ¨²nicos aplausos c¨¢lidos.
Bien Vicen? Esteve Madrid como Roderigo y absolutamente insuficiente Alexey Dolgov como Cassio. El coro, obligado a cantar en una ubicaci¨®n esc¨¦nica aberrante que imped¨ªa que los cantantes se escucharan entre s¨ª, tendi¨® a desga?itarse en algunos momentos pero cumpli¨®. Cumpli¨® tambi¨¦n, sin m¨¢s, la orquesta en manos de Philippe Auguin, debutante en el teatro, que obtuvo hermosos detalles de calidad en la escena final.
Otello, la gran ¨®pera sobre el drama de los celos, es una ¨®pera de personajes, de conflicto entre individuos, convertirla en un drama coral y social que es lo que propone la producci¨®n de la Deutsche Oper de Berl¨ªn con direcci¨®n esc¨¦nica de Andreas Kriegenburg y escenograf¨ªa de Harald Thor, es un desprop¨®sito y situarla en un campo de refugiados, con Otello y sus oficiales como controladores del campo, adem¨¢s de un desprop¨®sito es un lamentable oportunismo.
Con todo el mundo permanentemente en el escenario, las escenas en que Jago manipula al resto de personajes dejan de funcionar y quedan rid¨ªculas, se altera adem¨¢s la relaci¨®n entre los personajes y se fuerza el texto hasta la incoherencia. Visualmente el inicio con siete pisos de literas que albergan, apretujados, a los refugiados (el coro) es potente, pero pronto agota su fuerza y todo aquel mont¨®n de gente acaban estorbando el buen funcionamiento teatral y vocalmente la disposici¨®n es fatal para el coro.
Mal cantado y peor escenificado, Otello, la obra maestra de Verdi, sobre libreto -otra obra maestra- de Arrigo Boito, basado en la obra maestra de Shakespeare, naufrag¨® torpemente en su regres¨® al Liceo. No es f¨¢cil arruinar tres obras maestras, pero en esta ocasi¨®n se consigui¨®.
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