Cristianos de base critican el talante de Omella

Omella impidi¨® el pasado 25 de febrero que Juan Jos¨¦ Tamayo diera una charla sobre religi¨®n y violencia en la iglesia de Sant Medir, en Sants. El te¨®logo progresista termin¨® hablando sobre el beato Monse?or ?scar Romero e Ignacio Ellacur¨ªa, ambos v¨ªctimas del conflicto en El Salvador, en un local cercano de la sede de ERC. Seg¨²n Tamayo, el Arzobispo argument¨® el veto alegando que su antecesor, Llu¨ªs Mart¨ªnez Sistach, hab¨ªa impedido hasta en tres ocasiones intervenciones suyas en sede religiosa y que por tanto no quer¨ªa desautorizarlo. ¡°Me temo que la reforma del papa Francisco no ha pasado de los Pirineos¡±, lament¨®.

Un mes m¨¢s tarde, el prelado barcelon¨¦s bloque¨® una segunda conferencia, de Krzysztof Charamsa, el prelado polaco expulsado del Vaticano por salir del armario antes del S¨ªnodo de la familia del a?o pasado. La charla de Charamsa giraba en torno a la relaci¨®n entre iglesia y sexualidad.

La llegada de Omella gener¨® cierta pol¨¦mica por no ser catal¨¢n si bien naci¨® en Teruel. El mundo soberanista deseaba un perfil m¨¢s propicio al proceso independentista mientras que desde Madrid se apostaba por un cariz m¨¢s conservador. Diversos expertos aseguraron entonces que el nuevo Arzobispo, con l¨ªnea directa con Francisco y de un marcado perfil social, era una soluci¨®n intermedia. Omella, por ejemplo, sorprendi¨® al anunciar ¨¦l mismo una investigaci¨®n contra la orden seglar P¨ªa Uni¨®n de los Hermanos Misioneros de los Hermanos Pobres, por un delito econ¨®mico. Se trataba de un hecho in¨¦dito.

Otras decisiones del Arzobispo no han sido tan bien recibidas. Tal es el caso del nombramiento de un sacerdote proveniente de la conservadora Hermandad de los Hijos de Nuestra Se?ora del Sagrado Coraz¨®n como rector de una unidad parroquial en L¡¯Hospitalet y Esplugues de Llobregat. Un grupo de feligreses acusan al Arzobispo de desoir a los vicarios episcopales, que seg¨²n ellos han desaconsejado el cambio. Las iglesias de Sant Enric d¡¯Oss¨®, Sant Antoni y Santa Gemma, con 45 a?os de existencia, tiene una tradici¨®n de trabajo social en el barrio, de perfil obrero e inmigrante.

¡°Quisimos hacerle ver que la designaci¨®n va en contra de la tradici¨®n teol¨®gica de trabajo en el barrio, le llegamos a implorar que reconsiderara su decisi¨®n y dijo que no se lo replantear¨ªa¡±, asegura Santi V¨ªlchez, uno de los feligreses. ¡°Esta hermandad tiene una visi¨®n pastoral de los a?os 50, muy lejana a lo que hemos construido aqu¨ª con los jesu¨ªtas y las teresianas¡±, a?ade V¨ªlchez. El Arzobispado asegura que a¨²n no hay ninguna decisi¨®n tomada.