Ciudadanos baja el tono para expandirse en la Catalu?a interior
El partido deja de centrarse en el catal¨¢n para buscar nuevos votantes
In¨¦s Arrimadas, l¨ªder catalana de Ciudadanos, ha vivido durante su corta carrera pol¨ªtica dentro de las fronteras del ¨¢rea metropolitana de Barcelona. Desde ah¨ª, como su partido, ha cuestionado el uso del catal¨¢n en el espacio p¨²blico y ha criticado a ultranza el modelo de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en el sistema educativo, su m¨¢ximo leitmotiv pol¨ªtico hasta ahora. Ahora, el partido baja el tono, y sin cambiar sus ideas, suaviza el discurso para salir del extrarradio de la capital, donde tiene su caladero de votos.
La direcci¨®n catalana de la formaci¨®n ha viajado estas semanas desde Vielha (Vall d'Aran) hasta las Terras del Ebre, pasando por Girona y Lleida. El s¨¢bado Arrimadas estuvo en Puigcerd¨¤ (Cerdanya), y ya est¨¢ prevista una visita a La Seu d'Urgell (Alt Urgell). El equipo de la jefa de la oposici¨®n en Catalu?a intenta que tenga la mayor presencia posible en esas incursiones, la que le permite la agenda.
Hasta las elecciones del 27-S, la mayor¨ªa catalanohablante del interior jam¨¢s hab¨ªa visto en la formaci¨®n un instrumento ¨²til a sus intereses. En esos comicios, Ciudadanos se convirti¨® en l¨ªder de la oposici¨®n con 25 diputados y pas¨® a tener por primera vez representantes en Girona y Lleida, pero su implantaci¨®n sigue siendo minoritaria en comarcas. La p¨¦rdida de casi 250.000 votos tan solo dos meses despu¨¦s, en las elecciones generales del 20-D, lanz¨® un mensaje al partido: o se asienta en el territorio, o una nueva convocatoria imprevista le podr¨ªa colocar de nuevo en la irrelevancia. La formaci¨®n admite que ya tiene el votante urbano y la ¨²nica forma de crecer es por esa v¨ªa.
Carlos Carrizosa, portavoz del grupo parlamentario, no lo ve como un cambio. "Es una evoluci¨®n natural", dice. Los dirigentes admiten que necesitaban dejar de cuestionar el catal¨¢n para ampliar su electorado por el resto de Catalu?a. "No puedes estar con un mensaje un¨ªvoco en cosas que no son prioritarias para la sociedad", explica. La estrategia de salir de Barcelona tambi¨¦n le sirve para afianzar los grupos locales que consiguieron en las elecciones municipales de mayo en sitios en los que nunca estuvieron. "Nuestra nueva posici¨®n nos obliga a articularnos en el territorio. A tener presencia para que la gente vea en esos sitios que su vecino o su conocido se acerca a la carpa del partido y no pasa nada", a?ade.
Cuando Ciudadanos se present¨® como partido en septiembre de 2006, uno de sus impulsores iniciales, el dramaturgo Albert Boadella llam¨® "capullos" a "los pol¨ªticos catalanes". Con un discurso duro, Albert Rivera, presidente de la formaci¨®n, ha sido durante sus nueve a?os de historia pol¨ªtica el martillo contra el soberanismo que ha hecho temblar al PP a costa de quitarle votos. Los electores m¨¢s espa?olistas, admiten los populares, nunca perdonaron al Gobierno de Rajoy la imagen de miles de personas votando en la consulta de 2014 y Ciudadanos recogi¨® ese descontento. Se centr¨® en el discurso identitario y organiz¨® junto con otras entidades y el PP movilizaciones ¡ªsiempre mucho menos numerosas que las independentistas¡ª por la unidad de Espa?a. Rivera se fondeaba en televisiones y tertulias de todo cu?o, incluyendo televisiones de extrema derecha. Entonces, ten¨ªan que hacerse visibles y crear un hueco en el electorado, reconocen fuentes de la formaci¨®n.
En las dos primeras legislaturas sus iniciativas en el Parlament se centraron en luchar contra la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en la escuela, los consejos comarcales, el Consejo Audiovisual de Catalu?a y los medios p¨²blicos. "Es lo que siempre han destacado de nosotros", se excusa Carrizosa. Rivera consigui¨® en 2008 que los diputados de Esquerra aplaudieran al entonces presidente socialista Jos¨¦ Montilla ¡ªalgo poco frecuente aunque compartieran Gobierno¡ª, que defendi¨® que el castellano no est¨¢ amenazado en una intervenci¨®n. Su perfil de votante, urbano, estaba claramente concentrado seg¨²n los estudios demosc¨®picos: exsocialistas o expopulares castellanohablantes, j¨®venes de ciudades como Hospitalet de Llobregat, Badalona, Cornell¨¢ o Castelldefels.
Sin embargo, en las dos ¨²ltimas campa?as, tras su salto a nivel nacional, el partido baj¨® el tono de ese discurso y no hizo ning¨²n tipo de aspaviento ¡ªen la primera campa?a Rivera se presentaba desnudo en el cartel electoral¡ª. De hecho, la formaci¨®n apost¨® m¨¢s por la presencia de sus candidatos en la televisi¨®n que por los m¨ªtines o actos.
El partido se resiste, eso s¨ª, a admitir que su pol¨ªtica vaya a cambiar. En lo que va de legislatura el grupo parlamentario ya ha presentado una moci¨®n sobre la unidad de Espa?a y ha criticado el nombramiento de Sa¨¹l Gordillo como director de Catalunya R¨¤dio. In¨¦s Arrimadas adem¨¢s ha valorado el pacto en Madrid con el PSOE como un hecho positivo para resolver el encaje territorial de Catalu?a, ya que blinda que en la legislatura no haya ning¨²n refer¨¦ndum y conf¨ªa todo a una reforma del modelo de financiaci¨®n por definir. El partido tambi¨¦n ha destacado que el acuerdo garantizar¨¢ la presencia del castellano en las escuelas catalanas.
Es decir, las l¨ªneas ideol¨®gicas del partido siguen siendo las mismas, lo que cambian son las formas, obligados por la amenaza electoral. El resto de intervenciones de los diputados se han ido ampliando hasta tocar temas en los que han conseguido consensuar iniciativas con todos los grupos. El tono del debate en general ha bajado incluso con los independentistas. En su reuni¨®n oficial con Carles Puigdemont, Arrimadas mostr¨® una sinton¨ªa que hubiera sido impensable entre Rivera y Mas.
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