Sijena, 1936: la Causa General

El insigne monasterio de Santa Mar¨ªa ubicado en la localidad de Villanueva de Sijena (Huesca) ha sido noticia en los ¨²ltimos meses como consecuencia de dos sentencias judiciales. Dichas sentencias tienen que ver con su patrimonio art¨ªstico y han enfrentado a las comunidades de Catalu?a y Arag¨®n. A ra¨ªz del asunto, se han publicado numerosas noticias de prensa y art¨ªculos de opini¨®n, en alguno de los cuales se intentaba demostrar algo que se viene afirmando de forma acr¨ªtica desde hace tiempo: la responsabilidad de la Generalitat de Catalu?a en el incendio y saqueo del monasterio durante la Guerra Civil espa?ola. Otras veces lo que se ha dicho es que fue quemado por ¡°los catalanes¡± o por ¡°milicias venidas de Catalu?a¡± ¡ªen el mejor de los casos¡ª, lo que se ha convertido en un mantra repetido hasta la saciedad con muy mala idea. As¨ª pues, responsabilizar sin pruebas a una comunidad vecina, al gobierno de la Generalitat o a su presidente, el malogrado Llu¨ªs Companys, est¨¢ poniendo de manifiesto una intencionalidad que nada tiene que ver con el ejercicio de la ciencia hist¨®rica.

El caso es que esta explicaci¨®n de los hechos se ha aceptado, como dec¨ªamos, acr¨ªticamente y ya forma parte del discurso popular; cualquiera que visite Villanueva de Sijena y su monasterio podr¨¢ comprobarlo: de hecho, el viajero o el turista encontrar¨¢ all¨ª un cartel informativo donde se alude a esta versi¨®n de los hechos. Con todo, para quien est¨¦ interesado en lo que aconteci¨® en Villanueva de Sijena entre julio y agosto de 1936 es fundamental la lectura de la Historia de Sijena, de Julio Arribas Salaberri, editada en Lleida en 1975. Arribas, sijenense ilustre y testigo directo de los hechos ¡ªfue secretario del Ayuntamiento en ese momento y escribano del Comit¨¦ local¡ª, apunt¨® que la responsabilidad de la destrucci¨®n del monasterio fue del Comit¨¦ local; dicho llanamente: que la llevaron a cabo habitantes de aquella localidad. Menciona, adem¨¢s, que en los primeros d¨ªas del alzamiento, llegaron dos hombres y dos mujeres de Barcelona que demostraron un comportamiento muy violento.

Extra?amente, en la reedici¨®n de su libro por parte del Instituto de Estudios Sijenenses, aparecida solamente dos a?os despu¨¦s, se suprimieron todos los detalles de los hechos. Anterior al relato de Arribas, tenemos el de Juan Manuel Palacios, cronista efectivo del Real Monasterio de Sijena, que en 1955 afirm¨® que el 25 de julio ¡°el Comit¨¦ ejecutivo de la Villa¡± tom¨® posesi¨®n del monasterio, aunque no menciona qui¨¦n fue el responsable de la quema. Igualmente, en la introducci¨®n de su obra Arde Sijena! (2011), Miguel ?ngel Pascual Ariste llega a la misma conclusi¨®n que Arribas y afirma con rotundidad que el incendio fue provocado por ¡°los miembros del Comit¨¦, con el auxilio de unos forajidos que llegaron en un coche y cami¨®n procedentes de La Almolda¡±.

Algunos historiadores e interesados en el tema han especulado con la idea de que el incendio fuese provocado por alguna de las diversas columnas libertarias, salidas de Barcelona, que pasaron por all¨ª camino del frente, pero las fuentes no lo confirman. Sorprende, en este sentido, que, a la hora de dirimir la autor¨ªa de la destrucci¨®n, no se invoque la relevancia de un documento fundamental: la Causa General conservada en el Centro Documental de la Memoria Hist¨®rica de Salamanca. Algunos han utilizado documentos de dicha causa para explicar, de forma parcial, qu¨¦ ocurri¨® en Villanueva de Sijena en esos fat¨ªdicos d¨ªas, aunque llama la atenci¨®n que en la articulaci¨®n del relato de lo sucedido no se aluda a la Hoja de Estado n¨²mero 3, con fecha de 2 de octubre de 1940, firmada por el alcalde y el secretario del Ayuntamiento. En este documento, consultable en la red a trav¨¦s del portal PARES (Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte), constan los desmanes y cr¨ªmenes cometidos en la localidad y, lo que es m¨¢s importante, sus supuestos autores con nombres y apellidos. Son diez nombres. Varios de ellos aparecen en el relato de Arribas Salaberri e incluso hoy d¨ªa algunos de estos apellidos est¨¢n presentes en la localidad. En la Hoja de Estado apuntada, junto a la fecha de 30 de julio de 1936, se lee: ¡°Incendio, profanaci¨®n, saqueo total, robo y destrucci¨®n completa, llegando incluso al desenterramiento de monjas del Real Monasterio de Sijena¡±. Se se?ala como causantes a las diez personas indicadas y se a?ade una frase terrible: ¡°y la casi mayor¨ªa de vecinos¡±. Sorprendente y doloroso para los actuales habitantes del pueblo, puedo imagin¨¢rmelo.

La Causa General promovida por el gobierno franquista es una fuente cuyo valor historiogr¨¢fico est¨¢ fuera de toda duda, pero, a pesar de ello, los especialistas en la Guerra Civil saben que las informaciones que ofrece siempre han de contrastarse. Se ha se?alado que la objetividad de dicho proceso fue dudosa ¡ªy es cierto¡ª, aunque en nuestro caso, el relato de Arribas Salaberri permite corroborar lo que all¨ª se afirma. Sea como fuere, la Causa General es consultada frecuentemente por los historiadores interesados en el conflicto, pero tambi¨¦n se ha utilizado en otros asuntos. Es el caso de uno de los dos litigios judiciales a los que alud¨ªa al principio: el de las pinturas murales rom¨¢nicas que embellec¨ªan el monasterio, arrancadas y salvaguardadas en plena Guerra Civil y hoy custodiadas en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC). La sentencia de un tribunal de Huesca (4 de julio de 2016) incorpora en sus fundamentos jur¨ªdicos (art¨ªculo noveno) un documento de la Causa General presentado por el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena en el que un testigo parec¨ªa querer responsabilizar del incendio a ¡°milicianos procedentes de Catalu?a¡±, aunque finalmente acab¨® afirmando que ignoraba qui¨¦n fue el causante real. Sorprende, por tanto, que el consistorio sijenense y el abogado que lo representa, conocedores de los contenidos de la Causa General, no aportasen el documento en que se responsabiliza de los hechos a los vecinos de la localidad.

Algunos lectores se preguntar¨¢n qu¨¦ inter¨¦s tiene, a estas alturas, saber qui¨¦nes fueron los responsables del incendio de Santa Mar¨ªa de Sijena. A mi parecer, no lo tiene, salvo para acabar con las especulaciones interesadas de aquellos que han llegado a relacionar burdamente la quema del monasterio y el posterior arranque de las pinturas murales, y para rebatir con pruebas y documentos lo afirmado por algunos acad¨¦micos. A d¨ªa de hoy no existe ninguna evidencia que permita aseverar que el monasterio lo quemaron milicianos llegados de Barcelona que se hallaban bajo la autoridad del gobierno catal¨¢n. Ni una sola. En cambio, el expediente de Villanueva de Sijena contenido en la Causa General, as¨ª como el testimonio directo de Arribas Salaberri, apuntan hacia los propios vecinos de la localidad.

Ante la evidencia, creo que todos aquellos que alguna vez han acusado del incendio a los catalanes, a las milicias catalanas, al president Companys o la Generalitat de Catalu?a, deber¨ªan reflexionar de forma serena y profunda. Hoy en d¨ªa, las relaciones entre Arag¨®n y Catalu?a ya est¨¢n lo suficientemente revueltas como para que nos enzarcemos en seg¨²n qu¨¦ discusiones y, mucho menos, cuando, como en esta ocasi¨®n, parece que no hay debate posible. Algunos dicen que la memoria hist¨®rica no es importante, que no hay que abrir heridas del pasado, pero casos como el de Villanueva de Sijena demuestran todo lo contrario. Por todo ello conviene reivindicar la necesidad de conocer, pues la verdad nos permitir¨¢ vivir con m¨¢s dignidad.

Alberto Velasco Gonz¨¤lez es conservador del Museu de Lleida.