El valor de la oposici¨®n
Ante un pluralismo parlamentario sin mayor¨ªas absolutas, el protagonismo de las fuerzas opositoras aumenta. El primer objetivo de la regeneraci¨®n democr¨¢tica deber¨ªa ser un cambio radical en la relaci¨®n entre el gobierno y quienes encarnan la alternativa
En cuanto se conozca la aritm¨¦tica parlamentaria que surja de las urnas, comenzar¨¢ una negociaci¨®n para consolidar una mayor¨ªa parlamentaria capaz de investir a un presidente y de impulsar una acci¨®n de gobierno confortable, din¨¢mica y duradera. El primer objetivo tras unas elecciones es formar gobierno, pero cuando se decide acordar una mayor¨ªa progubernamental en el Congreso tambi¨¦n se determina quien formar¨¢ parte de la oposici¨®n. A pesar de la evidencia, no se da a la oposici¨®n la importancia que merece, puesto que gobierno y oposici¨®n son las dos caras del parlamentarismo democr¨¢tico.
Los sistemas democr¨¢ticos necesitan de un gobierno y una oposici¨®n para sobrevivir. Uno de los requisitos axiales del pluralismo pol¨ªtico, como valor democr¨¢tico, es la aceptaci¨®n de la diversidad, la discrepancia y el disenso como algo esencial de la naturaleza social de los seres humanos. No hay democracia sin una oposici¨®n que plantee pol¨ªticas y modelos sociales alternativos, y que pueda aspirar a ejercer el poder. La oposici¨®n es fundamental para el buen funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas y para el control y el desarrollo de las funciones gubernamentales. Tan importante es la acci¨®n del partido o partidos que gobiernan como la actividad de los que est¨¢n en la oposici¨®n. En democracia coexisten dos tipos de responsabilidades: la gubernamental y la opositora.
Ante un pluralismo parlamentario sin mayor¨ªas absolutas, el protagonismo de las fuerzas opositoras aumenta. La m¨¢xima que podr¨ªa utilizarse en los parlamentos multipartitos para comprender las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo es ¡°dime que oposici¨®n tienes y te dir¨¦ como gobiernas¡±. La pol¨ªtica de pactos que se iniciar¨¢ en Espa?a deber¨¢ tener muy en cuenta, por un lado, la mayor¨ªa parlamentaria que apoyar¨¢ al futuro gobierno y, por otro lado, las caracter¨ªsticas de los grupos parlamentarios que estar¨¢n en la oposici¨®n. Del mismo modo que existen distintas modalidades de apoyo a la actividad gubernamental, tambi¨¦n hay varias maneras de oponerse a la pol¨ªtica del gobierno. En el actual contexto pol¨ªtico, ser¨ªa preferible una oposici¨®n que pueda contribuir a la gobernabilidad y a la estabilidad: constructiva, responsable, precavida, l¨²cida y honesta, que abandone la demagogia, el obstruccionismo y la cr¨ªtica fr¨ªvola. Una oposici¨®n que presente pol¨ªticas y pol¨ªticos alternativos, y que lo haga ilustrando a los que gobiernan. Es decir, una oposici¨®n muy at¨ªpica en Espa?a.
Conseguir una oposici¨®n de estas caracter¨ªsticas no solo depende de las formaciones pol¨ªticas opositoras y de sus intenciones pol¨ªticas, sino tambi¨¦n de la actitud del gobierno y de la mayor¨ªa parlamentaria que lo apoya. Los gobiernos espa?oles se han distinguido por considerar la oposici¨®n como un fen¨®meno negativo a eliminar, como una pr¨¢ctica perversa centrada en ir contra el gobierno, la prosperidad y las reglas democr¨¢ticas. Hay que saber gobernar valorando el papel que desempe?a la oposici¨®n y debatiendo de manera civilizada con las fuerzas contrarias al gobierno. Ello implica facilitar toda la informaci¨®n que requiera la oposici¨®n para poder desarrollar su actividad y para que sea m¨¢s cooperativa y menos conspirativa. Promover el v¨ªnculo entre gobierno y oposici¨®n facilita una posible coincidencia en algunos objetivos pol¨ªticos y, por lo tanto, una eventual y saludable colaboraci¨®n y corresponsabilizaci¨®n en el impulso de determinadas pol¨ªticas.
Desgraciadamente, muchas de estas palabras suenan a m¨²sica celestial. Estamos demasiado habituados a la manifiesta incapacidad para escuchar argumentos divergentes, a la falta de respeto entre gobernantes y oponentes, a las estent¨®reas proclamas de representantes pol¨ªticos que vilipendian el abec¨¦ del funcionamiento democr¨¢tico. El indispensable di¨¢logo entre el gobierno y la oposici¨®n es imposible si se basa, como ocurre actualmente, en una dial¨¦ctica superficial y en una deslealtad cr¨®nica. Es de vital importancia asumir que la eficacia de un gobierno depende de la eficacia de la oposici¨®n. Hay que reivindicar una oposici¨®n que, con un profundo sentido institucional, sea un valor democr¨¢tico de primer orden.
Cuando las formaciones pol¨ªticas analicen los resultados electorales y se planteen iniciar las negociaciones para la investidura y la formaci¨®n de gobierno, deben ser conscientes de la importancia que tiene la oposici¨®n en un contexto de pluripartidismo parlamentario. El primer objetivo de regeneraci¨®n democr¨¢tica deber¨ªa ser promover un cambio radical en las relaciones entre gobierno y oposici¨®n, como realidades parlamentarias que conviven en los per¨ªodos de legislatura y que condicionan la salud de nuestra cultura democr¨¢tica.
Jordi Matas Dalmases es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB.
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