La herencia de Converg¨¨ncia
La reivindicaci¨®n de la lengua catalana y la idea del pacto y la negociaci¨®n son las se?as m¨¢s recurrentes del pol¨ªtico catalanista
Si tiene sentido hablar de la existencia del ethos pol¨ªtico, las se?as m¨¢s recurrentes del ethos pol¨ªtico catalanista ser¨ªan la reivindicaci¨®n de la lengua catalana y la idea del pacto y la negociaci¨®n. La construcci¨®n pol¨ªtica de Catalu?a tal y como la conocemos hoy se debe, en parte, a esa defensa de la lengua y al pacto y la negociaci¨®n.
Nadie como la antigua Converg¨¨ncia supo encarnar ese ethos catalanista del peque?o comerciante, trabajador hasta la extenuaci¨®n, muchas veces de inspiraci¨®n cat¨®lica y pasiones auto-contenidas, y cuyas inquietudes pol¨ªticas se resumen en lengua, pa¨ªs y bienestar. En estos momentos, la defensa de la lengua disfruta de uno de sus momentos m¨¢s v¨ªvidos, con asociaciones esparcidas por todo el territorio que se ocupan de ello. El otro rasgo del catalanismo que he mencionado, en cambio, vive sus horas m¨¢s bajas. La idea del pacto y la negociaci¨®n est¨¢ denostada, y el grueso del catalanismo ha reaccionado ¡ªo sobre-reaccionado¡ª contra ella para pasar a favorecer las distintas expresiones de la v¨ªa unilateral.
Se dir¨¢ que para que tenga sentido la estrategia del pacto y la negociaci¨®n es necesario que haya un interlocutor con el que pactar y negociar. Y ser¨¢ verdad. Pero la ausencia de interlocutor para el catalanismo, contra una idea muy extendida ¨²ltimamente, es circunstancial: Converg¨¨ncia crey¨® que el segundo Aznar lo iba a impregnar todo a¨²n cuando Aznar ya no estuviera ah¨ª; ley¨® de forma algo desquiciada las decepciones vividas con el imprudente Zapatero; y no dio tiempo suficiente para que Rajoy perdiera la mayor¨ªa absoluta. Se movi¨® espasm¨®dicamente, supongo que porque sinti¨® el aliento de ERC capitalizando la oleada soberanista en el cogote, y se auto-inmol¨®.
Quiz¨¢s Converg¨¨ncia, como las tecnolog¨ªas modernas, ten¨ªa obsolescencia programada. Sin embargo, su final programado quedaba a¨²n lejos. Por todo ello resulta dif¨ªcil entender por qu¨¦ Mas y el pinyol aceleraron su defunci¨®n impugnando la idea del pacto y la negociaci¨®n, que, como dec¨ªa, forma parte del ethos catalanista. Y si forma parte del ethos catalanista es porque muchos electores catalanistas vieron en ella no una claudicaci¨®n, sino una habilidad para abrirse camino ante la evidencia de que no se ten¨ªa la fuerza suficiente como para marcar el ritmo de los acontecimientos de forma unilateral. Lo curioso del caso es que al asociar la idea del pacto a la claudicaci¨®n, el independentismo se aleja de su ethos catalanista tradicional para acercarse a cierto tipo de actitud del espa?olismo m¨¢s rancio para el cual negociar es, casi por definici¨®n, una forma de derrota (quiz¨¢s la peor de todas). Adem¨¢s, cabe recordar que, no obstante los cambios sociol¨®gicos de estos ¨²ltimos a?os, el catalanismo, mutado ahora en independentismo, sigue sin tener la fuerza suficiente como para hacer que las cosas se decanten a su favor de forma unilateral.
Probablemente la idea del pacto y la negociaci¨®n volver¨¢ alg¨²n d¨ªa con fuerza. La pregunta importante, entonces, ser¨¢ qui¨¦n estar¨¢ ah¨ª para recoger esa demanda ciudadana amplia partidaria de volver a la estrategia del pacto y la negociaci¨®n. Converg¨¨ncia se habr¨¢ sacrificado en una carrera desaforada ¡ªal menos en lo ret¨®rico¡ª por demostrar que es m¨¢s rupturista que ERC. Cuando la idea del peix al cove se deshaga de la p¨¢tina peyorativa que ahora mismo la ahoga y resucite entre el catalanismo, ?qu¨¦ quedar¨¢ de la Converg¨¨ncia que encarnaba, con discreci¨®n y huyendo de la grandilocuencia, ese ethos catalanista? Nada, no quedar¨¢ nada, porque el PDC no es nada respecto a aquella Converg¨¨ncia que tan bien supo interpretar la idiosincrasia de ese catal¨¢n o catalana de los que hablaba al principio del art¨ªculo.
Mi abuela materna, leridana que ¡°baj¨®¡± de Llessui a Barcelona en los a?os treinta del siglo pasado, respond¨ªa a ese perfil, y vot¨® siempre a Pujol y la vieja Converg¨¨ncia porque ellos representaban sin estridencias la cristalizaci¨®n institucional de los mencionados rasgos del ethos catalanista. Mi abuela y muchos de su misma generaci¨®n e idiosincrasia ya murieron, pero ese tipo de votante sigue vivo, aunque ahora est¨¦ aletargado. Puede ser que, excepcionalmente, haya alguna generaci¨®n que obvie ese ethos, pero lo usual es que, ante la imposibilidad de imponer la v¨ªa unilateral, no se ignore aquello que ha vertebrado a generaciones por d¨¦cadas. Quien sepa despertar a ese catalanismo aletargado ser¨¢ quien har¨¢ usufructo de la herencia de la vieja Converg¨¨ncia y quien tirar¨¢ de ese hilo de actitudes y preocupaciones que teje el ethos catalanista.
Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.