Decidir en el vac¨ªo
Los cambios en profundidad no se consiguen en un santiam¨¦n. Se necesitan enraizamientos locales y sociales para alterar las decisiones de los profesionales de la banalizaci¨®n de la pol¨ªtica
En un par de d¨ªas volveremos a otra sesi¨®n de investidura que sabemos destinada al fracaso. Cambiamos de protagonista, de S¨¢nchez a Rajoy, mantenemos al socio, Ciudadanos, y siguen faltando votos. En el horizonte, elecciones vascas y gallegas, nuevo intento de investidura, y posibles terceras elecciones, con la amenaza de situarlas en Navidad. El pr¨®ximo 26 de octubre se cumplir¨¢ un a?o de la fecha en que se disolvieron las Cortes. Y ese d¨ªa lo m¨¢s probable es que no tengamos gobierno. Seguir¨¢ en funciones Rajoy y un grupo de ministros que ya no sabe muy bien que pinta en todo esto. Y a pesar de todo eppur si muove. La cosa sigue funcionando, bien para unos, no tan bien para otros, mal como casi siempre para la mayor¨ªa, que no acaba de ver que lo que les sucede importe poco o nada en la dramaturgia montada.
Despu¨¦s de un periodo tan movido como del que venimos y tras la sensaci¨®n que todo pod¨ªa dar un vuelco, estamos atrapados en un terreno pantanoso, en el que prima m¨¢s el procedimiento que el contenido. Prevalece la pol¨ªtica (en su sentido m¨¢s institucional y partidista) sobre las pol¨ªticas (que siguen est¨¢ticas y totalmente condicionadas por el escenario de austeridad y control del d¨¦ficit impuesto por la UE). Prevalece la componente constitucional de la democracia frente a la componente popular de la misma. La legitimidad escasea, la representaci¨®n esta cuarteada y manoseada, y la capacidad de ilusionarse, de politizar los debates cotidianos para entender qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde frente a cada decisi¨®n o cada no-decisi¨®n, ha menguado extraordinariamente. La fuerza de la rutina, el reglamento y el constante recurso a la ¡°legislaci¨®n vigente¡± como trinchera, pareciera que han ido agotando las reservas de innovaci¨®n, frescura y disrupci¨®n que estaban muy presentes hace un a?o.
Hace un tiempo se edit¨® (Alianza) el libro p¨®stumo de Peter Mair, uno de los mayores expertos en partidos pol¨ªticos y sistemas democr¨¢ticos. El t¨ªtulo (¡°sombrio¡± seg¨²n el editor) es Gobernando el vac¨ªo. La banalizaci¨®n de la democracia occidental. El diagn¨®stico se?ala el desplazamiento de los partidos de la sociedad al Estado, justificando su papel en el ¡°gobierno para el pueblo¡±, m¨¢s que en el ¡°gobierno por el pueblo¡±. Este argumento ha ido perdiendo peso, en la medida en que se ha ido demostrando que la forma en que los partidos tradicionales han copado las administraciones p¨²blicas, no genera m¨¢s capacidad de gobierno sino m¨¢s posibilidades de beneficiarse de esa ocupaci¨®n.
El mi¨¦rcoles, tras o¨ªr a Rajoy, sus se?or¨ªas deber¨¢n decidir si le dan o no su apoyo, y, te¨®ricamente, deber¨¢n hacerlo tratando de representar a los votantes que confiaron en ellos y contrastando las pol¨ªticas que se proponen con los valores e intereses que defienden. Pero, da la impresi¨®n que muchos de ellos decidir¨¢n en el vac¨ªo. Hay problemas de representatividad y de credibilidad democr¨¢tica no resueltos. La repetici¨®n de elecciones no ha reforzado la voz de los ciudadanos en las Cortes. Ha habido m¨¢s voluntad de mantener el status quo en las maniobras de los partidos de siempre, que valent¨ªa para asumir los retos que el momento requiere. Dec¨ªa Hanna Pitkin, una especialista en representaci¨®n democr¨¢tica, que habitualmente los electos ¡°son profesionales¡inmersos en su propia cultura, rodeados de especialistas y aislados de las realidades diarias del electorado, viviendo no ya f¨ªsicamente, sino tambi¨¦n mentalmente 'dentro de la campana¡±.
La movilizaci¨®n de estos a?os no ha servido para alterar sustancialmente ese orden de cosas. Y las elecciones han acabado actuando m¨¢s de contenci¨®n que de palanca. Lo cual, a pesar de todo, no tiene que poner en cuesti¨®n la opci¨®n que desde los movimientos sociales se hizo al saltar al escenario electoral e institucional para tratar de desbloquear situaciones que imped¨ªan avanzar en terrenos vinculados al bienestar y los derechos de la gente. Se ha modificado la agenda, han entrado nuevas voces y las cosas no volver¨¢n a ser como siempre. Sin embargo, la situaci¨®n actual nos indica que los cambios en profundidad no se consiguen en un santiam¨¦n. Se necesitan enraizamientos locales y sociales de una cierta solidez para poder alterar ese juego de decisiones en el vac¨ªo, controladas por profesionales de la banalizaci¨®n de la pol¨ªtica, mientras las decisiones de fondo se toman en otras partes. Necesitamos llenar de soberan¨ªa real las decisiones perentorias a tomar, m¨¢s que rodear de soberan¨ªa formal las decisiones vac¨ªas.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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