Los t¨²neles olvidados del metro
La red esconde cuatro tramos inaccesibles para los viajeros, uno de ellos, una ignota joya de 1932
El metro de Madrid es un macrocosmos, un laberinto de 294 kil¨®metros de v¨ªas entrecruzadas por el que circulan 2.318 trenes y que sirve para prestar servicio, en d¨ªas laborales, a casi dos millones de almas errantes. Pero en esta ciudad en la barriga de la gran ciudad, en este guirigay minucioso de hierro, b¨®vedas y catenarias, existen cuatro tramos por los que los vagones dejaron de circular. Son los t¨²neles olvidados, los hu¨¦rfanos del subsuelo de Madrid.
En uno de ellos, para ser m¨¢s exactos, no hay un solo pasajero actual o pret¨¦rito que haya tenido oportunidad de recorrerlo. Se encuentra en la estaci¨®n de Chamart¨ªn y se concibi¨® como el t¨ªmido primer paso para un proyecto, una l¨ªnea que cruzara longitudinalmente la capital de norte a sur, que hoy se antoja m¨¢s bien una enso?aci¨®n. Otros dos, en las inmediaciones de Moncloa y entre las paradas de Nuevos Ministerios y Avenida de Am¨¦rica, corresponden a un pasado relativamente reciente y los usuarios m¨¢s curiosos y avezados quiz¨¢s refresquen las memorias cuando sus ojos avancen unos cuantos p¨¢rrafos m¨¢s abajo. Pero el cuarto trayecto, un ap¨¦ndice de la estaci¨®n de Goya que se construy¨® antes incluso de que estallara la Guerra Civil, sirve como desaf¨ªo para los sabiondos del suburbano. Casi nadie ha o¨ªdo hablar de ¨¦l. Pr¨¢cticamente ni un solo ser humano lo ha pisado en los ¨²ltimos tres lustros. Y esos cerca de 200 metros de a?eja excavaci¨®n, ya lo avisamos, har¨ªa las delicias de cualquier cazador de localizaciones para pel¨ªculas de terror y misterio.
Goya Bis. Un ramal abandonado desde 1958
En el and¨¦n de la l¨ªnea 2 de Goya, en direcci¨®n hacia Cuatro Caminos, una anodina portezuela met¨¢lica esconde uno de los secretos m¨¢s ignotos que albergan las entra?as capitalinas. Una ligera rampa descendente es la primera huella de lo que fue, hasta hace 58 a?os, la estaci¨®n de Goya Bis, un at¨ªpico ramal de v¨ªa ¨²nica con el que los pasajeros pod¨ªan llegar hasta Diego de Le¨®n.
Durante algo m¨¢s de un cuarto de siglo, entre 1932 y 1958, la l¨ªnea 2 se ramificaba a la altura de Goya, una peculiaridad habitual en otros suburbanos europeos pero at¨ªpica en Madrid, donde nunca m¨¢s se ha repetido. Unos carteles anunciaban en cada tren si este circulaba en direcci¨®n a Ventas (o incluso hasta Ciudad Lineal, con la ampliaci¨®n luego integrada en la l¨ªnea 5) o si, al llegar a Goya, viraba al norte hasta Diego de Le¨®n. Y as¨ª continu¨® sucediendo hasta la inauguraci¨®n de la l¨ªnea 4, que originalmente cubr¨ªa el trayecto entre Diego de Le¨®n y Arg¨¹elles.
El ramal dej¨® de tener sentido con aquella inauguraci¨®n de 1958, pero los viajeros m¨¢s atentos de la l¨ªnea 4 a¨²n pueden atisbarlo a mano izquierda, justo antes de que el tren irrumpa en Goya desde Lista, en un viraje con velocidad limitada a solo 30 kil¨®metros por hora. ¡°El t¨²nel ya inutilizado se baraj¨® en un primer momento como posible evacuaci¨®n en caso de aver¨ªa, pero al final se encontraron alternativas mejores¡±, nos ilustra ?scar Gonz¨¢lez de la Riva, trabajador de la compa?¨ªa desde 1978, adjunto del Servicio de Gesti¨®n Operativa de L¨ªneas y nuestro cicerone particular en este periplo subterr¨¢neo por las v¨ªas que acabaron en el limbo.
Goya Bis es hoy solo una curiosidad hist¨®rica de la que no guarda recuerdo directo casi nadie. El espacio de su antiguo and¨¦n, sin embargo, alberg¨® hasta finales de los a?os noventa el almac¨¦n central de la unidad operativa, una especie de cuartel general donde se guardaba el material de escritorio para toda la red (sillas, mesas, folios, billetes de entrada) y aut¨¦nticas monta?as de calderilla para abastecer de cambio a todas las taquilleras y taquilleros del suburbano. Las peripecias de los llamados ¡°trenes del dinero¡±, ¨²ltimas unidades en circulaci¨®n que, ya de madrugada, portaban las sacas con la recaudaci¨®n de la jornada, servir¨ªa seguramente para otra historia de enjundia. Metro de Madrid lleg¨® a contar en plantilla con 60 ¡°peones porteadores¡±, los hombres encargados de custodiar esas grandes bolsas de monedas y billetes en su trasiego por las tripas de la metr¨®poli. En Goya Bis hoy solo queda el recuerdo de dos inmensas cajas fuertes cuya combinaci¨®n de apertura, tras las ¨²ltimas jubilaciones, ya nadie recuerda. Los responsables de la compa?¨ªa tienen garant¨ªas de que nada valioso qued¨® abandonado en su interior.
Los 170 metros inh¨¢biles del a?ejo t¨²nel, bajo la mism¨ªsima calle de Alcal¨¢ y en magn¨ªfico estado de conservaci¨®n, constituyen un vestigio prodigioso del m¨¦todo tradicional de construcci¨®n en trinchera (a cielo abierto). El lateral derecho conserva un precioso y antiqu¨ªsimo pozo de bombeo, as¨ª como varios mechinales, las oquedades en la pared del t¨²nel donde los obreros se proteg¨ªan de los trenes mientras realizaban reparaciones. S¨ª, se trabajaba en pleno horario de servicio, una pr¨¢ctica bien peligrosa: en algo han mejorado las condiciones laborales en este pa¨ªs.
El ¡®sacopantal¨®n¡¯ de Moncloa en la l¨ªnea 3
La l¨ªnea 3 naci¨® originalmente entre Sol y Embajadores, y produce escalofr¨ªos cotejar la fecha de su inauguraci¨®n: 9 de agosto de 1936, apenas tres semanas despu¨¦s de que estallara la contienda. Las sucesivas ampliaciones a norte y sur permitieron llegar hasta Arg¨¹elles (1941) y Legazpi (1951), pero, extra?amente, el estir¨®n entre Arg¨¹elles y Moncloa no se materializ¨® hasta el 17 de julio de 1963. Y los viajeros m¨¢s observadores recordar¨¢n su raro trazado: despu¨¦s de tres kil¨®metros de l¨ªnea completamente recta desde Callao, bajo la Gran V¨ªa y Princesa, los trenes trazaban una ligera curva hacia la izquierda y una contracurva m¨¢s pronunciada a mano derecha. As¨ª, la entrada en Moncloa ten¨ªa lugar entre traqueteos y parsimonia.
La construcci¨®n del intercambiador de transportes y su posterior ampliaci¨®n permiti¨® en 2006 integrar las l¨ªneas 3 y 6, adem¨¢s de docenas de autobuses interurbanos, y corregir aquel trazado at¨ªpico. La nueva estaci¨®n de la l¨ªnea 3 se encuentra m¨¢s al sur que su antecesora, hoy cegada tras un muro. Pero 550 metros del trazado antiguo quedan ocultos en un ramal inaccesible salvo para ciertos operarios del metro, que utilizan una discreta portezuela en la que muy pocos pasajeros habr¨¢n reparado.
Este tramo, un sacopantal¨®n en la jerga de los ingenieros, sirve hoy como aparcamiento y lanzadera. Caben en ¨¦l hasta seis composiciones que pueden incorporarse a la l¨ªnea 3 en cualquier momento, sobre todo en hora punta o si hace falta sustituir cualquier unidad averiada. Los militares del Cuartel General del Aire estar¨¢n acostumbrados a sus vibraciones: el viejo trazado acaricia ese imponente edificio de estilo neoherreriano, la debilidad arquitect¨®nica del general Franco.
Los t¨²neles fantasma de Chamart¨ªn
Los habr¨¢n visto muchas veces, tanto en la l¨ªnea 1 como en la 10. Junto a los t¨²neles en servicio encontramos sendas b¨®vedas perfectamente rematadas, pero sin ra¨ªles instalados ni sentido aparente. En ambos casos tambi¨¦n se construyeron andenes propios que carecen por ahora de toda utilidad, por lo que la compa?¨ªa ha cegado el acceso a ellos. Parece un enigma. Y, en parte, lo es.
Remont¨¦monos a los a?os de la euforia. Cuando la l¨ªnea 1 dio el estir¨®n hasta la remodelada Chamart¨ªn, all¨¢ por 2007, las autoridades prometieron que los andenes adicionales servir¨ªan para la futura ampliaci¨®n de la l¨ªnea 11, la m¨¢s corta de la capital, que en la actualidad presta servicio entre La Fortuna y Plaza El¨ªptica. Ello implicar¨ªa construir no menos de 15 nuevos kil¨®metros de t¨²nel, con el a?adido de que el eje norte-sur ya lo cubre parcialmente la l¨ªnea 10, bajo el Paseo de la Castellana, hasta Gregorio Mara?¨®n.
La bonanza de 2007 queda a a?os luz de las apreturas de 2016, pero muchos viajeros se asombrar¨ªan de saber que desde el and¨¦n fantasma de la l¨ªnea 10 se puede caminar cerca de medio kil¨®metro en direcci¨®n hacia Plaza de Castilla, en paralelo al trazado actual de la propia l¨ªnea 10 y hasta que una tapia de ladrillo nos impide el acceso a la v¨ªa en servicio.
Har¨¢n falta lustros hasta que se le pueda dar uso a este moderno t¨²nel, si es que en alg¨²n momento llega a tenerlo. Por lo pronto, el tramo del and¨¦n en Chamart¨ªn se ha asfaltado y aprovechado para presentaciones comerciales de autom¨®viles. Algo es algo.
Una curva de v¨ªa ¨²nica entre Nuevos Ministerios y Avenida de Am¨¦rica
La siguiente y definitiva cita con nuestro cicerone Gonz¨¢lez de la Riva ha de posponerse hasta horas intempestivas. Las manecillas acarician las tres de la madrugada cuando nos adentramos por plena l¨ªnea 7, que a esas horas solo alberga alguna dresina ¡ªlos amarillos veh¨ªculos auxiliares de mantenimiento¡ª o las esmeriladoras que pulen y adecentan los rieles. La estaci¨®n de Avenida de Am¨¦rica, una de las m¨¢s transitadas de la red, presenta un aspecto fantasmag¨®rico en su ins¨®lita desolaci¨®n nocturna. Acceder a las v¨ªas requiere de cierta agilidad (las posibilidades de que la ropa acabe directamente en la lavadora son elevadas), pero el espect¨¢culo, apenas 250 metros m¨¢s al oeste, resulta majestuoso. La construcci¨®n subterr¨¢nea se eleva con porte casi catedralicio en direcci¨®n hacia Gregorio Mara?¨®n, el comienzo de la ampliaci¨®n que en 1999 permiti¨® extender esa l¨ªnea naranja hasta Pitis. Y a su derecha, un enigm¨¢tico t¨²nel de v¨ªa ¨²nica se nos ofrece bajo una luz tenue. Solo al principio: unos 400 metros m¨¢s adelante, el resto del paseo nocturno transcurrir¨¢ en la m¨¢s absoluta oscuridad.
¡°Muchos trabajadores de la compa?¨ªa, incluso los veteranos, desconocen su existencia o no la recuerdan¡±, admite Gonz¨¢lez de la Riva. Pero el t¨²nel hacia el que nos encaminamos, y que transcurre en prolongada curva hasta confluir con la l¨ªnea 10 junto a Nuevos Ministerios, estuvo abierto al tr¨¢fico de viajeros entre 1986 y 1996. Con doble se?alizaci¨®n, ya que los trenes hab¨ªan de cubrir el trayecto Avenida de Am¨¦rica-Nuevos Ministerios por la misma v¨ªa en las dos direcciones.
Nuestro punto de partida se encuentra a unos 25 metros de profundidad, justo bajo los cimientos de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (calle Edison, distrito de Salamanca). Este t¨²nel hoy solo se utiliza para transportar material entre las l¨ªneas 7 y 10 o para desviar hacia los talleres centrales de Canillejas alg¨²n convoy averiado. ¡°Pueden transcurrir 15 d¨ªas sin que pase un solo tren por aqu¨ª¡±, calcula nuestro gu¨ªa. Se trata de un kil¨®metro y medio de infraestructura en completo desuso, la mayor v¨ªctima de estas caracter¨ªsticas en el crecimiento de la red. Pertenec¨ªa a la primigenia l¨ªnea 8, que se inaugur¨® en 1982 entre Fuencarral y Nuevos Ministerios, coincidiendo con el Mundial de F¨²tbol, y cuatro a?os m¨¢s tarde se ampli¨® con este enlace hoy ca¨ªdo en desgracia. Fue el ¨²nico tramo de v¨ªa ¨²nica en toda la red desde Goya Bis. Y, como aquel, tambi¨¦n acab¨® desapareciendo del mapa.
En 1996, el t¨²nel Fuencarral-Nuevos Ministerios se incorpor¨® a la l¨ªnea 10 y el de Nuevos Ministerios-Avenida de Am¨¦rica desapareci¨® para siempre de la explotaci¨®n comercial. ¡°Los tramos de v¨ªa ¨²nica siempre son m¨¢s conflictivos en caso de aver¨ªa, porque es m¨¢s complejo el desalojo¡±, razona ?scar Gonz¨¢lez de la Riva. Durante tres a?os, la red del metro madrile?o estuvo hu¨¦rfana de l¨ªnea 8, que en 1999 resucit¨® para dar nombre al flamante nuevo enlace entre Nuevos Ministerios y Barajas.
Pudiera ser, en suma, que ese casi abandonado corredor entre Avenida de Am¨¦rica y Nuevos Ministerios constituya la perforaci¨®n m¨¢s rec¨®ndita de nuestra ciudad subterr¨¢nea. La humedad permite que en algunos mechinales crezcan hongos de tama?o apreciable y aspecto muy poco tentador en t¨¦rminos gastron¨®micos. Pero las huellas del ser humano llegan a todos los rincones. En la pared izquierda, alguien ha escrito en grandes caracteres la palabra ¡°Negredo¡±, qui¨¦n sabe si como homenaje al apellido familiar o testimonio de admiraci¨®n hacia el hoy futbolista del Valencia.
Un peque?o misterio m¨¢s que a?adir a las historias de los t¨²neles olvidados del metro.
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