Sijena en 1936 y 2016

El conservador del Museu de Lleida, Alberto Velasco, durante este verano, ha ido filtrando, solo a la prensa catalana, datos manipulados sobre las gentes de Sijena y los pleitos habidos sobre el cenobio. La primera manipulaci¨®n, viene en un art¨ªculo en EL PA?S titulado Sijena y la caja de Pandora donde Velasco se extra?a que no hayamos reclamado una tabla del retablo mayor de Sijena que el Museo del Prado compr¨® en 2003, alertando del posible desmantelamiento de museos. Todo esto descalifica de plano el belicoso discurso de Velasco, m¨¢s interesado que nada en atizar un conflicto entre dos Comunidades hermanas como Arag¨®n y Catalu?a, dado que esa tabla no se puede reclamar porque ya hab¨ªa sido vendida antes de que en 1923 se declarase el Monasterio de Sijena monumento nacional, como ocurre con dos retablos de Sijena que se vendieron al MNAC antes de esta fecha, que tampoco reclamamos.

La funci¨®n de los museos hoy d¨ªa, no es expoliar monumentos, sino ayudar a mantenerlos y, a ser posible, reconstruirlos. As¨ª, la norma 2.4 del C¨®digo ¨¦tico de los museos (ICOM) dice: ¡°Un museo no debe adquirir objetos cuando haya motivos razonables para creer que su obtenci¨®n se ha conseguido a costa de la destrucci¨®n o deterioro de monumentos¡±. Dejar al Monasterio de Sijena sin su tesoro art¨ªstico, es producir su vaciamiento y destrucci¨®n.

La segunda manipulaci¨®n, la lanza en un art¨ªculo suyo publicado en este diario este s¨¢bado en el que acusa a los vecinos de Sijena de ser los autores del incendio del Monasterio de Sijena. Para ello utiliza de forma parcial la Causa General abierta por las autoridades franquistas terminada la guerra civil. Pero lo que oculta Velasco, es que, hay en dicha Causa General, varios interrogatorios que no dejan lugar a dudas de qui¨¦n provocaba esos incendios en Sijena y en los pueblos colindantes en el fat¨ªdico mes de julio de 1936.

Julio Zapater atestigua que el 21 de julio de 1936 ¡°fuerzas de Asalto llegadas de Barcelona¡± profanan la iglesia de Ballobar y la de Loreto. Eduardo Estradera atestigua que ese mismo d¨ªa llegaron a Chalamera ¡°siete individuos armados desconocidos¡± que coaccionaron a los vecinos a desalojar la Iglesia y luego incendiaron las im¨¢genes y ornamentos sagrados. Isidro Barber atestigua que el 23 de julio ¡°llegaron a Alcolea de Cinca dos camiones de milicianos de Catalu?a los cuales entraron en la Iglesia quemando el archivo parroquial y profanando im¨¢genes¡±. Melchor Meler Sender atestigua que, el 23 de julio, avanzadillas de la columna Durruti llegadas a Albalate de Cinca ¡°incendiaron la Iglesia que qued¨® completamente destruida¡±. Jos¨¦ Sanz Villas atestigua que el 22 de julio llegaron ¡°dos camiones de individuos desconocidos armados¡± que tiraron al suelo las im¨¢genes religiosas y las quemaron. Enrique Pinedo, sargento de la Guardia Civil de Castej¨®n de Monegros, atestigua que el 25 ¨® 26 de julio ¡°llegaron las fuerzas de Durruti las cuales profanaron la Iglesia sacando fuera las im¨¢genes y ornamentos sagrados siendo quemados sin que pudiera este hacer nada para evitarlo dado el gran n¨²mero de milicianos que hab¨ªa, todos ellos armados¡±.

Finalmente, el testimonio m¨¢s sobrecogedor y ver¨ªdico, es el aportado por este abogado en el pleito de las pinturas murales de Sijena, la declaraci¨®n del testigo Antonio Ler¨ªn Villas, quien dice ante el Fiscal de la Causa General: ¡°Que sobre el 21 de julio de 1936 llegaron varios camiones con milicianos procedentes de Catalu?a y que al d¨ªa siguiente en uni¨®n de Julio Arribas, secretario del Ayuntamiento de Sijena, fue al Monasterio de Sijena para decirles a las monjas que esos milicianos iban a quemar el Monasterio, aconsej¨¢ndoles que fueran al pueblo, pues, a los dos o tres d¨ªas, ardi¨®¡±.

Disponemos de otros testimonios que avalan esto, pero, de todos modos, qui¨¦n pusiese la llama a la mecha, tiene ya poca importancia, y no vamos nosotros a abrir herida alguna con este asunto, pues, lo importante es, qui¨¦n fue el instigador o autor intelectual del incendio, y esto lo deja claro Ler¨ªn: las avanzadillas de la Columna Durruti en su marcha desde Barcelona hacia el frente de Huesca, tal y como incendiaron las iglesias de Ballobar, Chalamera, Alcolea de Cinca, Albalate y Castej¨®n de Monegros. Gente de Sijena, al ver arder el monasterio, lejos de incendiarlo como dice Velasco, bajaron a salvar su rico archivo medieval y los retablos que pudieron, jug¨¢ndose sus vidas ante milicianos armados.

El Monasterio de Sijena tiene el derecho a ser reconstruido de la destrucci¨®n y barbarie que padeci¨®, como le ocurri¨® al Monasterio de Poblet que hab¨ªa sido incendiado por lugare?os catalanes en 1822. En el caso de Sijena, fue la primera sede del Archivo de la Corona de Arag¨®n antes de que el rey Jaime II la trasladara a Barcelona.

Jorge Espa?ol Fumanal es abogado del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena.