Europa tropieza con los okupas
La mayor¨ªa de grandes ciudades europeas no ha sabido dar soluci¨®n a un conflicto que, en algunos casos, ha derivado en violencia
Barcelona tiene, peri¨®dicamente, problemas con el movimiento okupa. Desalojar una casa emblem¨¢tica es sin¨®nimo de fricciones, altercados, y crisis pol¨ªticas. Pero no es la ¨²nica. Grandes ciudades europeas, como Atenas, Berl¨ªn o ?msterdam, tropiezan tambi¨¦n de manera reiterada con la piedra de las okupaciones, que deja impotentes a las administraciones locales.
Atenas, el caso m¨¢s flagrante. El c¨¦ntrico barrio de Exarjia, que ser¨ªa lo m¨¢s parecido a barrio de Gracia, vive casi cada semana enfrentamientos con la polic¨ªa, con lluvia cruzada de c¨®cteles molotov y gases lacrim¨®genos, adem¨¢s de los habituales destrozos en el mobiliario urbano. La ciudad, envuelta en otros muchos problemas, da una respuesta b¨¢sicamente policial al conflicto.
Exarija se convirti¨® en el epicentro de los movimientos ¨¢cratas y autogestionarios, reconvertidos con el tiempo en antisistema, a finales de los ochenta, en paralelo a virulentas protestas estudiantiles en el pa¨ªs. Varios edificios okupados, transformados en centros de actividades culturales y sociales, dan fe de la pervivencia de un movimiento de protesta que a veces ha llegado a adquirir tintes de guerrilla urbana. El caso m¨¢s grave que se recuerda ocurri¨® en diciembre 2008, como respuesta a la muerte por la polic¨ªa de un adolescente de 15 a?os en una plaza del barrio. Exarjia, y el resto del centro ateniense, fueron pr¨¢cticamente engullidos por las llamas.
?msterdam, donde tambi¨¦n se han intentado alquilar locales ocupados, es el ejemplo m¨¢s parecido a Barcelona
A poca distancia de Exarjia, Villa Amalia, el edificio okupado durante m¨¢s tiempo en Atenas -22 a?os- fue desalojado en diciembre de 2012 por docenas de polic¨ªas, que hallaron en su interior 1.500 botellas vac¨ªas y bidones de l¨ªquido inflamable, lo que demostraba, seg¨²n los agentes, la conexi¨®n con los radicales antisistema. D¨ªas despu¨¦s del desalojo, la polic¨ªa practic¨® un centenar largo de detenciones al intentar un nutrido grupo de okupas entrar de nuevo en el edificio. Proyectos sociales, autogestionados, en Sal¨®nica, la segunda ciudad griega, han corrido la misma suerte, como el Orfanotrofio Squat o Turtle Corner, con varios detenidos ¨Cvarios sin papeles incluidos- en el segundo.
Con motivo de la crisis de los refugiados, en los ¨²ltimos meses han surgido centros de atenci¨®n a los migrantes y campamentos informales impulsados por ¨¢cratas y antisistema en algunas islas del Egeo. La polic¨ªa desaloj¨® en abril el campamento informal de No Borders Kitchen en Mytilene (Lesbos) y el Soli Cafe, en Qu¨ªos, en sendas acciones muy contestadas por el colectivo.
?msterdam, parecida a Barcelona. En la capital holandesa tambi¨¦n se ha intentado el alquiler de locales okupados. Las primeras okupaciones de edificios tuvieron lugar en Holanda en 1964. Fue en un barrio de ?msterdam que iba a ser derruido por el Ayuntamiento. Durante las dos d¨¦cadas siguientes, la toma de inmuebles vac¨ªos pas¨® de la cr¨ªtica contra la especulaci¨®n urbana, a derivar en un fen¨®meno donde el ideal de crear una sociedad propia se mezclaba con la droga y la marginaci¨®n.
En ?tenas, el c¨¦ntrico barrio de Exarjia ser¨ªa lo m¨¢s parecido a Gr¨¤cia
Hasta su prohibici¨®n en el a?o 2010, los okupas no eran perseguidos siempre que cumplieran ciertas condiciones. Si una casa permanec¨ªa vacante durante m¨¢s de 12 meses, y una vez dentro, no se destru¨ªa la propiedad, nadie era molestado por la justicia. En Barcelona, cuando los edificios son p¨²blicos, no tienen previsto dedicarse a nada m¨¢s, no sufren problemas estructurales y hay un retorno social, el Ayuntamiento no pide el desalojo.
En el caso de ?msterdam, si la polic¨ªa averiguaba de antemano cu¨¢ndo y d¨®nde iba a forzarse la cerradura de un local, pod¨ªa impedirlo. Aunque la capital ha sido la m¨¢s afectada, el fen¨®meno abarc¨® otras localidades, como Groningen (al norte del pa¨ªs), R¨®terdam, Utrecht o La Haya. En esta ¨²ltima, una antigua oficina de Hacienda estuvo as¨ª entre 1980 y 2003.
Pero desde hace seis a?os, instalarse sin contrato en una propiedad ajena puede conllevar un a?o de prisi¨®n. Si hay actos violentos, la pena suma dos a?os, y hasta tres si se act¨²a en grupo. No hay cifras oficiales de los centros todav¨ªa ocupados a escala nacional, pero entre 2010 y 2014, la polic¨ªa de ?msterdam desaloj¨® m¨¢s de 600 direcciones. Los agentes, eso s¨ª, avisan con ocho semanas de antelaci¨®n para que los residentes puedan recurrir ante los tribunales.
En 2010, hubo grandes manifestaciones contra la ley, con cargas policiales, en la ciudad. El esp¨ªritu de los a?os sesenta ha desaparecido, y muchas de las fincas se han transformado en restaurantes, clubes y caf¨¦s legales, a veces a cargo de antiguos activistas. M¨¢s vulnerables ante los tribunales, los okupas actuales cambian a menudo de lugar y optan por no arreglar tanto la vivienda.
Violencia en Berl¨ªn. En la capital alemana el movimiento okupa comenz¨® a gestarse a mediados de la d¨¦cada de los setenta en la zona occidental de la actual capital alemana. Tuvo su epicentro en el barrio de Kreuzberg y naci¨® como una reacci¨®n a la escasez de viviendas y tambi¨¦n como protesta por la pol¨ªtica del gobierno de la ciudad de derribar viejos edificios para hacer posible la construcci¨®n de viviendas modernas y m¨¢s caras.
A comienzos de la d¨¦cada de los ochenta, un heterog¨¦neo grupo de activistas de izquierda hab¨ªa logrado ocupar m¨¢s de 150 edificios en el sector occidental de la ciudad, una situaci¨®n que convenci¨® al Gobierno de la ciudad a adoptar lo que se llam¨® la ¡°L¨ªnea de Berl¨ªn¡±, que autorizo a la polic¨ªa a desalojar las casas ocupadas en menos de 24 horas.
Despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro, los okupas emigraron al sector oriental de la ciudad, donde hab¨ªa cientos de edificios vac¨ªos, sobre todo en Prenzlauer Weg y Friedrichshein. En el verano de 1990, los okupas ten¨ªan en su poder m¨¢s de 200 edificios, pero la utop¨ªa comenz¨® a llegar a su fin en noviembre de 1990, cuando unos 4000 efectivos desalojaron con violencia una serie de edificios ubicados en la calle Mainzer Str, en Friedrichshain.
El desalojo violento acab¨® con la alianza SPD-Verdes que formaba el Gobierno de Berl¨ªn y marc¨® la pol¨ªtica que a¨²n se mantiene vigente. Desalojos violentos o el pago de alquiler de los okupas. El desalojo m¨¢s reciente en Berl¨ªn tuvo lugar en enero de este a?o cuando unos 200 agentes de la polic¨ªa desalojaron un edificio ubicado en Friedrischshein y que hab¨ªa sido ocupado por militantes de grupos de ultraizquierda.
¡°Fue una respuesta clara del Estado de derecho¡±, admiti¨® el ministro del Interior de Berlin, Frank Henkel, al justificar la medida y, al mismo tiempo, dejar en claro que el gobierno no dudar¨ªa en actuar con energ¨ªa en contra de los grupos de ultraizquierda, una amenaza que no surti¨® efecto. En marzo pasado un grupo de activistas ocup¨® un edificio vac¨ªo en Kreuzberg, que fue desalojado por la polic¨ªa.
Los okupas vivieron un momento de gloria en marzo de 2015, cuando un movimiento que se hace llamar Blockoupy logr¨® reunir a m¨¢s de 10.000 manifestantes en Fr¨¢ncfort para protestar por la pol¨ªtica monetaria del Banco Central Europeo e intentar ocupar la nueva sede del BCE. La polic¨ªa impidi¨® la ocupaci¨®n, pero la protesta convirti¨® a la capital financiera de Alemania en un in¨¦dito campo de batalla campal.
Con informaci¨®n de M. A. S¨¢nchez Vallejo, Isaberl Ferrer y Enrique M¨¹ller
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