Seis a?os despu¨¦s
El Tribunal Supremo ha resuelto definitivamente el caso del hotel del Palau certificando la inexistencia de delito alguno en el proceder de la c¨²pula del urbanismo barcelon¨¦s
El Tribunal Supremo ha resuelto definitivamente el caso del hotel del Palau certificando la inexistencia de delito alguno en el proceder de la c¨²pula del urbanismo barcelon¨¦s. Al no haber ning¨²n supuesto de delito de tr¨¢fico de influencias como la fiscal¨ªa ha mantenido contra viento y jurisprudencia durante seis a?os, la absoluci¨®n ha beneficiado tambi¨¦n a Millet y Montull, los dos expoliadores confesos de la instituci¨®n cultural, aportando as¨ª m¨¢s confusi¨®n e indignaci¨®n por el retraso acumulado en la tramitaci¨®n del aut¨¦ntico y escandaloso caso del Palau de la M¨²sica.
Entiendo la perplejidad ciudadana ante la situaci¨®n, pero la responsabilidad de la misma hay que buscarla, exclusivamente, en aquellos que nos acusaron de delitos inexistentes, con la intenci¨®n de crear un caso ficticio para paliar el malestar de la opini¨®n p¨²blica por los retrasos del juicio a Millet y Montull por la causa madre, el de la apropiaci¨®n y desviaci¨®n a un determinado partido de parte del dinero de la instituci¨®n. Cuesta identificar otro motivo para comprender la persistencia de la fiscal¨ªa, a la que no ser¨ªa l¨®gico atribuir el desconocimiento de la posici¨®n doctrinal del Supremo ante el tipo penal del tr¨¢fico de influencias, reiterado en diversas sentencias anteriores.
Una actitud como esta, incalificable desde el punto de vista jur¨ªdico, puede entenderse en la acusaci¨®n popular dirigida por el actual teniente de alcalde Jaume Asens, dedicado durante estos a?os a combatir y desprestigiar pol¨ªticamente la pr¨¢ctica urban¨ªstica desarrollada por el ¨¢rea de Urbanismo durante la profunda, transparente y exitosa transformaci¨®n urbana de Barcelona, dirigida por los alcaldes socialistas Pasqual Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu. Cumplido el penoso y largo tr¨¢mite procesal para llegar a d¨®nde hemos llegado, es de justicia plantearse algunos interrogantes. ?C¨®mo es posible que la Fiscal¨ªa diera curso a la denuncia y la sostuviera con pasi¨®n a pesar de las evidencias de su falsedad ratificadas por el Tribunal Supremo? ?Cu¨¢l ha sido la raz¨®n ¨²ltima de la cooperaci¨®n entre los obligados a mantener el principio de legalidad con los adversarios ideol¨®gicos del urbanismo municipal?
Ciertamente, los que hemos vivido la pena de ser se?alados como delincuentes durante seis a?os hemos sido los integrantes de la denominada c¨²pula de Urbanismo, pero el objetivo evidente del caso construido sin fundamento era sentar en el banco de los acusados a la gesti¨®n urban¨ªstica de la ciudad en su conjunto, protagonizada por cientos de profesionales, arquitectos, abogados y pol¨ªticos, respetados y reconocidos internacionalmente por su forma de hacer y los resultados obtenidos. Se construy¨® un caso pol¨ªtico para acabar con el prestigio del urbanismo made in Barcelona . Felizmente, han fracasado.
La invenci¨®n del caso ha tenido sus consecuencias, todas nefastas. Sus promotores han regalado una victoria gratuita a Millet y Montull, blanqueando su historial de delincuentes. Sin embargo, lo que me parece m¨¢s relevante y grave desde una perspectiva social y pol¨ªtica, es la derrota que los creadores del caso han infligido a la credibilidad de quienes combaten la corrupci¨®n diariamente, desde los tribunales y desde los gobiernos, y al des¨¢nimo que habr¨¢n causado en los ciudadanos que mantienen viva la esperanza de acabar cuanto antes con esta lacra de la sociedad.
El precio de tanta irresponsabilidad ha sido la pena a la que nos condenaron, desde el primer d¨ªa, a quienes siempre hemos sido inocentes, pero hemos tenido que vivir como acusados por una supuesta conducta delictiva inexistente. Ha sido una dura experiencia personal inmerecida, a la que hemos arrastrado inevitablemente a nuestras familias; juntos hemos recorrido un calvario dif¨ªcil de describir en pocas palabras, pero altamente injusto y cruel; un trayecto en el que descubres el valor de la confianza de los amigos y del respeto profesional de los colegas pero tambi¨¦n la fragilidad de la solidaridad pol¨ªtica y la frivolidad de los aficionados a los juicios paralelos.
Ram¨®n Garc¨ªa-Bragado Ac¨ªn es exteniente de Alcalde del Ayuntamiento de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.