El tercer concierto

La experiencia mel¨®mana nos dice que, de las tres audiciones que la OBC ofrece los fines de semana, los mejores resultados suelen darse en el concierto del domingo. Dejando a un lado la inspiraci¨®n del momento, los m¨²sicos est¨¢n m¨¢s relajados y juega a su favor el rodaje previo de los anteriores conciertos, que a?ade aplomo y precisi¨®n. Tambi¨¦n el rendimiento de la Sinf¨®nica del Gran Teatre del Liceu mejora tras la funci¨®n inaugural; en su nueva actuaci¨®n en la temporada de la OBC, bajo la direcci¨®n de Josep Pons, la mejora tambi¨¦n fue evidente en el tercer concierto, que culmin¨® con una versi¨®n de alta tensi¨®n y conmovedor lirismo de la famosa Sinfon¨ªa n¨²m. 6 en si menor, op. 74, Pat¨¦tica, de Piotr Yllich Chaikovski.

Para una orquesta que b¨¢sicamente dedica su tiempo a la ¨®pera, salir del foso para abordar el gran repertorio sinf¨®nico supone una fuente de est¨ªmulos; se rompe la rutina, los m¨²sicos ganan reflejos y exploran recursos y matices que mejoran la calidad del sonido. La orquesta del Liceo lo viene haciendo con ¨®ptimos resultados y esa mejora, tan evidente en el reciente G?tterd?mmerung wagneriano, se ha disfrutado con creces en su nueva visita al Auditori.

En la primera parte, consagrada a Felix Mendelssohn, Pons cuid¨® la naturalidad y el equilibrio sonoro, esenciales para recrear su m¨²sica sin romper sus lazos con el clasicismo. Sonaron con claridad y ligeras texturas la Obertura de Las H¨¦bridas y el conocido Concierto para viol¨ªn n¨²m. 2 en mi menor, op. 64, con el violinista canadiense Kai Gleusteen, concertino de la orquesta del Liceo, como impecable solista.

Luci¨® Gleusteen musicalidad y elegancia en una lectura tranquila y muy l¨ªrica, sin afectaci¨®n, con un sonido de gran pureza y un esp¨ªritu camer¨ªstico en busca del di¨¢logo natural con la orquesta que alcanz¨® los mejores momentos en el po¨¦tico Andante. La Eleg¨ªa, pieza del Souvenir d?un lieu cher, op 42 de Chaikoski, fue una propina tan encantadora como bien escogida.

Con la atm¨®sfera bien caldeada, la orquesta rindi¨® a un nivel formidable en la Pat¨¦tica. Hubo tensi¨®n permanente en un arco narrativo dirigido sin fisuras, de generoso lirismo, conmovedor e impactante en su hondo dramatismo. Brillaron maderas y metales, en especial las trompas, y una secci¨®n de contrabajos de gran relieve; suena mejor, sin duda, la orquesta del Liceo y en sus filas hay savia nueva que aporta energ¨ªa y anuncia un esperanzador futuro.