Fallece el periodista Josep Maria Puigjaner, puntal de la Transici¨®n
Exjesuita y escritor catalanista, Puigjaner fue un puntal de distintas y simult¨¢neas transiciones: religiosa, espa?ola y cultural
Ha muerto en Barcelona, a los 79 a?os, Josep Maria Puigjaner i Matas, Puchi. Periodista, exjesuita y escritor catalanista, Puigjaner fue un puntal de distintas y simult¨¢neas transiciones. De la transici¨®n religiosa heredera del Concilio Vaticano II que moderniz¨® el catolicismo y le hizo hollar tard¨ªamente el siglo XX; de la transici¨®n pol¨ªtica espa?ola, como amigo y c¨®mplice de los c¨ªrculos de la resistencia madrile?os, del ruizjimenismo a los de Comisiones pasando por los activistas sociales del pozo del t¨ªo Raimundo; y de la transici¨®n cultural, porque los conect¨® con las gentes del catalanismo moderado del que siempre bebi¨®, y predic¨®.
Licenciado en Filosof¨ªa y Letras y diplomado en Periodismo, Puchi dej¨® huella period¨ªstica sobre todo como director de Mundo Social entre los a?os ¨¢speros y apasionantes de 1969 a 1975. Era una revista mensual fundada por la Compa?¨ªa de Jes¨²s, hermana peque?a de "Cuadernos para el di¨¢logo" --en menor densidad-- y que mes tras mes acumulaba secuestros administrativos gracias a la liberal¨ªsima Ley Fraga, y multas capaces de tumbar o desanimar a cualquier instituci¨®n que no gozase del amparo o la determinaci¨®n tan caracter¨ªsticas de los jesuitas.
Era Puigjaner un hombre extraordinario, singular, escondido tras su apariencia de discreto heredero de familia industrial algo calvinista. Lleg¨® a doctorarse, junto a Carlos Giner de Grado, en la fragua de equipos j¨®venes rebeldes, la pr¨¢ctica del regateo a la censura, la impasibilidad del buen perdedor y la bonhom¨ªa de quien jam¨¢s pierde la capacidad de ironizar (sutilmente), a veces aderezada de sorprendentes aficiones. Como la del funambulismo callejero en el que tanto destacaba y que tanto nos desconcertaba a los j¨®venes periodistas de su equipo: eso s¨ª, sin hacerse notar m¨¢s de lo debido, aunque a veces en lugares extravagantes para el ejercicio, como las inmediaciones del egipcio-madrile?o Templo de Debod.
El cura Puigjaner escribi¨® mucho, y bien. Defendi¨® una Catalu?a muy catalana, moderadamente nacionalista y siempre dialogante, en m¨²ltiples art¨ªculos para distintos peri¨®dicos, y en Amada patria o Ser catal¨¢n: ?qu¨¦ es eso? y otras obras en solitario o en equipo, como integrante del grupo Arnau de Vilanova. Alguna de ellas, en colaboraci¨®n con la inolvidada Adriana L¨®pez Garrido, con la que --tras dejar los h¨¢bitos--, cas¨®, volvi¨® a Barcelona y fue padre. Luego Adriana muri¨®, joven, entusiasta, malograda. Y ¨¦l continu¨® escribiendo retales de su cristianismo reflexivo y liberal: Teilhard de Chardin, el apasionado combate de un evolucionista total. Sin perder jam¨¢s su serenidad estoica, luch¨® siempre contra los molinos de viento, enormes o peque?os, bondadoso y amable. Descansa en paz, Puchi. Bien lo mereces.
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