Identidad y territorio
A los nacionalistas les gusta hablar de que quieren un pa¨ªs libre, pero no les importa si es ambientalmente sostenible
Hace unos d¨ªas le¨ª un art¨ªculo de Javier Cercas en el dominical de EL PA?S donde, citando a George Orwell, afirmaba que ¡°el nacionalista es indiferente a la realidad¡±. Estoy de acuerdo. Creen que su pueblo o naci¨®n es el escogido o, como m¨ªnimo, mejor que los otros. Forman una comunidad identitaria movida por una fe inquebrantable. Uno cree que los nacionalistas han de apreciar su territorio, han de amar su paisaje, sus r¨ªos, sus monta?as, sus campos de cultivo, sus mares y sus bosques. La sorpresa es que su amor a su tierra es una cosa inmaterial, intangible. Ellos aman su identidad que se circunscribe en un territorio original que puede ser destrozado por sus decisiones.
El paisaje y las personas que forman parte de este territorio nacional est¨¢n al servicio de la patria. Por eso, los nacionalistas que gobiernan en Catalu?a hacen sufrir a la ciudadan¨ªa con sus pol¨ªticas de recortes sociales. Tampoco tienen ning¨²n problema en destruir el paisaje, en desecar r¨ªos y acu¨ªferos o en contaminar el mar. La pol¨ªtica medioambiental ha desparecido y con ella la conselleria de Medio Ambiente. Les gusta hablar de que quieren un pa¨ªs libre pero no les importa si es ambientalmente insostenible.
Para argumentar esta ¨²ltima afirmaci¨®n podr¨ªa hacer una lista largu¨ªsima de actuaciones sobre el territorio aprobadas por los gobiernos de CiU y ahora con ERC. Voy a centrarme en dos actuaciones que encuentro ejemplares para ilustrar la introducci¨®n del art¨ªculo: Barcelona World en el Camp de Tarragona y la construcci¨®n de una autov¨ªa por La vall d¡¯en Bas (Garrotxa).
La construcci¨®n de Barcelona World, en Salou, al lado de Port Aventura, supone la creaci¨®n de una ciudad de unos 15.000 habitantes sobre unos terrenos propiedad de CaixaBank (que ya ha hecho su gran negocio con la recalificaci¨®n de unos terrenos r¨²sticos a urbanizables) alrededor de casinos y hoteles. Quieren hacer de esta zona una especie de ciudad del juego y de los negocios.
Utilizando el reclamo tur¨ªstico de la Costa Dorada y de Port Aventura se podr¨¢n construir alegres y luminosos casinos, como el que pretende levantar la empresa estadounidense Melco, que en su pa¨ªs tiene vetado obtener licencia por cooperar con la mafia china. O como el que pretende construir el promotor del Casino de Peralada, asociado con la empresa Genting que opera en Malasia, donde el juego es una actividad de primer orden. Y para que esto funcione la mar de bien han bajado los impuestos y las tasas al sector del juego, del 55% al 10%, para que ayuden a la internacionalizaci¨®n de Catalu?a.
El gobierno nacionalista afirma que se crear¨¢n miles de puestos de trabajo (sostienen que ser¨¢n entre 7.000 y 10.000 empleos directos) y esto activar¨¢ econ¨®micamente la zona. Mienten en relaci¨®n al supuesto n¨²mero de empleos y callan respecto de la calidad de los mismos. Un complejo como Port Aventura tiene 1.500 trabajadores, los sueldos y las condiciones laborables del sector son indignas y el Camp de Tarragona contin¨²a siendo una de las zonas con la tasa de paro m¨¢s alta. El gobierno nacionalista ondea las banderas de la patria al mismo tiempo que hunde al territorio en el monocultivo tur¨ªstico del juego.
En el otro extremo de Catalu?a, mucha gente ha admirado el paisaje de la Vall d'en Bas, con la mirada majestuosa del Puigsacalm y el lento serpenteo del r¨ªo Fluvi¨¤ despu¨¦s de caer en bonitas cascadas des de su nacimiento en el Collsacabra (Osona). Un valle de origen lacustre que ha generado uno de los suelos agr¨ªcolas m¨¢s f¨¦rtiles de Catalu?a. En esta zona el gobierno nacionalista quiere construir una autov¨ªa de cuatro carriles que vaya desde Olot hasta la conexi¨®n con la carretera que va a Vic a trav¨¦s del nuevo t¨²nel de Bracons. Esto significar¨¢ la destrucci¨®n definitiva de un paisaje ¨²nico y se romper¨¢ el equilibrio que se manten¨ªa entre el sector agr¨ªcola, tur¨ªstico e industrial. Se priorizar¨¢ llegar unos minutos antes a cambio de destruir el valle. Ganar¨¢ la estupidez.
Los nacionalistas apoyan la infraestructura, los empresarios ¡ªmayormente del sector c¨¢rnico y del asfalto¡ª est¨¢n de acuerdo. Muchos de ellos colaboran econ¨®micamente con la ANC y son considerados grandes patriotas. Para los nacionalistas la identidad es intocable pero para llegar a su ?taca no les importa destruir la belleza que hace feliz a muchas personas. Todo por la patria.
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia.
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