La construcci¨®n de un mito
La tranformaci¨®n de Barcelona fue una revoluci¨®n agitada desde los barrios pero hecha por la clase media, que es la que aporta conocimiento para superar la pancarta
Marc Andreu es un periodista que investiga la historia de los barrios y que con su meticulosa tesis sobre la FAVB en los a?os de la Transici¨®n gan¨® el premio Ciutat de Barcelona. Estos premios, si se miran en conjunto, son bastante un manifiesto, no porque el Ayuntamiento sugiera qui¨¦n tiene que ganar, eso no, sino porque selecciona un jurado que le garantiza una cierta afinidad con los productos premiados, algunos de los cuales, no todos, tienen sentido pol¨ªtico. Estos premios no admiten candidaturas: el jurado comparece con sus preferencias bajo el brazo. Con escasas variantes, ha sido as¨ª siempre: la ciudad que manda se complace en reconocer los m¨¦ritos de quienes la secundan, las cosas que le producen un eco c¨¢lido y reconfortante. Lo que no significa que los premios no re¨²nan m¨¦ritos, al contrario: suelen ser trabajos de gran calidad.
En el caso de Marc Andreu, que pertenece abiertamente al entorno de Ada Colau y es consejero t¨¦cnico de Sant Andreu, el libro es un prodigio de datos interpretados con un sesgo ideol¨®gico muy di¨¢fano. Ning¨²n problema: nadie le quita el honor de haber sistematizado esta informaci¨®n, que dorm¨ªa en unos archivos que ¨¦l mismo calific¨® de ¡°v¨ªrgenes¡±. Hace poco, el autor public¨® otro vol¨²men, Les ciutats invisibles, reportajes que previamente salieron en L'Aven? ¡ªgran instrumento para entender qui¨¦nes somos, esta revista¡ª y que merec¨ªan la recopilaci¨®n. Barrios perif¨¦ricos de Barcelona y del entorno metropolitano y alguna excursi¨®n por las otras capitales catalanes y sus propias periferias. Estamos hablando de espacios marginales que en algunos casos conservan a duras penas el contacto con el nivel social que los rodea y que al mismo tiempo los separa del n¨²cleo.
Cuando la periferia se desconecta, cuando hay una brecha entre los m¨¢s pobres y los menos pobres, hay un grupo humano condenado a quedarse atr¨¢s para siempre. La famosa cohesi¨®n social es exactamente lo contrario: una continuidad entre unos y otros que favorece la movilidad social. Marc Andreu va a ver esa realidad, a valorarla y a contarla. No es cierto que est¨¦ sistem¨¢ticamente olvidada ¡ªen este espacio han desfilado todos los barrios que ¨¦l retrata, excepto los que se alejan de la geograf¨ªa barcelonesa¡ª, pero s¨ª lo es que no son territorios integrados al imaginario convencional. ¡°Nadie¡± va a algunos de estos lugares; otros funcionan la mar de bien.
Como suele pasar, Marc Andreu se encuentra all¨ª con viejos luchadores que han bajado los brazos. Ya no hay pancartas, ahora hay crisis a secas y los ritmos de la protesta se canalizan de otra manera, no existe esa lucha franca de otros tiempos. Hay una nostalgia t¨¦nue que cubre esa p¨¦rdida. P¨¦rdida de eficacia. La pol¨ªtica hoy es otra cosa. Las viejas generaciones todav¨ªa cre¨ªan en el esfuezo personal y en los estudios, hoy el mercado ha triturado las expectativas. Marc Andreu constata estos cambios, pero su intenci¨®n es recuperar la memoria de las luchas pasadas casi como un camino de redenci¨®n.
Y aqu¨ª es donde se ve la operaci¨®n de construir un mito: el de la clase obrera que, solidaria y organizada, cambia el mundo. Aunque ¨¦l sabe que la gran transformaci¨®n urbana se dio cuando una serie de cuadros bien formados recogieron las peticiones y las hicieron realidad. Fue una revoluci¨®n agitada desde los barrios pero consagrada desde la clase media que pas¨® a gobernar, porque es la clase media la que aporta conocimiento, la que tiene la formaci¨®n necesaria para superar la pancarta. Para planificar globalmente.
En el Arxiu Fotogr¨¤fic del convento de Sant Agust¨ª hay una exposici¨®n sobre las pintadas de la Transici¨®n: batallas perdidas. Todas se quedaron a medias, excepto las que piden para el barrio: Barracas no, pisos s¨ª, escriben en las paredes del Carmel. Hubo pisos. Pero la mano que pintaba no hubiera conseguido agarrar la llave de la puerta si no hubiera sido por ese pacto t¨¢cito de transformaci¨®n justiciera y hermosa que se labr¨® en despachos ilustrados. ?Tanto cuesta reconocer que fue un proceso colectivo?
La supresi¨®n de la clase media en la historia de la ciudad, y por lo tanto en su presente, es una ofrenda a Ada Colau, que se nutre de este mito. Pero a¨²n as¨ª es una sutil manipulaci¨®n que no se corresponde con las ¡°buenas intenciones¡± declaradas de quienes precisamente se proclaman restauradores de la memoria de todos.
Patricia Gabancho es escritora.
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