Folk para el barrio
Eliseo Parra acerca su magisterio hasta el auditorio del Parque Lineal del Manzanares
Las tropas mel¨®manas que resisten estos d¨ªas en la ciudad han tenido que tirar de navegadores, Google Maps y dem¨¢s inventos del hombre moderno para seguir ejerciendo su secular adicci¨®n (exenta, por fortuna, de efectos secundarios graves). El vallisoletano Eliseo Parra, maestro indiscutido del folclor en tierras mesetarias, expuso anoche sus ense?anzas en el auditorio del Parque Lineal del Manzanares, el mismo escenario que el lunes hab¨ªa pisado la cantaora flamenca Mayte Mart¨ªn y un lugar del todo in¨¦dito para la pr¨¢ctica urbanita de la m¨²sica en directo.
Tiempo habr¨¢ de evaluar el calado de esta iniciativa para descentralizar las programaciones culturales, con entrada libre y en barrios perif¨¦ricos sin pedigr¨ª musiquero. Ayer, por lo pronto, hubo dos tercios de entrada en el grader¨ªo, una acogida nada desde?able para este mes de estampida generalizada.
A Parra se le intuy¨® bien a gusto en su expedici¨®n barrial. A fin de cuentas, este rinc¨®n de Usera queda en la l¨ªnea 3 a pocas paradas de Lavapi¨¦s, las calles que siempre le acogieron y abrazaron durante sus a?os de madrile?o honor¨ªfico. Y Eliseo, a diferencia de los toreros, nunca hizo distingos entre plazas mejores y peores.
?l, m¨²sico de base, folclorista de pueblo y ¨¢vido recopilador de melod¨ªas a piques de caer en el olvido, solo distingue entre m¨²sica sustanciosa e irrelevante. Por eso se amamant¨® a la sombra de McCartney, peg¨® el estir¨®n en los a?os del rock sinf¨®nico y las sustancias psicotr¨®picas, y lleva tiempo declar¨¢ndole lealtad al legado del dulzainero segoviano Agapito Marazuela.
Algo de sinfonismo hay, en esencia y estructura, tanto en La Maragata como en la Suite del Rebollar, las dos piezas con las que Parra y su quinteto de acompa?antes abrieron boca tras el ya tradicional aperitivo a capela (esta vez, la Ronda de Pe?aparda).
Y la figura se?era de Marazuela entronca con la casi alucin¨®gena lectura de La cig¨¹e?a, que se dir¨ªa concebida en alguna madrugada loca ibicenca. La herencia de los Beatles ya se antoja m¨¢s inescrutable a estas alturas, pero la longevidad art¨ªstica, el entusiasmo y el compromiso a¨²nan las figuras de Macca y Eliseo.
El de Sard¨®n de Duero predic¨® junto al Manzanares la pertenencia de la tradici¨®n al pueblo, anim¨® a las familias a que bailaran sin comedimiento y solo se resinti¨® con la calorina: por mucho que se aireara a golpe de abanico, no hay quien aguante inc¨®lume una actividad art¨ªstica a 34 grados de temperatura ambiente. A los asistentes los bautiz¨® como ¡°veraneantes del calor¡±. Y a sus pobres panderos y panderetas los reg¨® con agua para que recuperaran parte de su timbre ideal.
Completaron as¨ª estos Veranos de la Villa su at¨ªpico garbeo suburbial, ya perfilado en julio cuando Damien Jurado expandi¨® su fabuloso folk psicod¨¦lico por la Quinta de los Molinos, otro rinc¨®n verde sin bagaje en estas lides musicales.
Anoche, Parra nos deleit¨® hasta con un precioso tema propio en catal¨¢n, El silenci d¡¯estimar, alumbrado en los setenta durante sus a?os baleares. Decididamente, las periferias molan.
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