La hija rebelde de Stalin
Una novela narra la vida de Svetlana Alil¨²yeva, la heredera predilecta del dictador, que huy¨® de la URSS y se exili¨® en EE UU
Cuando era peque?a, Svetlana Alil¨²yeva ten¨ªa una relaci¨®n cari?osa con su padre. ?l la llamaba ¡°mi peque?o gorri¨®n¡± y jugaba a obedecer las ¨®rdenes que la ni?a le escrib¨ªa en notitas. M¨¢s tarde, cuando ¨¦l mand¨® al gulag a su primer amor adolescente, todo se torci¨®; Alil¨²yeva empezaba a vislumbrar la otra cara de su progenitor, I¨®sif Stalin, de quien acabar¨ªa renegando de adulta ante la prensa de la superpotencia enemiga.
Con la novela Las rosas de Stalin (Galaxia Gutenberg, 2016), la escritora checa Monika Zgustova relata la vida de Alil¨²yeva, hija predilecta del d¨¦spota sovi¨¦tico, que se exili¨® en los Estados Unidos en 1967 convirti¨¦ndose en carne de ca?¨®n propagand¨ªstica en plena Guerra Fr¨ªa. ¡°Era una mujer rebelde e insumisa, ten¨ªa dentro todas esas contradicciones que eran una bomba de relojer¨ªa¡±, dice Zgustova (Praga, 1957), afincada en Sitges, quien convers¨® con muchos conocidos de Alil¨²yeva cuando se documentaba para el libro.
Zgustova, cuya familia huy¨® del r¨¦gimen comunista checo en los setenta, encontr¨® coincidencias entre su vida y la de Alil¨²yeva. ¡°Un d¨ªa vi sus libros en una librer¨ªa de viejo en Nueva York. Los le¨ª en el avi¨®n y qued¨¦ absolutamente obsesionada¡±, explica. Como los padres de Zgustova, la hija de Stalin pidi¨® refugio pol¨ªtico en la embajada estadounidense de Nueva Delhi, donde hab¨ªa viajado para esparcir en el Ganges las cenizas de su amante indio (las autoridades sovi¨¦ticas no les permitieron casarse por ser ¨¦l extranjero).
Era la primera vez que sal¨ªa de la URSS y no pudo con la idea de volver a su pa¨ªs, donde era controlada al mil¨ªmetro. Se escabull¨® de los c¨®nsules rusos y emigr¨®, causando una bomba medi¨¢tica en Occidente. La vida de Alil¨²yeva, quien siempre aspir¨® sin ¨¦xito a la normalidad, estuvo marcada tanto por la geopol¨ªtica global como por la sombra paterna. ¡°A trav¨¦s de Svetlana descubr¨ª a un Stalin peor que el que conoc¨ªa antes¡±, revela la escritora. ¡°Era una persona profundamente vengativa, sanguinaria y cruel con su propia familia y amigos¡±. Es sabido que se deshizo de muchos familiares mand¨¢ndoles a trabajos forzados o al fusilamiento.
En la novela, Alil¨²yeva rememora c¨®mo el suicidio de su madre influy¨® en las pol¨ªticas de Stalin, que se volvieron todav¨ªa m¨¢s implacables ¡°despu¨¦s de la muerte de la ¨²nica compa?era que hab¨ªa tenido¡±.
Alil¨²yeva dej¨® en Mosc¨² a dos hijos, uno de los cuales reneg¨® de ella para siempre. Ese fue uno de los muchos hechos que afectaron su maltrecho equilibrio emocional. ¡°Que una mujer abandone a sus hijos es siempre tab¨², pero sus ansias de libertad eran tan grandes que les sacrific¨®¡±. A¨²n as¨ª, la libertad le quedaba grande: ¡°Una vez la consigui¨®, no la pod¨ªa soportar¡±. En Estados Unidos pas¨® de ser vigilada por el KGB a ser espiada por la CIA, adem¨¢s de descubrir con horror que la prensa no ten¨ªa intenci¨®n de dejarla en paz. ¡°Ni siquiera en Am¨¦rica consigui¨® lo que siempre hab¨ªa deseado: vivir como una persona an¨®nima, y no como un s¨ªmbolo¡±, concluye Zgustova. ¡°Se transform¨® en una mujer occidental, pero nunca lleg¨® a tener la paz interior. Fue una v¨ªctima de su padre, de la sociedad y de s¨ª misma¡±.
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