La ¡®ley d¡¯Homs¡¯ (II)
Cuando ¨¦l y su partido dicen estar en proceso de desconexi¨®n de Espa?a llega la apoteosis al permitir que el PP domine la mesa del Congreso
La lucha entre Francesc Homs y Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz por convertirse en el Churchill catal¨¢n y ser recordado como el pol¨ªtico catal¨¢n de orden y mando m¨¢s astuto se recrudece por momentos. Si hace unas semanas era Fern¨¢ndez D¨ªaz quien a?ad¨ªa brillo a su estrella con su respuesta a la controversia generada por la filtraci¨®n de sus conversaciones con el director de la Oficina Antifraude, esta semana es la estrella de Homs la que proyecta un fulgor irresistible. Al parecer, el artista antes conocido como Quico Homs se sinti¨® personalmente desafiado por el deslumbrante desempe?o de Fern¨¢ndez D¨ªaz y nos regal¨® unos d¨ªas memorables en el inicio de la legislatura en el Congreso.
El duelo entre Fern¨¢ndez D¨ªaz y Homs se ha convertido en un derroche de talento embelesador, un toma y daca sin tregua, en que estos dos gigantes del orden y la seriedad compiten no s¨®lo por que Churchill sea su doppelg?nger sino por ver qui¨¦n pone m¨¢s obst¨¢culos en la carrera para desentra?ar el misterio de la psique humana.
Hace unos meses escrib¨ª en esta misma tribuna la primera parte de la Ley d¡¯Homs. El episodio de las votaciones para la mesa del Congreso obliga a ampliar esa Ley d¡¯Homs all¨ª donde qued¨®.
Siete. Desconcierta a todo el mundo a la primera de cambio. Homs decidi¨® que iba a presentarse ¨¦l mismo como Presidente del Congreso en primera votaci¨®n. Nadie, creo, entendi¨® por qu¨¦. Por suerte, ¨¦l mismo se encarg¨® de aclararlo: su candidatura era un revulsivo pol¨ªtico en el proceso judicial por la consulta del 9-N. Tras lo cual todo el mundo sigui¨® sin entender nada, pero, no se sabe por qu¨¦, todos respiramos aliviados, y es que Homs, antes que nada, es un encantador (cualidad, por cierto, que define a los grandes escritores, seg¨²n Nabokov).
Ocho. Si mientes y te pillan, siembra la duda sobre los dem¨¢s. Las vicepresidencias de Ciudadanos y PP obtuvieron diez votos m¨¢s de los que suman los diputados de Ciudadanos y PP. Por eliminaci¨®n y por sentido com¨²n, todo indicaba que por lo menos algunos de esos votos proven¨ªan del grupo de Homs. Respuesta inicial de Homs: ¡°No s¨¦ de d¨®nde salen los diez votos, ya me gustar¨ªa saberlo¡±.
Nueve. Si mientes, te pillan, y no consigues sembrar la duda sobre los dem¨¢s, entonces si¨¦mbrala sobre los tuyos. Si con la respuesta inicial no consigues ahuyentar esa sensaci¨®n de que has hecho algo que en el fondo no te favorece, apela al secreto para manchar a los tuyos: ¡°Cuando el voto es secreto pasan estas cosas, que alguien puede votar algo un poco diferente¡±. Una respuesta de este g¨¦nero abre el camino para que todos piensen que en el grupo de Homs puede haber traidores que, qui¨¦n sabe, podr¨ªan votar a favor de la investidura de Rajoy. ?Habr¨¢ que empezar a hacer purgas? No, no har¨¢ falta, todos tranquilos, el Churchill de Vic est¨¢ al mando: ¡°El voto en la investidura, por suerte, es p¨²blico¡±.
Diez. Debes preferir que piensen que no eres muy listo a pensar que pactas con el monstruo espa?ol. Cuando todo indica que Homs pact¨® con el PP para obtener alg¨²n r¨¦dito a cambio (quiz¨¢s garantizar el grupo propio), Homs lo niega y deja una ¨²nica explicaci¨®n alternativa: prest¨® los votos al PP y Ciudadanos simplemente a cambio de nada. Hab¨ªa una ¨¦poca en que el partido de Homs ten¨ªa que firmar compromisos ante un notario para que la gente se creyera que no iba a pactar con el PP. Los tiempos han cambiado y la certificaci¨®n de la ausencia de pacto es ahora menos farragosa y m¨¢s barata; ahora basta con la palabra de Homs (quien, como ¨¦l mismo se encarga de recordarnos cada dos por tres, es jurista, que es la misma formaci¨®n que tiene al menos la mitad de los pol¨ªticos, pero en su caso, por alguna raz¨®n misteriosa, eso nos impresiona mucho m¨¢s).
Once. Desconectar es compatible con conectar. Cuando Homs y su partido llevan meses afirmando estar en pleno proceso de desconexi¨®n de Espa?a, ya se sabe, creando y no creando estructuras de Estado o desobedeciendo y no desobedeciendo las decisiones de los ¨®rganos jurisdiccionales, llega por fin la apoteosis de la desconexi¨®n al permitir que el PP, el garante ideol¨®gico de la unidad de Espa?a, domine la mesa desde la cual se pone orden a las iniciativas legislativas destinadas a la extinci¨®n lenta y sutil del pueblo catal¨¢n.
Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico
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