La diva corriente
La rubia aporta baile y esp¨ªritu de superaci¨®n en una noche con mucha m¨¢s m¨²sica de la habitual en este tipo de conciertos
?Es el as¨¦ptico y confortable Centro Municipal de Congresos el emplazamiento ideal para disfrutar de una mujer bailonga, hiperactiva y megacal¨®rica que durante 91 minutos pretende que zarandeemos nuestras caderas macilentas? El auditorio del Campo de las Naciones ofrece una ac¨²stica correcta y una holgura infrecuente en esta ciudad para culos liliputienses (Lara, Nuevo Apolo), pero no hab¨ªa ni terminado este s¨¢bado la inaugural Army of Me cuando se pronunciaron las bases sin necesidad de refer¨¦ndum, optaron por despegarse de las butacas y la t¨ªmida disidencia (¡°?Sentaos, hombre!¡±) prob¨® la hiel del despecho.
Porque Anastacia Lyn Newkirk invita a la cercan¨ªa. Carga con un mill¨®n de titulares a la espalda, pero cultiva el gui?o c¨®mplice. Canta como tantas otras hom¨®logas, explotando una garganta de privilegio sin atenerse a demasiada mesura, pero al menos ejerce de cong¨¦nere y no de mito inalcanzable. Una diva corriente para estos tiempos en los que ejerce el divismo, en la m¨²sica y en la vida, hasta el primer cantama?anas.
Lo de Anastacia es pop previsible, trillado, recurrente, de laboratorio. Cierto. Pero lo suyo es un concierto de verdad, docena y media de canciones con un pu?ado de m¨²sicos y coristas ejecut¨¢ndolas, sin que los despliegues esc¨¦nicos, la luminotecnia o los cambios de vestuario constituyan los principales focos de atenci¨®n. Hay mucha m¨¢s m¨²sica que farfolla y mandangas, e incluso hay alguna guitarrita molona en Sick and Tired, respaldada por una pegadiza segunda voz gangsta. La consabida balada ?o?a a d¨²o con el guitarrista (Pieces Of My Dream) es un sopor, s¨ª, pero emociona el discurso sobre la superaci¨®n de las enfermedades y divierte la aparici¨®n sorpresa de los chavalines de Auryn para la euf¨®rica Who¡¯s Loving You. Y quedaba a¨²n el zambombazo funk de I¡¯m Outta Love, al que ser¨ªa rid¨ªculo negarle la condici¨®n de temazo.
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