¡®13, Rue del Percebe¡¯, inmueble rehabilitado
Una edici¨®n integral con las 324 p¨¢ginas del famoso c¨®mic publicado entre 1961 y 1968 celebra los 80 a?os de su creador, Francisco Ib¨¢?ez
"El colmado ser¨ªa una gran superficie, y la porter¨ªa no existir¨ªa, sustituida por una oficia de banco; en la alcantarilla y el ascensor habr¨ªa okupas; en la buhardilla estar¨ªa aporreando gente del Ayuntamiento reclamando el cobro de impuestos; los ni?os, en vez de cuatro, ser¨ªan una decena porque todos vivir¨ªan con los abuelos y el caco, uno de esos banqueros de las preferentes¡ Pero, en el fondo, ser¨ªa lo mismo y yo tendr¨ªa los mismos problemas para llenar esos agujeritos¡±. Tiene raz¨®n Francisco Ib¨¢?ez (Barcelona, 15 de marzo de 1936). Han cambiado las formas y el dise?o, pero Espa?a no est¨¢ hoy mucho m¨¢s lejos que la que reflejaba ¨¦l el 6 de marzo de 1961 cuando estrenaba en la revista Tio Vivo su primer 13, Rue del Percebe, sin duda una de sus creaciones m¨¢s celebradas junto a la del d¨²o Mortadelo y Filem¨®n. Uno de los grandes mitos de la historieta espa?ola ve ahora rehabilitado su edificio con una edici¨®n especial integral que re¨²ne las 342 historias que realiz¨®, ¡°en un trabajo de remero de galeras¡± seg¨²n el propio Ib¨¢?ez, entre ese 1961 y 1968. Un lujoso homenaje (gran formato, lomo de tela, papel estucado, remasterizaci¨®n de colores, nueva rotulaci¨®n de textos, antes de tipograf¨ªa de m¨¢quina de escribir; total: 30 euros) con el que Ediciones B celebra los 80 a?os del dibujante, que cumpli¨® ayer.
Al dibujante le salieron casi arquetipos de una Espa?a a¨²n muy gris donde el s¨¢lvese quien pueda, la piller¨ªa, cierta miseria y la chapuza imperaban
¡°Siempre est¨¢bamos buscando palabras estrafalarias; no s¨¦ si RAF ya la hab¨ªa utilizado eso de percebe; y quiz¨¢ lo de hacer algo con gente a la que se ve dentro de una casa lo dibuj¨® una vez V¨¢zquez, no lo s¨¦, yo no invent¨¦ nada¡ Quiz¨¢ mi aportaci¨®n fue que se tratara de todo un edificio; en definitiva, quer¨ªan que hici¨¦ramos algo distinto para llenar una p¨¢gina y sali¨® esto¡±, rememora modesto Ib¨¢?ez los inicios de 13, Rue del Percebe. Alg¨²n vecino real suyo le pareci¨® verse reflejado, pero no. Se fue inventado los tipos. Y le salieron casi arquetipos de una Espa?a a¨²n muy gris donde el s¨¢lvese quien pueda, la piller¨ªa, cierta miseria y la chapuza imperaban. Ah¨ª estaba el tendero Don Sen¨¦n, aut¨¦ntico artista en lo de estafar a sus clientes; el veterinario de muy dudosa profesionalidad (como casi todos los inquilinos en su tareas); Ceferino, un ladr¨®n incompetente; don Hur¨®n, el trajeado inquilino de la alcantarilla; la due?a de la pensi¨®n, especialista en apretujar a sus hu¨¦spedes como sardinas en los sitios m¨¢s inveros¨ªmiles (¡°no saben c¨®mo estaba entonces eso de los realquilados¡±, rememora hoy el dibujante); la cuadrilla de hermanitos gamberros que ahuyentan (o torturan) a todos los pretendientes de su atractiva t¨ªa¡ La fauna dio hasta para que la censura se metiera en el edificio: Ib¨¢?ez tuvo que dejar de dibujar al cient¨ªfico loco cuyas criaturas aterrorizaban a los inquilinos porque ¡°el don de la creaci¨®n solo lo tiene el Alt¨ªsimo¡±, recuerda de la nota oficial. Lo sustituy¨® por un desastroso sastre. ¡°Dibujaba con un ojo en el folio y otro en censura, m¨¢s que nada porque con tanto trabajo era impensable tener que repetirlo todo si te lo prohib¨ªan¡±, confiesa.
Ib¨¢?ez echa a todos los inquilinos de menos, pero en especial a Manolo el moroso, el de la buhardilla, homenaje a su compa?ero V¨¢zquez, y a Don Hur¨®n ¡°porque era facil¨ªsimo hacerlo: asom¨¢ndose a la alcantarilla y basta¡±. Aqu¨ª empezaron los males del inmueble: 11 inquilinos y casi una quincena de historias matadas en un espacio min¨²sculo cada semana. ¡°Eso era como subir el Everest¡±, recuerda. El mismo sistema de trabajo estajanovista imperante en Bruguera acab¨® derribando el edificio. ¡°Cada semana yo ten¨ªa que hacer un Mortadelo y Filem¨®n, un Rompetechos, un 13, Rue del Percebe, un Pepe Gotera y Otilio y un Don Pedrito, el mu?eco de las bodegas Fundador que le gustaba mucho a Francisco Bruguera, quien compr¨® los derechos de imagen para hacer unas historietas en papel que me cayeron a m¨ª¡ Cuando empezaron a venir cartas y cartas pidiendo m¨¢s mortadelos, consegu¨ª librarme de lo que m¨¢s trabajo me daba y eso era 13, Rue del Percebe¡±. Solo para un volumen especial de la serie Super Humor, en 2002 (que cierra el volumen), volvi¨® a coger el l¨¢piz para reanimarlos.
Pasan los a?os, pero el dibujante sigue trabajando hoy ¡°exactamente igual que hace 30 ¨® 40 a?os¡±. O poco le falta: salen al mercado dos aventuras de Mortadelo y Filem¨®n cada a?o de media: en 2015, por ejemplo, El Tesorero y ?Elecciones! Dos exitazos: de cada uno se vendieron m¨¢s de 100.000 ejemplares. Desde que el fondo de Bruguera pas¨® a manos de Ediciones B (1988), Ib¨¢?ez lleva vendidos m¨¢s de 30 millones de sus historietas. Y ya ha entregado la infalible aventura ol¨ªmpica, este a?o en R¨ªo de Janeiro: ¡°Eso se ha de publicar antes de las pruebas porque, si no, las ventas son la mitad si sales en verano cuando empiezan¡±, contabiliza el propio dibujante¡ Todo eso explica por qu¨¦ el mism¨ªsimo presidente del Grupo Z, propietaria de Ediciones B, Antonio Asensio Mosbah, acompa?¨® ayer ¡°con emoci¨®n y orgullo¡± a Ib¨¢?ez cuando apagaba las velas de su pastel de cumplea?os o cuando miraba como, al grito un¨¢nime de "?Gracias, maestro!", le felicitaban v¨ªa v¨ªdeo personajes tan dispares como Forges, Jordi ?vole o Jordi Hurtado.
¡°No, aunque se repitan las elecciones no har¨¦ otro ¨¢lbum; estos pol¨ªticos me hacen una competencia il¨ªcita, como las repitan¡ Hacen re¨ªr m¨¢s que yo¡±, ironiz¨® quien, si bien admite que nunca ha utilizado a sus h¨¦roes Mortadelo y Filem¨®n para hacer cr¨ªtica social y pol¨ªtica, ¡°no son de derechas ni de izquierdas¡±, s¨ª reconoce que, con los a?os y le¨ªdos de corrido, ¡°s¨ª reflejan usos y costumbres de este pa¨ªs y a veces no s¨¦ si mis personajes hablan como la gente o es al rev¨¦s¡±.
La censura entr¨® en el edificio y se llev¨® por delante al cient¨ªfico-loco porque "la creaci¨®n s¨®lo puede ser obra del Alt¨ªsimo", recuerda Ib¨¢?ez que le indicaron las autoridades franquistas
Estaba feliz Ib¨¢?ez , pero hab¨ªa un deje de a?oranza o cansancio en algunas palabras, como al reconocer el escaso eco institucional que ha tenido el mundo del c¨®mic: ¡°Esto no es Francia, donde se dedican grandes exposiciones a los dibujantes; lo de los tebeos va de baja¡ Lo veo en mis nietos: miran lo que yo hago pero lo que les gusta son las maquinitas, donde hacen sus personajes e historietas¡ Ellos sienten horror a esos gusanillos negros que son las letras¡±. Tampoco cree demasiado en la moda de los superh¨¦roes, ¡°menos trabajados ahora que antes, que los pod¨ªas recortar y colgar como si fueran obras de arte; yo soy m¨¢s de h¨¦roes m¨¢s cotidianos o de esos muy cr¨ªticos con la sociedad actual¡ Con eso y quiz¨¢ las novelas gr¨¢ficas el c¨®mic aguante por ah¨ª¡±.
Afable como el fondo de todos sus personajes, Ib¨¢?ez no quiere dar autores o l¨ªneas favoritas: ¡°todos los c¨®mics tienen algo que me gusta¡±, suelta como resultado de recordar que de peque?o los le¨ªa todos ¡°aunque no tuvi¨¦ramos dinero en casa¡±. El secreto: su familia guardaba ¡°los cajones del quiosquero de la calle para que no le robaran el material y me lo le¨ªa todo, todo¡±. Con la misma paciencia de cada feria, ayer tambi¨¦n se form¨® cola de periodistas y directivos para que les firmara sus ¨¢lbumes. Unos pasos tras ¨¦l, sin perderle de vista, discreta, una mujer: ¡°Llevo toda la vida esper¨¢ndole; ni en casa hay manera: cuando estamos a punto de marchar ya siempre me dice, ¡®No, espera, que estoy acabando esto¡¡¯; la gente se cree que las historietas le salen de una maquinita o que las copia¡ No, nunca quer¨ªa repetir, siempre quiere ser original y siempre ha trabajado mucho¡±, constata Reme, su esposa, con la que empez¨® a salir ese mismo a?o 1961, ara?¨¢ndole tiempo a los vecinos de ese loco inmueble, entre otras de sus criaturas.
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