Da?os colaterales
Pedimos coherencia al consistorio porque sirve para entender su sistema, ¡°su¡± ciudad. Y, ya que estamos, tambi¨¦n se le pide que la memoria no quede circunscrita tan solo a 1936, tan vasta es Barcelona
Ca l¡¯Erasme es una casona noble, sobria y vetusta, asentada en la calle del Carme, en el Raval, cuando sobre esos huertos se estrenaban las f¨¢bricas de indianas. Estos tejidos estampados hicieron furor y permitieron ganar la primera pela a sus inquietos promotores. El problema era el espacio para secar las telas: Erasme de G¨°mina lo hac¨ªa en Sants, imaginen de qu¨¦ ciudad hablamos. En efecto, era el siglo XVIII, entraba t¨ªmidamente la Ilustraci¨®n, su proyecto de modernidad y ese estilo cl¨¢sico de edificar, que es el que escogi¨® don Erasme para su ¡°casa gran¡± (en Barcelona no se hablaba de palacios). Cabe decir que al Bar¨® de Mald¨¤, que es el cronista social de la ¨¦poca, nunca le acab¨® de gustar que don Erasme se comprara tambi¨¦n un t¨ªtulo nobiliario: le parec¨ªa cosa de nuevo rico. Pero a¨²n as¨ª la propiedad era comentada en la escueta Barcelona que contaba por sus espl¨¦ndidas pinturas barrocas, que hoy tienen preocupados a los especialistas, porque quedan pocas.
Ca l¡¯Erasme pasa desapercibida. Una puerta de madera, muda y pintarrajeada. En los balcones hay plantas y alguna bandera: la casa ha sido parcelada y alquilada; en los bajos, un taller, un bodeg¨®n de productos m¨¢s o menos ¨¢rabes y un espacio disponible. Y un cartel que anuncia que el edificio ha sido comprado por un fondo de inversi¨®n. La p¨¢gina web explica muchas cosas sobre los circuitos del dinero que se niega a ser productivo; dinero que se destina a hacer m¨¢s dinero, a secas, sin valor agregado. El texto est¨¢ lleno de palabras en ingl¨¦s, prime, core product, etc¨¦tera, que supongo que le da una p¨¢tina de solvencia. Y cuenta que se dedican a ¡°comprar edificios de renta y optimizar su gesti¨®n¡±. Lo hacen mucho en Berl¨ªn, dicen, porque all¨ª se parte de alquileres bajos. Se trata de subirlos lentamente hasta llegar al punto en que la cosa se pone insostenible. En Barcelona, aclaran, no hay tanto margen pero prometen buena rentabilidad. Lo lamento por los habitantes de Ca l¡¯Erasme.
Dicho esto, vamos a otro caso interesante. En la calle Bail¨¦n, escondido entre la fronda ¡ªhay una manguera: alguien riega¡ª, est¨¢ el templo cl¨¢sico que fue el taller de los Masriera, aut¨¦nticos genios de la orfebrer¨ªa catalana: sus joyas son un prodigio de belleza refinada, deslumbrante. Si esto es demasiado burgu¨¦s para los tiempos que corren, hay que decir que los Masriera ten¨ªan otras inquietudes y adecuaron en el edificio un teatro. Sobre ese escenario Garc¨ªa Lorca ley¨® por primera vez Do?a Rosita, la soltera para que la escuchara la gran Margarida Xirgu, su musa. Era en 1932 y una determinada vida cultural estaba a punto de caducar, una vida libre que se simboliza muy bien en este Studium. Tan simb¨®lico es que acab¨® en manos de una comunidad de monjas, como tantos edificios singulares de Barcelona, algunos condenados a la piqueta. Este no.
El alcalde Trias arm¨® un pack muy bien trabado, en un tipo de maniobra que aqu¨ª se ha usado mucho, desde tiempos maragalianos. Se trata de hacer carambolas. Los promotores de un hotel en Paseo de Gracia-Diagonal compraban el templo Masriera m¨¢s un espacio vacante de los Llu?sos de Gr¨¤cia a cambio de trasladar esa edificabilidad al hotel. Los Llu?sos, un ateneo viv¨ªsimo, invert¨ªa lo ganado en su ampliaci¨®n, el edificio Masriera se regalaba a la ciudad y todos contentos. Las normas est¨¢n para regular las alturas en un punto concreto y sumar edificabilidad rompe el equilibrio previsto, pero as¨ª se hac¨ªa en Barcelona. Ada Colau lo fren¨®. El edificio bancario ser¨¢ de apartamentos de lujo y todo el resto se fue por la alcantarilla. Lo l¨®gico es que el consistorio haga la inversi¨®n y recupere ese patrimonio, incluida la reforma de los Llu?sos. Pero cuando Francina Vila, de CiU, lo pregunt¨® en la comisi¨®n de cultura, no hubo respuesta. Que lo tenga en cuenta Jaume Collboni.
Y por ¨²ltimo el Teatre Arnau, el ¨²nico teatro de barraca que queda, que s¨ª entra en los planes del Ayuntamiento, popular como es. Se har¨¢ un proceso de participaci¨®n para que lleguen ideas desde la base. De acuerdo, pero, ?no ser¨ªa m¨¢s l¨®gico definir antes el Paral.lel, siempre en fase de resurrecci¨®n? Porque se ha denegado la intervenci¨®n en la fachada del Liceo para esperar a ver c¨®mo se recupera la Rambla. Pedimos coherencia al consistorio porque sirve para entender su sistema, ¡°su¡± ciudad. Y, ya que estamos, tambi¨¦n se le pide que la memoria no quede circunscrita tan solo a 1936, tan vasta es Barcelona.
Patricia Gabancho es escritora.
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