El amor seg¨²n Mahler
Iv¨¢n Fischer dirige la 'Tercera' de Mahler en el ciclo Palau 100
Toda la carga emocional que Gustav Mahler va acumulando en ese largo viaje ascendente hacia la plenitud del amor que es su Tercera sinfon¨ªa alcanza su c¨¦nit en el Adagio que cierra la partitura. El viaje es largo ¡ªla obra dura una hora y cuarenta minutos¡ª y la plantilla orquestal es tan enorme como el reto asumido por Mahler: poner m¨²sica a la naturaleza, al mundo, al universo, al amor. No es el Palau, por sus limitaciones de espacio y ac¨²stica, lugar adecuado para este tipo de sinfon¨ªa de grandes efectivos pero, a pesar de los inconvenientes, la versi¨®n dirigida por Iv¨¢n Fischer en el ciclo Palau 100 obtuvo una entusiasta acogida.
Para intentar equilibrar los planos, Fischer situ¨® una fila de ocho contrabajos a lo ancho del escenario, delante del coro y flanqueados a ambos lados por los metales y dos secciones de percusi¨®n que padecieron la falta de espacio de forma especial en el primer movimiento, enorme, con desfile de marchas y violentos cl¨ªmax que muestran las fuerzas salvajes de la creaci¨®n.
Tercera sinfon¨ªa Mahler
Anna Larsson, contralto. Coro infantil y voces femeninas del Orfe¨® Catal¨¤. Orquesta del Festival de Budapest. Iv¨¢n Fischer, director. Palau. Barcelona, 20 de marzo.
La calidad de las cuerdas de la formaci¨®n h¨²ngara permiti¨® disfrutar hizo la delicada belleza sonora los paisajes de la naturaleza del segundo tiempo, mucho menos agitado, mientras que las maderas dieron relieve a los descriptivos sonidos de los animales del bosque que animan el tercero.
Experta mahleriana
La versi¨®n fue in crescendo a partir de la maravillosa intervenci¨®n de la contralto sueca Anna Larsson, experta int¨¦rprete mahleriana. Con una voz de imponente calidad y emoci¨®n contenida, Larsson expres¨® el anhelo de eternidad que palpita en las palabras de Nietzche que canta en el cuarto movimiento; en el quinto, se sumaron con mucho acierto las voces femeninas del Orfe¨® Catal¨¤ y de su coro infantil.
Tras la emoci¨®n de la palabra cantada, la m¨²sica sola nos llev¨® al para¨ªso sonoro del Adagio finale: m¨²sica sublime con la que Mahler expresa la grandeza del amor y que Fischer dirigi¨® con serenidad e intensidad al frente de una orquesta que en este final de viaje son¨® como una de las mejores del mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.