Paella privada, debate p¨²blico
Carles Puigdemont conoce, como buen usuario de las redes, el potencial que tienen para crear comunicaci¨®n de proximidad, conversaci¨®n abierta e imagen humanizada
En una democracia de la audiencia, y en plena can¨ªcula de agosto, casi siempre sucede. Lo normal se vuelve en excepcional, lo intrascendente en viral. La ausencia informativa o la par¨¢lisis pol¨ªtica (como la que vivimos en estos momentos) contribuyen a crear el clima favorable para el exceso, el esc¨¢ndalo ¡ªartificial, casi siempre¡ª, o la especulaci¨®n. Cuanto mayor, mejor. Convertir lo anecd¨®tico en solemne es un ejercicio de ociosos o de jocosos. No debe extra?ar, y menos a la mayor¨ªa de los asistentes de la paella de la Rahola, el eco de sus canciones, el ruido de sus retuits.
Pero el revuelo causado puede ser una buena oportunidad para, m¨¢s all¨¢ de la espuma digital y medi¨¢tica, hagamos una aproximaci¨®n a lo ¨ªntimo, lo privado, lo personal y lo p¨²blico cuando se trata de un cargo electo. Es un ejercicio imprescindible si se quiere profundizar m¨¢s all¨¢ de lo epid¨¦rmico. Un ejercicio ¨²til si no militas en una trinchera.
La primera consideraci¨®n es que la informaci¨®n personal y privada puede tener dimensi¨®n pol¨ªtica. Dime c¨®mo vives (o c¨®mo te diviertes, o c¨®mo veraneas, o con qui¨¦n, por ejemplo) ofrece abundante informaci¨®n emocional sobre el car¨¢cter, el temperamento (y a veces, las habilidades) de nuestros dirigentes pol¨ªticos. Esta informaci¨®n es importante para los electores, porque con ellas construyen sus v¨ªnculos de afinidad, de simpat¨ªa o de confianza. V¨ªnculos poderosos, de gran capacidad movilizadora.
Algunas de las im¨¢genes que hemos conocido, gracias a la locuacidad digital de su propagadora, hubieran sido dise?adas ¡ªal mil¨ªmetro¡ª como parte de sofisticadas estrategias de comunicaci¨®n pol¨ªtica, en otros contextos como el norteamericano, por ejemplo. Sociedad en donde lo personal, y veces lo ¨ªntimo, es de naturaleza p¨²blica. Y aqu¨ª las habr¨ªamos alabado o aplaudido con provincianismo acomplejado. Pero Cadaqu¨¦s no es Columbus (capital de Ohio), aunque hay quien crea que la villa ampurdanesa representa, como Ohio significa en los EE UU, a la media o al conjunto de Catalu?a. Craso error, como es evidente.
El polit¨®logo franc¨¦s Bernard Manin, fue el primer autor en introducir el concepto de ¡°democracia de audiencia¡±. Esta expresi¨®n serv¨ªa para definir los sistemas pol¨ªticos democr¨¢ticos y su relaci¨®n creciente con las audiencias televisivas y medi¨¢ticas. Seg¨²n Manin cada vez hay menos capacidad de debate sobre propuestas, y cada vez m¨¢s importancia de la capacidad de estar presentes en medios (y de colocar mensajes, si es posible). As¨ª, la pol¨ªtica ser¨ªa sustituida, crecientemente, por la comunicaci¨®n pol¨ªtica y por la imagen ¡ªla del l¨ªder¡ª que es el ¨²nico capaz de retener a un votante cada vez m¨¢s infiel que ya no se siente interpelado por la afinidad ideol¨®gica.
La segunda consideraci¨®n es que vivimos en una sociedad de comunicaci¨®n lit¨²rgica. Las formas son fondo. Y s¨ª tiene inter¨¦s informativo (y pol¨ªtico) los nombres de los honorables amigos y amigas del Molt Honorable. Es evidente. Los invitados (y qui¨¦n invita y con qui¨¦n se comparte) se convierten, en la sociedad de la interpretaci¨®n, primero en lista, quiz¨¢s en c¨ªrculo, y luego en grupo. Las habilidades culinarias o interpretativas de las personas que asistieron no es lo relevante, aunque s¨ª tiene algo de curiosidad insaciable. Su evidencia coral, m¨¢s all¨¢ del desafino o entonaci¨®n de sus voces, s¨ª que puede ser significativa. Seguramente, por la tendencia casi enfermiza a la trascendencia semi¨®tica, algunos de los protagonistas de esta cita veraniega han tenido que dar explicaciones y justificaciones. Incluso han llegado a renegar, con preocupaci¨®n, de su exhibicionismo digital.
Y esta es la tercera consideraci¨®n. Las redes sociales se han convertido en una fuente de informaci¨®n directa e inmediata. Carles Puigdemont tiene un estilo presidencial menos r¨ªgido y pautado. Su naturalidad tiende a la espontaneidad, y a una cierta ruptura de clich¨¦s, arquetipos y modelos. Es un president decontrat¨¦. Conoce, como buen usuario de las redes, el potencial que tienen para crear comunicaci¨®n de proximidad, conversaci¨®n abierta e imagen humanizada. No me extra?a que cantara y le guste Let it Be (¡°Aunque puedan estar separados / a¨²n hay una oportunidad de que lo entiendan / habr¨¢ una respuesta:/ d¨¦jalo estar¡±). No s¨¦ si Pilar Rahola se arrepiente de algo. Pero, quiz¨¢, Carles Puigdemont no tanto. Let it Be. D¨¦jalo estar.
Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª es asesor de comunicaci¨®n.
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