El cielo es un prado verde
Espa?a no tiene leyes para un fen¨®meno creciente de poco m¨¢s de un lustro: los rescates de animales maltratados y los llamados santuarios, una decena, que los acogen de por vida
"A Fernando le encanta que le den besos en todo el morro. Agradece tanto que lo quieran que a veces llora con las caricias¡±. Tal vez es que en esos momentos recuerda los d¨ªas que pas¨® atado y solo en el monte, sin comida ni bebida, cuando no pod¨ªa escapar y fue atacado por animales que le desgarraron las patas. A pocos kil¨®metros del peor escenario de su vida, al burro Fernando, que no camina bien, lo miman ahora como a un monarca. Vive en Mino Valley Farm Sanctuary, una reserva para animales explotados y maltratados fundada hace menos de cuatro a?os en O Savi?ao (Lugo) por los j¨®venes galeses Abigail y Mike Geer. Son 40.000 metros cuadrados de monta?a verde en la Ribeira Sacra gallega habitados por 200 seres rescatados del abandono y el abuso, todos con historia y nombre propio, desde las ovejas hasta las gallinas, "aunque a los pollos cueste tanto distinguirlos".
En poco m¨¢s de un lustro, en Espa?a se han fundado 10 "santuarios" como este, una idea importada todav¨ªa sin leyes espec¨ªficas en ninguna comunidad aut¨®noma. Espacios naturales gestionados por veganos donde los animales son libres, donde la leche es para las cr¨ªas y los huevos, para las propias aves, despu¨¦s de una vida de explotaci¨®n humana. Algunos, como Gaia (Camprodon, Girona) o Wings of Heart (Madrid), tienen tantos fans fuera como dentro del pa¨ªs. Varios pasan de los 100 moradores y otros rondan ya los 300, y aunque no obtienen provecho econ¨®mico de ellos, est¨¢n sujetos de momento a las mismas normativas que las explotaciones ganaderas. Se valen de un voluntariado que escasea y aseguran que se financian con socios, el apadrinamiento de animales, donativos que muchas veces tambi¨¦n llegan del extranjero y tiendas veganas online, pero el dispendio igualmente es enorme. Ismael L¨®pez y Coque Fern¨¢ndez, los fundadores de la pirenaica Gaia, hablan de unos gastos fijos mensuales de 10.000 euros.
Y al tiempo que se multiplican estas reservas, surgen tambi¨¦n como un nuevo fen¨®meno sin leyes apropiadas los grandes rescates de animales. Casos muy recientes como el de la riada del Ebro de marzo de 2015, donde murieron o, seg¨²n los animalistas, ¡°se dejaron morir 10.000 animales de granja¡±. O el aparatoso accidente en La Rioja de un cami¨®n que transportaba 804 cerdos de dos meses destinados a una nave de engorde: de los 150 supervivientes, los activistas solo lograron salvar del plato a 16, entre ellos Leticia, Xita y Ra¨²l, acogidos en Gaia.
En los santuarios espa?oles se ven lechones con lesiones medulares provocadas por el hacinamiento y el transporte que van en silla de ruedas; cabras que reciben sesiones diarias de fisioterapia y son llevadas al prado en carrito de beb¨¦; gallinas desplumadas por la mala vida que visten chaleco de lana; animales rescatados al l¨ªmite de una matanza en fiestas populares; ovejas recogidas ciegas y ag¨®nicas de un foso de lobos o un contenedor de basura; patos, conejos y muchos, muchos cerdos vietnamitas que pusieron de moda famosos como George Clooney y sirvieron de juguete un tiempo en pisos de grandes ciudades. Ahora van apareciendo abandonados en lugares como la Casa de Campo, en cualquier acera, en cualquier cuneta.
El mayor rescate de Espa?a, en La Rioja
De los tres casos que salieron a la luz en pocos d¨ªas en Galicia, no han sobrevivido m¨¢s que las 16 reses de Boiro (A Coru?a), entre ellas Merc¨¦, una ternera negra con la punta del rabo blanca que naci¨® durante los tr¨¢mites de denuncia e incautaci¨®n. Ahora Gaia, Mino Valley y Wings of Heart intentan reunir fondos de urgencia para llevarse 14, porque Vacaloura, el santuario de Santiago, con una hect¨¢rea y 90 animales habit¨¢ndolo, se ha quedado peque?o para darles refugio a todas. En Galicia, el desenlace fue muy diferente al del mayor rescate llevado a cabo en una explotaci¨®n ganadera en Espa?a, este mismo a?o en La Rioja, donde los animales no acabaron en el matadero. Pudieron salvarse casi 150 ovejas escu¨¢lidas y enfermas de un reba?o el doble de grande y otros animales dom¨¦sticos que fueron abandonados por su propietario huido dentro de unas instalaciones de la localidad de Navarrete. Las otras 140 ovejas murieron de hambre en aquel campo de concentraci¨®n antes del rescate. Como en el caso de Boiro, la operaci¨®n corri¨® a cargo de Vox ?nima, un grupo animalista de ra¨ªz gallega que solo tiene cuatro socios, uno de ellos, Alexis P¨¦rez, residente en la comunidad riojana. El activista se instal¨® el pasado mes de marzo en aquella nave para tratar y recuperar con veterinarios a las supervivientes antes de su traslado a santuarios. Lo hizo con tanto sigilo, que el caso apenas tuvo repercusi¨®n medi¨¢tica.
Ahora, esas ovejas tienen nombre propio y oyen cada d¨ªa al despertarse ese saludo ma?anero que no falla: "Hola, cari?o¡±, ¡°buenos d¨ªas, mi amor¡±. Los mimos que hacen olvidar los traumas son casi una consigna en las reservas veganas. Se escuchan pr¨¢cticamente las mismas palabras, con cualquier ser animado, en Vacaloura que en Compasi¨®n Animal (Valencia), en Gaia (Camprodon, Girona) que en Wings (Madrid). "Eso de que las ovejas son tontas es un t¨®pico falso", protesta una colaboradora de Mino Valley. "Son animales incre¨ªbles, con much¨ªsima memoria. Las m¨¢s viejas todav¨ªa se acuerdan del maltrato... se les nota mucho lo que sufrieron".
Los Geer buscan otro terreno en Lugo para poder seguir acogiendo animales procedentes del infierno. Estos d¨ªas las horas no llegan a nada porque entre los dos tienen que construir caba?as de madera para los tres nuevos miembros de la familia que van a llegar mientras aguardan su viaje en otro santuario gallego (Vacaloura, de Santiago). En O Savi?ao vivir¨¢n, hasta que el juzgado decida, dos vacas y un toro de los 16 decomisados hace un par de semanas a un vecino de Boiro (A Coru?a), que sobreviv¨ªan literalmente hundidos en una balsa de excremento, atados con cuerdas de un metro que les imped¨ªan cambiar de postura, tan apretadas que llegaron a deformarles el tabique nasal. Cuando el grupo animalista Vox ?nima dio la voz de alarma, se descubri¨® que los cuernos eran ya cascarilla porque la soga obstru¨ªa el riego sangu¨ªneo de la cabeza. Las vacas de raza rubia gallega hab¨ªan pasado los temporales del invierno al borde de una carretera a la intemperie; las lecheras blanquinegras aparecieron dentro de la granja con medio cuerpo sumergido en pur¨ªn.
En el plazo de una semana, con el de Boiro, el mes pasado en Galicia sal¨ªan a la luz tres casos espeluznantes de abandono de reses. Las otras dos explotaciones estaban en Chantada y Friol, dos municipios de la provincia de Lugo donde los propietarios dejaron morir cerca de un centenar de vacas. A ellos podr¨ªa sumarse otro reciente suceso en Vilasantar (A Coru?a): all¨ª, supuestamente, murieron en un a?o unas 80 frisonas.
El ganadero de Friol fue quemando los cad¨¢veres. El de Chantada, no. Y las fotos del atestado de la Guardia Civil son una recreaci¨®n en granja del fin del mundo. Los enormes cuerpos quedaron donde se desplomaron y ah¨ª se fundieron con el esti¨¦rcol acumulado. El Seprona cont¨® aqu¨ª 39 animales muertos, aunque algunos restos, metidos en bolsas, estaban tan descompuestos que era dif¨ªcil adivinar a cu¨¢ntas reses correspond¨ªan.
D¨ªas despu¨¦s el tema lleg¨® a la prensa y estall¨® en Galicia la pol¨¦mica. La Xunta se apresur¨® en desvincular los dantescos hallazgos de la crisis l¨¢ctea y, ante las dudas, defendi¨® el rigor de sus inspecciones en las explotaciones. Los sindicatos, por su parte, escenificaron su divisi¨®n; alguno alineado con la versi¨®n oficial y otros cr¨ªticos con una pol¨ªtica que ven impasible ante la extinci¨®n rural. Y en medio del campo de batalla, los grupos animalistas concentr¨¢ndose ante los mataderos para intentar salvar las vacas, bueyes y terneras que aparecieron con vida entre tanta podredumbre.
Durante la noche del 20 de abril viajaron desde las otras puntas de Espa?a activistas determinados a frenar el sacrificio masivo. No tuvieron ¨¦xito. El ¨²ltimo toro de Friol, completamente sano, sobrevivi¨® hasta hace una semana a sucesivas pr¨®rrogas de 24 horas dentro del matadero mientras se negociaba. En casos como este, si no existe decomiso por orden judicial, el propietario puede decidir el destino de las reses que han aparecido vivas siempre que un t¨¦cnico del Gobierno aut¨®nomo no dictamine que hay que matarlas por razones de salubridad. Los colectivos animalistas siguen alerta. Grupos como Libera advierten de que van a surgir m¨¢s casos, y alguno apunta a que detr¨¢s de las muertes no declaradas, adem¨¢s de la crisis, se debe investigar si existe ¡°un intento de seguir cobrando ayudas en funci¨®n de las cabezas¡±.
Ese mismo d¨ªa que sacrificaron al ¨²ltimo toro de Friol declaraba el ganadero de Chantada ante la juez de instrucci¨®n. La investigaci¨®n solo se abri¨® despu¨¦s de que uno de los escasos abogados especializados de Espa?a, V¨ªctor Valladares, presentase una querella como acusaci¨®n popular en nombre de la Fundaci¨®n Provegan y tres de los mayores santuarios animales del pa¨ªs (Gaia, Wings of Heart y Hogar Provegan, de Tarragona). Seg¨²n Valladares, ¡°sorprendentemente el atestado, elaborado casi medio mes antes, no hab¨ªa llegado al juzgado¡± de Chantada y la Xunta orden¨® el sacrificio de las reses con "tanta prisa" que los veterinarios de los grupos activistas no pudieron recoger pruebas.
En el juzgado, el ganadero asegur¨® que las vacas murieron a causa de una bacteria que las revent¨® por dentro en cinco d¨ªas. Las penurias econ¨®micas, dijo, le obligaron a usar pienso de un silo contaminado. Pero los grupos animalistas dicen que no tiene forma de demostrarlo. Piden para ¨¦l dos a?os de prisi¨®n y se plantean extender la acusaci¨®n al Gobierno gallego, aunque para dar este paso ¡°todav¨ªa¡± est¨¢n ¡°recabando pruebas¡±.
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