Por favor, no te dejes la piel
En pol¨ªtica se oyen con frecuencia frases solemnes que parecen grandes convicciones pero que solo son obviedades
Hace tiempo que voy detr¨¢s de una frase que se ha convertido en una especie de mantra soluciona todo. Intento averiguar qu¨¦ se quiere conseguir invoc¨¢ndola hasta el hast¨ªo. Yo, a falta de otra explicaci¨®n, la interpreto como una consigna. O, tambi¨¦n podr¨ªa ser, como una voluntarista autoexigencia. Sabemos que hay obviedades que son inevitables, como algunas preposiciones cient¨ªficas. Que vivimos y funcionamos con ellas. Cuando, por ejemplo, Johan Cruyff afirm¨®, ya hace muchos a?os, que para ganar un partido es indispensable tener el bal¨®n, todo el mundo se qued¨® patitieso. Era una obviedad. Entonces la obviedad alcanz¨® rango inexplicable cuando el holand¨¦s complet¨® su teor¨ªa ense?ando que si t¨² tienes el bal¨®n el contrario no lo tiene. Y si el contrario no lo tiene, para ¨¦l se torci¨® el partido. Con esta clara obviedad, Cruyff gan¨® t¨ªtulos y prestigio. As¨ª que ojo con algunas obviedades.
Hace un tiempo, durante una larga sobremesa (esas que tanto molestan a Quim Monz¨® con absoluta raz¨®n), unos amigos nos pusimos a discernir si una declaraci¨®n como ¡°yo me met¨ª en pol¨ªtica para forrarme¡± era o no una obviedad. Yo, misericordioso con el adversario ideol¨®gico, dije que no ten¨ªa por qu¨¦ serlo, por m¨¢s que quien la profiriera fuera del Partido Popular. Un compa?ero de mesa aleg¨® que precisamente por eso era una obviedad. Qu¨¦ se pod¨ªa esperar de un pol¨ªtico del PP. O del PSOE, agregu¨¦ tratando de ser lo m¨¢s imparcial y justo posible. Nadie se mete en pol¨ªtica para forrarse.
Tiendo a pensar que un pol¨ªtico, sea del partido que sea y defienda la ideolog¨ªa que defienda, al entrar en pol¨ªtica lo hace para comprometerse con una idea de sociedad y de gesti¨®n de la cosa p¨²blica, pero que un d¨ªa se encuentra con la oportunidad de agregar a su patrimonio una segunda residencia o un coche de post¨ªn, contrayendo esa enfermedad tan contempor¨¢nea de acumular riquezas. Empiezan t¨ªmidamente con una segunda vivienda de veraneo, adem¨¢s de la que tienen en la ciudad, y terminan a la larga forr¨¢ndose, con la colaboraci¨®n de otros que seguramente en principio no entraron en pol¨ªtica para lo mismo, pero que al final terminaron tambi¨¦n cayendo en la misma miseria ¨¦tica.
Pero vayamos a lo que realmente me preocupa. La frase a la que me refer¨ªa es la tan mentada ¡°me dejar¨¦ la piel¡±. En el mundo futbol¨ªstico es muy habitual escucharla en boca de algunos cracs. Cuando a un equipo el agua del descenso le llega al cuello, sus integrantes suelen conjurarse acudiendo al latiguillo. Pero donde nunca cre¨ª que iba a escucharla era en boca de pol¨ªticos, a quienes o¨ª proclamarla sin el m¨¢s m¨ªnimo rubor. La primera vez se la escuch¨¦ a la entonces reci¨¦n nombrada ministra de la Vivienda con el gobierno de Zapatero, Carme Chac¨®n. Y exactamente el 10 de enero, a Carles Puigdemont en su discurso de investidura. ¡°Prometo que me dejar¨¦ la piel para culminar el proceso¡±.
Dejarse la piel en cualquier situaci¨®n es de esas obviedades tan flagrantes, que solo escucharlas ya se me ponen los pelos de punta. ?Me creer¨ªa el lector si yo le dijera que el art¨ªculo que tiene a bien estar leyendo fue escrito dej¨¢ndome la piel en su redacci¨®n? No deber¨ªa creerme, porque para escribir un art¨ªculo solo hay que saber escribir correctamente y saber de lo que se escribe, te dejes la piel o no. Si con dejarse la piel se quiere indicar que hagas lo que hagas, ya sea como articulista, como ministro o presidente de la Generalitat, lo tienes que hacer con sentido de la responsabilidad y profesionalidad, entonces no hay duda de que estamos ante una obviedad tan grande como una casa.
A juzgar por lo que dej¨® en su ministerio, de Carme Chac¨®n como gestora nos queda la convicci¨®n de que acudir a la ret¨®rica voluntarista con mantras como el que esgrimi¨®, no basta. Yo no tengo la m¨¢s m¨ªnima duda de que intent¨® hacerlo lo mejor posible, aunque todos sabemos que durante su gesti¨®n se puso en marcha una muy discutible ley de desahucio, la Ley 19/2009 de 23 de noviembre, de medidas de fomento y agilizaci¨®n procesal del alquiler y de la eficiencia energ¨¦tica de los edificios.
Yo no me dejar¨ªa la piel con tanta alegr¨ªa. Ya ser¨ªa bastante cumplir con la gente que nos vota. Y sobre todo, por elemental respeto ¨¦tico, con las que no nos vota.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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