La memoria inc¨®moda de Barcelona
Una ruta explica la historia del esclavismo en la ciudad y de sus nombres propios
Ruta del modernismo, ruta romana, ruta Gaud¨ª, ruta Picasso, de Historia. Barcelona tiene un buen pu?ado de rutas a las que hoy se les ha sumado una particular porque, a diferencia de la mayor¨ªa, se para en lo que podr¨ªa considerarse una memoria inc¨®moda: la ruta del esclavismo, con dos periodos definidos, el de la Edad Media y el de siglo XIX. La ruta la realiza la Asociaci¨®n Conocer la Historia que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y el Observatorio Europeo de Memorias.
El recorrido tiene dos nombres propios: Joan G¨¹ell y Antonio L¨®pez, dos destacados empresarios y prohombres de la sociedad catalana del siglo XIX ampliamente representados en la ciudad de Barcelona, con nombres de calles, monumentos y edificios que fueron construidos por ellos y que han llegado hasta nuestros d¨ªas. La primera parada de la ruta es el monumento de Joan G¨¹ell, casi en el cruce de Gran Via con Rambla de Catalunya, cuyo original ocupaba la intersecci¨®n de esas calles en 1888, cuando Barcelona organiz¨® la Exposici¨®n Universal y emprendi¨® la urbanizaci¨®n del Eixample. Destruida en la guerra civil, en 1941, el escultor Frederic Mar¨¦s realiz¨® la copia actual, como tambi¨¦n hizo lo mismo con la de Antonio L¨®pez en la plaza del mismo nombre y la retirada de la Victoria en Diagonal con Paseo de Gr¨¤cia.
¡°No hay datos que determinen su enriquecimiento con el tr¨¢fico de esclavos¡±, explicaba a pie de la estatua de G¨¹ell Oriol L¨®pez, miembro de la Asociaci¨®n Conocer la Historia. Sin embargo, a?adi¨® que son bastantes los historiadores que apuntan que G¨¹ell, como otros potentes comerciantes y hombres de negocios de la ¨¦poca, interven¨ªan en lo que se denomin¨® el ¡°comercio triangular¡± que se estableci¨® entre Europa, los negreros en las costas africanas ¨C que eran los que los capturaban- y Am¨¦rica del Norte donde se utilizaban como esclavos en las plantaciones. En Barcelona se construyeron algunos nav¨ªos negreros, aunque eran Santander y C¨¢diz las capitales de los astilleros de barcos que se botaban exclusivamente para el tr¨¢fico de personas. Concejal de Barcelona, impulsor de la primera l¨ªnea f¨¦rrea y de la transformaci¨®n del puerto y una de las fortunas acumuladas por el comercio colonial, a G¨¹ell ¨Cpadre de Eusebi G¨¹ell, el mecenas de Gaud¨ª- los autores de la ruta lo vinculan a la inc¨®moda memoria de la esclavitud como ¡°financiador¡± de algunas de las expediciones.
La segunda parada es Plaza de Catalunya porque all¨ª se organizaron algunas manifestaciones abolicionistas de la esclavitud en el siglo XIX, aunque ese movimiento ten¨ªa su centro neur¨¢lgico en Inglaterra. Existe constancia de una manifestaci¨®n que sali¨® de esa plaza en 1872 en la que se involucr¨® otro personaje singular: Clotilde Cerd¨¤, hija del arquitecto-padre del Eixample, Ildefons Cerd¨¤. El actual hotel 1898, en la Rambla, es la tercera parada de la ruta como ejemplo de la arquitectura colonial del que fue la sede de Tabaco de Filipinas, fundada por Antonio L¨®pez, el mismo hombre de negocios que, a la vuelta de sus negocios en Filipinas, construy¨® el Palau Moja para convertirla en su residencia y otra de las paradas de la ruta.
La avenida de la Catedral es la quinta y sirve para recordar el pasado esclavista de la ciudad en la Edad Media, cuando se calcula que el 10% de la poblaci¨®n eran esclavos, seg¨²n un dato que remonta al a?o 1424, cuando el esclavo estaba completamente ¡°regularizado¡± en la vida social y econ¨®mica ¡°hasta el punto de que se realquilaban, para descargar en el puerto los hombres y las mujeres como amas de cr¨ªa, la autoridad municipal certificaba las ventas y exist¨ªa un seguro de las eventuales fugas de esclavos¡±, apuntaba L¨®pez en el recorrido que tambi¨¦n se detiene en la plaza de Sant Jaume y en la del Rei y tiene otro punto destacado en la ruta, como muestra de la arquitectura colonial, en el actual hotel BHC Hotel Colinial de Via Laietana y que fue la sede del Banco Hispano Colonial en 1876 por impulso de Antonio L¨®pez. Muy cerca de la plaza y la estatua que la ciudad dedic¨® al que fue uno de los prohombres del siglo XIX y negrero al que se le apod¨® con el sobrenombre de ¡°el negro domingo¡±. Como G¨¹ell, naci¨® en una familia humilde y cruz¨® el Atl¨¢ntico para probar fortuna. Y lo consigui¨®: fund¨® la compa?¨ªa Transatl¨¢ntica ¨Cen algunos de sus barcos se hacinaban los esclavos que sal¨ªan de las costas africanas hacia Am¨¦rica-, la compa?¨ªa Tabacos de Filipinas y el citado banco y fue reconocido como Marqu¨¦s de Comillas en 1878.
Inmersa en plena revisi¨®n de su nomencl¨¢tor y monumentos en el espacio p¨²blico, a Barcelona se le podr¨ªa plantear tambi¨¦n qu¨¦ hacer con esa memoria inc¨®moda de su pasado colonial relacionado con el tr¨¢fico de personas. ¡°En todas las ciudades se encuentran trazos de su historia. Los edificios que nos llegan de otras ¨¦pocas tienen ahora otras vidas. Y eso es interesante. Entiendo que no se tiene que eliminar la memoria de esos tiempos porque ser¨ªa lo mismo que borrar la memoria de las ciudades. Lo que hay que hacer es complementarlo con informaci¨®n que aporte m¨¢s datos¡±, explicaba el profesor Julian Bonder, al final del recorrido, precisamente en la plaza de Antonio L¨®pez, una en las que el Ayuntamiento se ha propuesto actuar y contextualizar la figura del ¡°negro domingo¡±.
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