Vila-Matas, Doctor Watson del arte
El escritor narra sus ¡°felices equ¨ªvocos creativos¡± con la artista visual francesa Dominique Gonzalez-Foerster en la ¡°novela sin g¨¦nero¡± ¡®Marienbad el¨¦ctrico¡¯
Persuadido desde hace unos pocos a?os de que en el arte encuentra su ¡°supervivencia an¨ªmica, me ayuda a salvarme de mis mundos literarios¡± y de que ¡°una pieza art¨ªstica contempor¨¢nea aparentemente absurda siempre me abre puertas¡±, solo le faltaba a Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) uno de esos azares que tanto pueblan su vida, ergo su obra: coincidir el 24 de noviembre de 2007 en el mismo instante en la recepci¨®n de un hotel de Granada con la artista visual francesa Dominique Gonzalez-Foerster (Estrasburgo, 1965), a quien no conoc¨ªa personalmente y que deb¨ªa intervenir como ¨¦l en un acto de la Fundaci¨®n Garc¨ªa Lorca. Arranc¨® ah¨ª una serie de ¡°felices equ¨ªvocos creativos y sucesivos¡±, intercambios de ideas e influencias mutuas en las que el escritor cre¨ªa interpretar que la artista le daba pistas de futuras instalaciones o encargos para posibles trabajos conjuntos que ¨¦l, que como si se tratara del Doctor Watson sherlockiano, investigaba ansioso, ampliaba y compart¨ªa. El resultado literario, encargo de la editora francesa Dominique Bourgois que sab¨ªa de esa amistad, es Marienbad el¨¦ctrico (Seix Barral), ¡°un libro feliz, una novela ins¨®lita que tambi¨¦n puede ser una instalaci¨®n, un texto de cat¨¢logo, un ensayo o un poema¡ o quiz¨¢ una novela ¨²nica, sin g¨¦nero¡±, juega el propio autor.
¡°No aburrido todav¨ªa de ser tan complicado¡±, Vila-Matas medio institucionaliz¨® con Gonz¨¢lez-Foerster encuentros en un caf¨¦ de Par¨ªs, el Bonaparte, donde en conversaci¨®n con ella (una, en franc¨¦s; otro, en castellano) admite que ¡°me sent¨ªa siempre de otro lugar¡±, disfrutaba de ¡°su ambig¨¹edad, sus zonas nebulosas¡±, notables en una artista que basa buena parte de sus intervenciones en el mundo literario y ella misma es ¡°ambigua escritora de novelas¡±. La intersecci¨®n se explica pronto: comparten t¨¦cnicas parejas (sinapsis, reutilizaci¨®n de materiales producidos, traslado de partes de la obra de uno a lugares inesperados¡). Y por el camino, cruces de nombres y referencias: Perec, Borges, Barthes, Sebald, Robbe-Grillet, Bioy Casares, el Tristram Shandy de Sterne¡
¡°Cada vez que nos encontramos surge una instalaci¨®n o casi estamos haciendo arte¡±, aventura Vila-Matas. Un ejemplo: en Dublinesca (2010), donde escribe sobre el apocalipsis de la literatura, se cruza un fragmento de una descripci¨®n que ella le hizo de una de las propuestas que la artista estaba ultimando en esa precisa ¨¦poca sobre el fin del mundo y el diluvio¡ A la inversa, para una intervenci¨®n en el Palacio de Cristal de Madrid, el escritor cont¨® a Gonzalez-Foerster que en lo que ella iba a convertir en una habitaci¨®n ¨²nica podr¨ªa estar Rimbaud, al que Vila-Matas cre¨ªa haber visto una vez en el puente de las Artes de Par¨ªs. ¡°Los escritores muertos regresan sin ser vistos¡¡±, se justifica el escritor. Ella no lo incorpor¨®. ¡°Bueno, siempre creo que en sus instalaciones habr¨¢ mucho de lo m¨ªo , pero luego no hay casi nada... Sin embargo, ahora ella aparece mucho en sus instalaciones¡±. En el libro, hay un gui?o a ello: en la portada sale una figura vestida de alpaca a lo Klaus Kinski en el filme Fitzcarraldo, cuando en realidad es la propia artista. Vila-Matas admite en el texto que una vez se disfraz¨® de Marlene Dietrich en casa de Marguerite Duras¡
Cada vez que nos encontramos surge una instalaci¨®n o casi estamos haciendo arte", asegura el escritor
De apenas poco m¨¢s de un centenar de p¨¢ginas y con unos extra?os apuntes finales (¡°me encanta leer las notas de los libros, con las del Tristram Shandy que tradujo Javier Mar¨ªas disfrut¨¦ mucho¡ Ese libro es la demostraci¨®n de que la novela hoy solo ha dado el 10% de lo que puede ofrecer el g¨¦nero¡±), cree que ¡°a lo mejor¡± Marienbad el¨¦ctrico, su primer t¨ªtulo tras recibir el a?o pasado el premio Rulfo de la Feria del Libro de Guadalajara, es una especie de ¡°libro program¨¢tico¡± suyo en tanto ¡°tiene la esencia de uno; salvando todas las distancias, es el equivalente de Un pedigr¨ª de Patrick Modiano¡±.
Convencido como su amiga de que el arte es hoy ¡°la ¨²nica forma de actividad por la que el hombre como tal se manifiesta como verdadero individuo; el arte es una fe y podr¨ªa sustituir a todos los centros de la vida que tenemos¡±, habr¨¢ en breve en ese ¨¢mbito otro cruce entre ambos, cuando en una pr¨®xima intervenci¨®n en el museo de D¨¹sseldorf Gonz¨¢lez-Foerster juegue con el cuadro El pr¨ªncipe negro, de Paul Klee y un viejo cuento de Vila-Matas, Rosa Schwarzer vuelve a la vida (de Suicidios ejemplares), en el que aparece ese lienzo. Pero tras su encuentro con Miquel Barcel¨® convertido en documental cinematogr¨¢fico por Emilio Manzano, este libro y su anterior Kassel no invita a la l¨®gica (fruto de su participaci¨®n como artista en la Documenta de Kassel de 2012), admite que quiere ¡°romper un poco con el arte¡± y trabaja ¡°en un libro de ficci¨®n¡±.
Ambos comparten t¨¦cnicas parejas: sinapsis, reutilizaci¨®n de materiales producidos, traslado de partes de la obra de uno a lugares inesperados...
El t¨ªtulo de Marienbad el¨¦ctrico es, tambi¨¦n, una forma de arte: evoca El a?o pasado en Marienbad, pel¨ªcula de Alain Resnais basada en la novela La invenci¨®n de Morel, de Adolfo Bioy Casares, con guion de Robbe-Grillet y que ¡°influy¨® decisivamente en mi fascinaci¨®n por el cine incomprensible: con 15 a?os la vi diversas veces, de manera fragmentaria, en el Savoy de mi barrio, obsesionado al pensar que si no la entend¨ªa era porque no era lo suficientemente inteligente¡ Hoy, el cine y el arte que no entiendo me permiten abrirme a interpretaciones distintas¡±. La otra referencia se la hizo a Gonz¨¢lez-Foerster para su exposici¨®n en la Tate londinense, cuando le sugiri¨® que incorporara una banda que tocara piezas a caballo entre el jazz y una m¨²sica del futuro: Marienbad el¨¦ctrico. ¡°Marienbad tiene algo de balneario del XIX y lo el¨¦ctrico, del XXI, como cuando Dylan pas¨® del folk a la m¨²sica el¨¦ctrica y sus fans le insultaron. Dylan les contest¨®: ¡®?Qu¨¦ pasa, es que le¨¦is los diarios de ayer?¡¯. Fant¨¢stica respuesta¡ Nada es incomprensible del todo¡±.
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