Gloria Gaynor sobrevive como puede
La diva de la m¨²sica 'disco' se abraza a su canci¨®n m¨¢s hist¨®rica en el cierre de las Noches del Bot¨¢nico
Hay ¨¦xitos que sirven para tararear. Y hay otros ¨¦xitos, en cambio, que hacen las veces de estandartes. 'I Will Survive' pertenece sin duda a esta segunda categor¨ªa. Est¨¢ escrito en un comp¨¢s muy habitual, un cuatro por cuatro, y en la todav¨ªa m¨¢s corriente tonalidad de La menor, pero en cuanto vio la luz result¨® evidente que no hab¨ªa nacido solo para llenar las pistas de baile, sino tambi¨¦n algunos corazones y no pocos argumentarios. Han transcurrido 37 a?os desde aquel 1979 y anoche 'I Will Survive' no son¨® una vez en el Bot¨¢nico de la Complutense, sino dos: en el v¨ªdeo inaugural y casi como colof¨®n de la fiesta. Pero all¨ª, en aquella apoteosis r¨ªtmica, noct¨¢mbula y canicular, no bastaba con entender solo de baile. Hab¨ªa que entender m¨¢s cosas.
La historia de Gloria Gaynor se nutre de no pocos ingredientes parad¨®jicos. No importa: a lo mejor sucede que la vida misma es una persistente sucesi¨®n de paradojas. A la diva divin¨ªsima de Nueva Jersey la contemplan 66 primaveras y m¨¢s de 15 discos, pero parece que todo orbitara en torno a la oda aquella sobre la supervivencia. Y siendo ella una mujer recatada y de mentalidad conservadora, cat¨®lica y muy formal, resulta que se ha erigido en embajadora de quienes, haciendo valer su voluntad y derechos, se acurrucan, achuchan y aparean con quien les da la real¨ªsima gana. Qu¨¦ cosas.
Hubo que esperar hasta las 22.15 para que la gran dama, agazapada tras el bater¨ªa durante el pr¨®logo instrumental, ense?ara la patita y el modelazo de la noche, una larga blusa en tonos azul turquesa (perd¨®nennos los estilistas si incurrimos en imprecisiones crom¨¢ticas). Y hubo que aguardar solo una pieza m¨¢s, la a?eja 'Goin' Out Of My Head', para que sonaran de manera encadenada los otros dos ¨¦xitos enormes, 'I Am What I Am' y 'Never Can Say Goodbye'. Pero Gaynor nunca pareci¨® muy predispuesta a desmelenarse. En ning¨²n caso, desde luego, como ese trombonista saleroso que se contoneaba tal que si lo azuzara la brisa ibicenca.
Gaynor adelant¨® junto a un coro femenino local una buena pieza, 'Only You Can Do', de su pr¨®ximo disco, dedicado al 'gospel' y, en consecuencia, a la purificaci¨®n de las almas pecadoras. Pero es mucho m¨¢s divertido pecar, como demostr¨® ese trombonista bailongo y demente que se marca 'Shut Up and Dance' mientras la jefa hace mutis. Las versiones posteriores, desde 'Killing Me Softly...' (Roberta Flack) a 'Every Breath You Take' (The Police), abonan la tesis del pastiche: como la reina del 'disco' no sabe bien ahora mismo por d¨®nde tirar, tira de cl¨¢sicos de ayer, de hoy y de siempre.
Lo peor, a eso de las once y media, fue caer en la cuenta de que acab¨¢bamos de finiquitar estas Noches del Bot¨¢nico. Se nos acabaron el recuento de palabras y el chollo mel¨®mano. Adi¨®s a los atardeceres cr¨¢pulas, los reportes ag¨®nicos, las postrimer¨ªas repantingadas. En comparaci¨®n con monumentos como los conciertos de Robert Plant y Wilco, a la buena de Gloria Gaynor tampoco la recordaremos demasiado (m¨¢s all¨¢ de las lentejuelas y sus parlamentos en castellano). Pero cerca de 2.500 personas constataron la importancia de sobrevivir. Como buenamente se pueda. Como se vaya pudiendo. En soledad o en comandita con el mozo o moza que nos brinde un abrazo. Es lo que hay.
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