La ¨²ltima mutaci¨®n de Lavapi¨¦s
Menos extranjeros y mayores, m¨¢s clase media universitaria, precios al alza... Las cifras apuntan ya el camino del aburguesamiento del barrio mestizo
La calle a¨²n huele a vino de tetrabrik el jueves por la ma?ana mientras los operarios terminan de recoger los tenderetes de las fiestas de Lavapi¨¦s. Una docena de turistas en bicicleta se detienen en la esquina de la plaza con la calle de Argumosa, frente al teatro Valle Incl¨¢n. El gu¨ªa les habla, por supuesto, de multiculturalidad. Lavapi¨¦s (oficialmente se llama Embajadores) es el barrio mestizo por excelencia, donde la mezcla de tradici¨®n castiza y el exotismo que aportan vecinos de m¨¢s 80 partes del mundo, de movimientos sociales y agitaci¨®n cultural se convirti¨® un d¨ªa, a pesar del estigma de la inseguridad, en icono de convivencia y modernidad. Y seguramente en la retina de esos turistas en bicicleta todo sigue igual, aunque en realidad ya ha comenzado una mutaci¨®n que para muchos es irreversible.
Para empezar, los inmigrantes han pasado en una d¨¦cada de ser algo m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n del barrio a poco menos de un cuarto, muy cerca de la cifra de otras zonas del Centro como Cortes (20,5%) o Universidad (20,2%), seg¨²n los datos del Ayuntamiento de Madrid. Pero no se trata solo de ese descenso (algo que, por otra parte, ha ocurrido en todo Madrid durante la crisis), sino de otro de los pilares de la postal, el de los mayores de 65 a?os que despu¨¦s de toda una vida no quisieron abandonar el barrio y mantienen viva su esencia madrile?o-zarzuelera: eran 17% y ahora son el 14%. Mientras, va aumentando la poblaci¨®n de espa?oles de clase media (el porcentaje de universitarios ha pasado del 29% al 39%) atra¨ªdos por ese rico universo social o quiz¨¢ simplemente por viviendas a precios m¨¢s razonables en el centro de la capital.
Al menos por ahora. Francisco I?arreta, del portal Idealista.com, la se?ala como una de las zonas con m¨¢s ¡°alquileres inmediatos¡± (los anuncios apenas duran unas horas publicados antes de encontrar inquilinos) y recuerda que el a?o pasado el precio medio del metro cuadrado creci¨® all¨ª un 11%, por encima de la media del distrito Centro (8,9%). ¡°El barrio es, por sus crecidas en el precio de venta y de alquiler un ejemplo de libro de gentrificaci¨®n, como anteriormente lo fue Malasa?a y antes Chueca¡±, asegura.
El destino de los expulsados
¡°No tiene sentido estar a favor o en contra de la gentrifcaci¨®n, es algo que siempre ocurre en todas las grandes ciudades y no se puede frenar¡±, dice el arquitecto y antrop¨®logo Fernando Caballero Baruque. El especialista est¨¢ convencido que Lavapi¨¦s est¨¢ en pleno proceso, simplemente, porque el siguiente sitio l¨®gico tras Chueca y Malasa?a, y de que luego vendr¨¢n otros, por ejemplo, Tetu¨¢n. ¡°Lo que hay que hacer es pensar en la gente que se ha marchado o se marchar¨¢ porque ya no puedan pagar las rentas", a?ade. De ese modo, explica, el trabajo que s¨ª puede hacer las administraciones es asegurar que all¨¢ donde vayan encuentren entornos adecuados, por ejemplo, con buenos servicios (autob¨²s, metro) y espacios p¨²blicos adecuados (plazas, jardines).
La gentrificaci¨®n es ese proceso urbano que sufren barrios depauperados que se ponen de moda al empezar a mezclarse la poblaci¨®n de siempre con nuevos actores. La regeneraci¨®n va poco a poco encareciendo la vivienda hasta que los primeros vecinos acaban expulsados. As¨ª, en Lavapi¨¦s los datos confirman ya una sensaci¨®n que tienen los vecinos desde hace tiempo al ver surgir restaurantes de dise?o, librer¨ªas con cafeter¨ªa y sala de exposiciones o alguna barber¨ªa vintage que, seg¨²n un vecino, ¡°parece sacada de Malasa?a¡±.
En las pasadas fiestas del barrio, el preg¨®n que se ley¨® en el Centro Social Okupado La Quimera, entre otras cosas, rechaz¨® esa gentrifricaci¨®n y los locales que la representan, donde no se sabe si hay que cortarse el pelo o comerse un muffin, dijeron. Para el soci¨®logo de la Complutense Sergio Garc¨ªa, el cambio, aunque comenz¨® hace tiempo y a¨²n puede tardar a?os en terminar de materializarse, es irreversible. Al final, dice, todo ese ¡°prestigio simb¨®lico¡± acabar¨¢ convertido ¡°en una fachada vac¨ªa de contenido¡±.
De momento, como suele ocurrir en el barrio con todo los dem¨¢s, ese mundo vintage, moderno, hipster y caro vive mezclado con los comercios cl¨¢sicos, las droguer¨ªas, las ferreter¨ªas... El mejor ejemplo de esa nueva fusi¨®n es el mercado de San Fernando. Reabierto en 2013 en la calle de Embajadores, los antiguos puestos de frutas o carne del mercado de abastos conviven con puestos de artesan¨ªa, espacios de coworking y, sobre todo, varios bares y restaurantes.
¡°Igual que en muchos mercados, se introdujo la hosteler¨ªa. Y ha funcionado muy bien; los s¨¢bados esta hasta los topes¡±, se?ala Javier V¨¢zquez, presidente de la Asociaci¨®n Madrile?a de Vecinos, Comerciantes y Empresarios Distrito 12. ¡°Pero creo que para el frutero y el carnicero de siempre la mejora no se ha notado mucho¡±, a?ade.
La cara b de la convivencia
En la asociaci¨®n de vecinos de La Corrala no preocupa mucho eso de la gentrificaci¨®n. Aunque se?alan carencias que a¨²n existen en los servicios, celebran que el barrio est¨¢ mucho mejor y se?alan los hitos que cambiaron las cosas: el plan de subvenciones con en el que desde 1998 se han rehabilitado unas 15.000 viviendas, la ampliaci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa, el nuevo teatro Valle Incl¨¢n, los tres aparcamientos subterr¨¢neos, relata el presidente de la asociaci¨®n, Javier Ruiz. Tambi¨¦n est¨¢n satisfechos porque, en general, una imagen positiva de covivencia se impone al eterno estigma de la inseguridad.
Un estigma que, aunque la sensaci¨®n de inseguridad es subjetiva, no se apoya en las cifras, seg¨²n el especialista de la Complutense Sergio Garc¨ªa, que asegura que la tasa de criminalidad hace a?os que est¨¢ al mismo nivel de la de otros barrios de Centro. Una portavoz de la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid explica que no ofrecen datos pormenorizados por barrios, pero a?ade que entre 2012 y 2015, durante la vigencia del Plan Integral de Seguridad de Lavapi¨¦s, "los delitos han ido disminuyendo paulatinamente, llegando a representar una ca¨ªda del 20%".
Sin embargo, Bego?a Sebasti¨¢n asegura que persisten serios problemas de venta de drogas. Sebasti¨¢n es portavoz de la Plataforma del Barrio de Lavapi¨¦s, que se constituy¨® entre afectados de pisos ocupados por camellos que atemorizan a todos los vecinos de cada inmueble. Admite que ha habido desalojos, pero ahora mismo hay una docena de edificios que viven esta situaci¨®n, sostiene. "El problema es que cuando les echan de uno se van a otro".
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