Bach era un 'furero'
Miki Espuma, uno de los fundadores de La Fura del Baus, reinterpreta al genio barroco con acertados toques electr¨®nicos y cante jondo en el festival Bachcelona
Bach era un genio, hasta ah¨ª todos de acuerdo. Tambi¨¦n coinciden sus bi¨®grafos al se?alarle como un aut¨¦ntico friqui de la tecnolog¨ªa musical (fabricantes de ¨®rganos y pianofortes lo padecieron en sus sufridas carnes). Partiendo de esa mezcla nada descabellada de genialidad y friquismo, el Festival Bachcelona present¨® a su mentor en un contexto trasgresor y desinhibido. Y el resultado no pudo ser m¨¢s atractivo.
Miki Espuma, uno de los fundadores de La Fura del Baus, ha reinterpretado a su manera la Cantata de los campesinos de Bach sin traicionar ni su esp¨ªritu ni su contenido musical, pero introduciendo un pu?ado de elementos ajenos a la partitura que, en vez de distorsionar el discurso, le aportan nuevos elementos de coherencia (tal vez no fueran necesarios pero tampoco sobran) y potencian la cara festiva del genio barroco (que tambi¨¦n la ten¨ªa). Espuma ha confeccionado un exquisito divertimento para mentes abiertas a la aventura que se consume con suma facilidad y deja un magn¨ªfico regusto en el paladar. En sus manos queda claro que Bach era un furero.
FREE BACH 212
La Fura dels Baus y Divina Mysteria.
Coordinaci¨®n y gui¨®n: Miki Espuma y David Cid.
Direcci¨®n musical: Pavel Amilcar, Thor Jorgen y Miki Espuma.
S¨®tano de la f¨¢brica de cerveza Moritz.
Festival Bachcelona
Barcelona, 24 de julio de 2016
Ya de entrada, presentar una obra que alaba las virtudes de la cerveza en una antigua f¨¢brica de esa bebida tiene su morbo. Bajar por las l¨²gubres escaleras que llevan a los s¨®tanos de la Moritz es como entrar en un mundo de fantasmas del pasado, sensaci¨®n que aumentaba por la presencia de unas enormes figuras blancas de yeso, silenciosos observadores de una realidad que se mov¨ªa a su alrededor entre destellos de color e inquietantes claroscuros. En el peque?o escenario bajo enormes arcadas con algo de siniestro (un ambiente totalmente furero) el barroco m¨¢s estricto se codeaba con naturalidad con toques electr¨®nicos y cante jondo, movi¨¦ndose entre la estricta lectura de la partitura y la improvisaci¨®n m¨¢s libre.
Como para despistar, la propuesta se abr¨ªa con el Aria de las Variaciones Goldberg y la rara sensaci¨®n de que, a partir de ese momento, todo era posible. Mientras que los dos cantantes y el cuarteto barroco iban interpretando lo que Bach escribi¨®, Espuma, parapetado tras sus sintetizadores, puntuaba determinados pasajes o intercalaba bosquejos sonoros envolventes y la cantaora Mariola Membrives aportaba un contrapunto flamenco que actuaba como id¨®nea condimentaci¨®n de un guiso bien cocinado. Un pu?ado de elementos disparatados que encajaban a la perfecci¨®n y desembocaban, no podr¨ªa ser de otra manera, con int¨¦rpretes y p¨²blico brindando con una cerveza en mano.
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