Loquillo reclama su clasicismo
El rock paut¨® el concierto del cantante en las Fiestas de Primavera de L'Hospitalet
M¨¢s listo que el hambre e intuitivo como quien necesita serlo para sobrevivir, Jos¨¦ Mar¨ªa Sanz Beltran, Loquillo (Barcelona, 1960), ha iniciado su conquista de la tercera juventud. Lo hizo la noche del s¨¢bado en L¡¯Hospitalet de Llobregat, una ciudad con aroma a barrios, ese contexto que tanto domina Loquillo, que aprovech¨® las Fiestas de Primavera de la ciudad para echar a andar su ¨²ltimo proyecto, un nuevo disco con en el que retornar a la faceta m¨¢s roquera y cl¨¢sica, una forma de volver a las ra¨ªces, sin duda a la gram¨¢tica m¨¢s segura, la escrita en clave de energ¨ªa y con frases que aspiran a ser parte de himnos.
Era, pues, un Loquillo en su m¨¢s pura esencia, instalado en su particular c¨¢mara hiperb¨¢rica en la que el tiempo se ha suspendido tanto para ¨¦l como para quienes, como espectadores, se deleitan con ¨¦l, de manera que su m¨²sica acaba siendo el refugio donde siempre se hallar¨¢n certezas. No es mala receta para tiempos turbios, para ¨¦pocas de congoja.
Si se cerraban los ojos, bien podr¨ªa estarse en los a?os ochenta. P¨²blico, repertorio y actitudes eran similares. Incluso en algunas zonas del recinto de La Farga parte de la asistencia, dict¨¢ndose sus propias leyes, fumaba como cuando el dinero llegaba a raudales de una Europa que comenzaba a tutelarnos. La ¨²nica diferencia, kilo aqu¨ª kilo all¨¢, eran las canas, las de Loquillo, que no de su banda, una especia de renovaci¨®n de los Trogloditas en cuanto a energ¨ªa y pegada.
Loquillo
Fiestas de Primavera de L'Hospitalet de Llobregat
La Farga
S¨¢bado, 23 de abril de 2016
Y el repertorio, con el nuevo disco, Viento del Este, ampliamente representado en el cancionero de la noche con siete de sus doce cortes, busca su renovaci¨®n con ese tipo de composiciones que tienen su referencia en el propio Loquillo, portavoz de generacionales aspiraciones cuando cant¨® El mundo que conocimos u homenaje¨® a Los Negativos mediante versi¨®n de su Viaje al norte. Fue un Loquillo en busca de nuevos cl¨¢sicos que logren el nivel de Memorias de j¨®venes airados, pelda?o previo al olimpo de Carne para Linda, La matar¨¦ o Quiero un cami¨®n, que sonaron en el tramo m¨¢s noble del largo repertorio.
As¨ª, el concierto tuvo una larga introducci¨®n con temas nuevos, seguidos por el p¨²blico con atenci¨®n aunque con distancia, no en vano eran temas a¨²n no demasiado conocidos que se estrenaban en aquel instante. Eso s¨ª, parec¨ªan atesorar las claves del Loquillo m¨¢s cl¨¢sico, tirando de estampa, energ¨ªa y generaci¨®n.
El rock parece, pues, que ha vuelto a Loquillo para facilitarle un autohomenaje ¡ªA tono bravo, por ejemplo, recuerda Feo, fuerte y formal¡ª y brindarle ese papel de timonel de la nave, ese que tanto le gusta y que pauta todos sus desvelos. En L¡¯Hospitalet de Llobregat lo logr¨® y el tiempo pareci¨® una vez m¨¢s que hab¨ªa dejado de importar. Los cl¨¢sicos siempre devuelven a su p¨²blico la mejor imagen que ¨¦ste tiene de s¨ª mismo.
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