El sue?o mexicano de morir en Galicia
El Ayuntamiento de Beariz (Ourense) ya tiene 200 solicitudes de sus vecinos emigrados para el nuevo cementerio
Marcharon a M¨¦xico buscando fortuna, y algunos hicieron tanta que pudieron levantar mansiones delirantes en las dos orillas del charco. Luego les fue llegando la edad de pensar en las cosas de despu¨¦s de la vida, y en esto vieron que la mucha plata no les despejaba el camino. Beariz es un ayuntamiento de Ourense con 1.016 almas censadas que tiene otras 2.000 emigradas, el 95% en Am¨¦rica, sobre todo en M¨¦xico, pero tambi¨¦n en Venezuela y Argentina. En su aventura, muchos amasaron una fortuna y otros nunca lo consiguieron. Despu¨¦s de ver correr los a?os tan lejos de su pueblo, abundan los que, cuando les llegue la hora, preferir¨ªan volver a la tierra que los vio nacer.
Pero Beariz solo tiene tres camposantos parroquiales, y est¨¢n saturados. La demanda es tanta que el Ayuntamiento acaba de aprobar la construcci¨®n del primer cementerio municipal. El alcalde, Manuel Prado, dice que espera inaugurar la primera fase este a?o, y que buena parte de ella se dedicar¨¢ a cubrir las solicitudes de los vecinos que est¨¢n fuera. Hay, de momento, unas 200 peticiones anotadas, algunas procedentes de Vigo o Santiago, pero la inmensa mayor¨ªa del otro lado del Atl¨¢ntico. El consistorio planea informar a los centros gallegos desperdigados por Latinoam¨¦rica para que nadie se quede sin saberlo.
En la base de datos de este cementerio planificado por ahora para 683 difuntos, hay quien quiere nichos para asegurarse el descanso eterno en el futuro y quien est¨¢ pidiendo plaza para familiares que fallecieron hace tiempo. Sus cuerpos tuvieron que ser enterrados en la emigraci¨®n o lograron hacerlo aqu¨ª, pero en tumbas prestadas.
Tanto en Beariz como en Avi¨®n, el municipio de al lado (paradigma del ¨¦xito emigrante, con residentes estivales como los V¨¢zquez Ra?a, que se han tra¨ªdo al multimillonario Carlos Slim para compartir con ellos el chal¨¦), los que marcharon lo hicieron en sucesivas oleadas y muchos tienen all¨¢ hijos y nietos. Pero eso no ha bastado para arrancar sus ra¨ªces gallegas. Ni impide que, m¨¢s o menos desde que cumplen los 70, alarguen cada vez m¨¢s aqu¨ª, en sus confortables residencias, unas vacaciones que ya no son de verano, sino de medio a?o. Por eso tambi¨¦n quieren enterrarse, y asegurarse varias plazas para todos sus muertos.
El Ayuntamiento lleva casi seis a?os con el plan, para la Administraci¨®n local todo un proyecto estrella de m¨¢s de medio mill¨®n de euros, en un municipio tan rico (por la prosperidad importada de algunos de los que est¨¢n fuera) como envejecido. La traves¨ªa burocr¨¢tica se fue alargando, y ahora que cuenta con todos los permisos y con los 6.000 metros cuadrados de terreno cerca de la iglesia del pueblo, seg¨²n el alcalde al gobierno municipal del PP solo le falta decidir si lo construye y gestiona ¨¦l mismo o si convoca un concurso p¨²blico para que se encargue una concesionaria.
Despu¨¦s de la primera fase, el cementerio ir¨¢ creciendo con enterramientos verticales y subterr¨¢neos ¡°en funci¨®n de la demanda¡±. Y cuanto m¨¢s tarde lleguen de vuelta en su ¨²ltimo viaje de ultramar esos vecinos de Beariz que viven en M¨¦xico, tanto mejor. Porque la gente de este municipio ya ha visto demasiadas muertes prematuras que no ten¨ªan que haber sido. La n¨®mina comarcal de emigrantes asesinados en Venezuela o M¨¦xico sobrepasa de largo la decena, aunque el alcalde dice que ¡°son mucho m¨¢s comunes los secuestros¡± y que estos ¡°no solo¡± golpean a las familias m¨¢s ricas.
¡°Hay muchos secuestros que jam¨¢s salen en los medios de comunicaci¨®n¡±, comenta Manuel Prado. ¡°Aqu¨ª, en Beariz, nos enteramos en el 99% de las ocasiones a trav¨¦s de los parientes, y seguimos la evoluci¨®n de cada caso muy preocupados, pero tratando de llevarlos con la m¨¢xima discreci¨®n y cautela¡±. ¡°Son secuestros muy duros, muy violentos. Aunque los vecinos que viven all¨ª ya est¨¢n habituados¡±, asegura. Marcharon para trabajar hace mucho m¨¢s de medio siglo; otros ¡°hace 30 a?os¡±; algunos, incluso, ¡°hace 10¡±; y no les queda ¡°m¨¢s remedio que aprender y adaptarse¡± a esa forma de vivir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.