De Kansas vengo

Lo raro no es que una cantante extranjera incluya el repertorio espa?ol en sus recitales; desde hace d¨¦cadas, divas de todo el mundo han interpretado y grabado, por ejemplo, obras de Falla y Montsalvatge. Lo raro es hacerlo con el grado de identificaci¨®n y acierto expresivo que la mezzosoprano estadounidense Joyce DiDonato mostr¨® el viernes en el Liceo. Incluso se atrevi¨® con la zarzuela ¡ªy sali¨® airosa¡ª abriendo la velada con la canci¨®n espa?ola de El ni?o jud¨ªo, de Pablo Luna, De Espa?a vengo; fue el punto de partida de un recital en el que la famosa diva de Kansas y el pianista Craig Terry, nacido en Tennessee, demostraron que la m¨²sica no tiene fronteras.

?Zarzuela siendo oriunda de Kansas? Para DiDonato es la cosa m¨¢s natural del mundo y as¨ª se lo explic¨® al p¨²blico tras cantar con gusto y frescura la famos¨ªsima De Espa?a vengo: ¡°Soy de Espa?a cuando la canto, tambi¨¦n soy de Catalu?a, o de Francia, tambi¨¦n soy Sh¨¦h¨¦rezade, as¨ª es el maravilloso poder de la m¨²sica¡±.

Dicho y hecho. Porque lo mejor del recital fue la delicada y voluptuosa interpretaci¨®n de Sh¨¦h¨¦razade, el tr¨ªpico de Maurice Ravel sobre versos de Tristan Klingsor; acert¨® en el juego de colores vocales y las inflexiones de la palabra para lograr una atm¨®sfera musical y po¨¦ticamente encantadora. Acert¨® tambi¨¦n, a pesar de sus graves forzados, en la honda intenci¨®n l¨ªrica de las Tres Majas dolorosas, de Enric Granados, con textos de Fernando Periquet.

En un tremendo cambio de estilo salt¨® de las tonadillas de Granados al barroco, lo que es mucho saltar; lo hizo cantando la c¨¦lebre aria Lascia chio pianga, de Rinaldo, de H?ndel, que fue muy aplaudida, aunque le qued¨® un punto empalagosa y fuera de estilo.

Con buen humor, jug¨® con los arreglos de Craig Terry, de reminiscencias jazz¨ªsticas, para dar nuevos aires a tres arias antiguas: Caro mio ben, de Giordani, Se tu m¡¯ami, de Pergolesi, y Star vicino, de autor desconocido. Y para cerrar cada parte del recital apost¨® por dos arias de lucimiento de Rossini: no estuvo muy fina en los agudos de Bel raggio lusinghier, de Semiramide, y mejor¨® bastante en Tanti afetti, de La donna del lago.

Algo fatigada, concedi¨® tres propinas, brome¨® con el p¨²blico, proclam¨® con orgullo su amor por la patria ¡ª¡±Soy de Kansas, adoro mi pa¨ªs, y tambi¨¦n adoro Barcelona y todos los lugares en los que canto¡±¡ª y se despidi¨® con Over the rainbow, la m¨¢gica balada de Harold Arlen inmortalizada en El mago de Oz.