Histeria bajo las palmeras
En el pasadizo que comunica Ronda Universitat con la calle de Pelai hay dos enormes ¨¢rboles, recuerdo de un patio que pertenec¨ªa a la escuela de electr¨®nica Radio Maym¨®
Frente a la fachada del moderno hotel Jazz hay dos palmeras, situadas en un modesto pasadizo que comunica la Ronda Universitat con la calle de Pelai. Estos ¨¢rboles, supervivientes de la remodelaci¨®n que conoci¨® este espacio a principios del actual siglo, recuerdan que aqu¨ª hubo un patio que pertenec¨ªa a la escuela de electr¨®nica por correspondencia Radio Maym¨®, y a la compa?¨ªa de autobuses Alsina Graells. Pero mucho antes, ambas palmeras formaron parte de un jard¨ªn que daba respiro a una f¨¢brica de sombreros, la librer¨ªa Sintes, el consultorio oftalmol¨®gico del doctor Durand y el Instituto de Electroterapia del doctor Galcer¨¢n, que como rezaba su publicidad dispon¨ªa de ¡°consultorio especial para enfermos del cerebro¡±. Su creador, Arturo Galcer¨¢n Gran¨¦s, hab¨ªa trabajado en el manicomio Nueva Bel¨¦n de Sant Gervasi, fue director del manicomio de Sant Boi de Llobregat, y presidente de la Sociedad de Psiquiatr¨ªa y Neurolog¨ªa de Barcelona. En su cl¨ªnica se practicaban t¨¦cnicas como la galvanizaci¨®n, la faradizaci¨®n y la franklinizaci¨®n para el tratamiento de la histeria femenina, una enfermedad que entonces estaba muy de moda.
Desde la segunda mitad del siglo XIX, en Barcelona se extendieron los tratamientos con electricidad, basados en la aplicaci¨®n de corrientes de inducci¨®n. Estas terapias pseudocient¨ªficas hab¨ªan llegado a trav¨¦s de revistas como La Gaceta M¨¦dica Catalana, y pronto suscitaron encendidos debates, como el que organiz¨® en 1879 el Ateneo de Internos en el Anfiteatro Cl¨ªnico de la Facultad de Medicina de Barcelona. En esos mismos a?os comenzaron a fabricarse los primeros aparatos de corrientes, tan voluminosos y pesados que s¨®lo estaban al alcance de unos pocos centros terap¨¦uticos. Ese ser¨ªa el caso del Gran Establecimiento Ter¨¢pico Funcional del doctor Eusebio Nunell, abierto desde 1872 en la Rambla de Estudios y pionero en aplicar t¨¦cnicas como la kinesiterapia, la hidroterapia, la balneoterapia y la electroterapia, esta ¨²ltima a cargo del doctor Bertr¨¢n Rubio que hab¨ªa trabajado en el hospital de la Santa Creu de Barcelona, uno de los primeros en disponer de un servicio de electroterapia. Y que tuvo la primera consulta privada en Barcelona, en la calle de Mendiz¨¢bal (hoy Junta de Comercio), ganando una medalla de oro en la Exposici¨®n Universal de 1888 con un aparato magneto-faradico de su invenci¨®n.
Entre los siglos XIX y XX, Barcelona conoci¨® una gran euforia hacia esta clase de terapias. En 1885 la Casa de Socorro de la calle Marqu¨¦s de Barber¨¢ abr¨ªa un consultorio gratuito pensado para mendigos y pobres de solemnidad, que inclu¨ªa la electroterapia. Unos a?os m¨¢s tarde, comenzaba a funcionar un servicio igual en el dispensario de la Facultad de Medicina. En la calle Caspe se instal¨® el Gran Establecimiento Ter¨¢pico Sulfuroso de los doctores Jos¨¦ Puigcarb¨® y Agust¨ªn Bassols, con secci¨®n electroter¨¢pica, ducha el¨¦ctrica y ba?o electroest¨¢tico ¡°como los que funcionan en Par¨ªs, en la cl¨ªnica de la Salpetri¨¦re del malogrado doctor Charcot¡±. Entre los muchos terapeutas que se dedicaban a estas t¨¦cnicas, gozaron de fama el Gabinete Electroter¨¢pico de la Rambla de Canaletas, el Instituto de Fisioterapia del doctor R. Sampera de la Rambla Catalu?a, o la Casa de Curaci¨®n del doctor Lloret en la Rambla del Centro, para enfermedades del est¨®mago, h¨ªgado e intestinos. Tambi¨¦n destacaba la Cl¨ªnica del doctor Crous en la calle del Carme, con ¡°modernos aparatos de electroterapia, fototerapia, sismoterapia e inhalaciones¡±.
Entre las principales aplicaciones de la electroterapia figuraba la histeria y lo que entonces se llamaban ¡°enfermedades secretas¡± (hoy ven¨¦reas). Esa era la especialidad de la Cl¨ªnica Salut, en la calle Escudellers, que contaba con salas de espera individuales, y atenci¨®n especializada para se?oras. En el Congreso Internacional de Electholog¨ªa y Radiolog¨ªa M¨¦dica, que se celebr¨® en 1910 en Barcelona, el doctor Arturo Galcer¨¢n present¨® una ponencia sobre los alcances de la electroest¨¢tica en la histeria. Similar preocupaci¨®n mostraba el doctor Francisco de Paula Xercavins, que tuvo consulta en la Ronda de San Antonio y en la calle Pelayo, y que en 1910 abri¨® consulta en el edificio que hoy acoge la sede del Colegio de Ingenieros de Barcelona, en Consejo de Ciento. Este psiquiatra trataba la par¨¢lisis convulsiva, el bocio exoft¨¢lmico, corea, tics, epilepsia, histeria y neurastenia. En sus libros cita diversos casos, como el de una joven de Sant Andreu que si no pod¨ªa dormir ten¨ªa un fuerte dolor en el dedo gordo del pie: ¡°Otro, obsesionado en sufrir enfermedad grave del est¨®mago, sent¨ªa dolor en tal sitio, y si se imaginaba padecer de la garganta o de otro sitio, all¨ª sent¨ªa el sufrimiento. Otra joven quedaba en casa o en medio de la Rambla ciega por unos minutos, luego sorda, m¨¢s tarde af¨¢sica o af¨®nica¡±.
La electroterapia entr¨® en decadencia a partir de los a?os treinta, cuando comenz¨® a sufrir un lento declive en favor de otros medios terap¨¦uticos, y la histeria dej¨® de diagnosticarse. Por lo que respecta a la cl¨ªnica del doctor Galcer¨¢n, s¨®lo quedaron estas palmeras, ajenas a los cambios, como testigos mudos y verdes de otros tiempos.
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