¡°El Alzh¨¦imer es un pozo angustioso e interminable en el que nadie sabe nada¡±
El actor argentino encarna a Andr¨¦s, un enfermo de Alz¨¦himer, en 'El padre', que triunfa en el Romea de Barcelona
El pasado d¨ªa 15 puso en pie el teatro Romea. Era el estreno en Barcelona de El padre, una obra de Florian Zeller adaptada y dirigida por Jos¨¦ Carlos Plaza y protagonizada por un H¨¦ctor Alterio en plena forma. Los aplausos eran, sobre todo, para ¨¦l: "Fue una reacci¨®n conmovedora ?No me quiero acostumbrar!", dice, con toda su humildad. "Hay un elemento emotivo muy importante en la obra que es el que provoca esa reacci¨®n, esa reverencia que me tomo como un elogio". Como un regalo de cumplea?os: este mi¨¦rcoles, D¨ªa Internacional del Alzh¨¦imer, H¨¦ctor Alterio cumple 87 a?os.
?l lo niega, pero parece que la obra la hayan escrito para ¨¦l: "No creo que nadie escriba para m¨ª, pero la verdad es que Jos¨¦ Carlos Plaza me ten¨ªa presente cuando hizo su adaptaci¨®n". Alterio da vida a Andr¨¦s, un anciano (aparentemente) cascarrabias que se resiste a abandonar su casa para ser trasladado a una residencia. Su lucha con la memoria ("?D¨®nde puse el reloj?", se pregunta constantemente, agobiado, el personaje) lo recluye en su mundo y lo separa del de sus familiares, de la realidad.
¡°Este Gobierno rige la cultura desinteresadamente, da la sensaci¨®n de que solo le preocupa alejarla de la ciudadan¨ªa¡±
El actor argentino, afincado en Madrid desde hace 42 a?os, subraya el drama de esta enfermedad: "La sufren m¨¢s los que est¨¢n alrededor que el propio enfermo y es terriblemente angustiosa. Es un pozo negro, oscuro, irascible e interminable del que nadie sabe nada". Alterio no ha seguido una preparaci¨®n especial para afrontar el papel: "Lo que ofrece el personaje entra de manera natural, no necesito nada m¨¢s. Bueno... supongo que hay que tener m¨¢s o menos una edad, claro", dice, con una abierta sonrisa. Reconoce que cada vez le cuesta m¨¢s memorizar el guion, pero no ha tenido problemas: "Dicen que la memoria se fortifica con el esfuerzo de retener el texto", explica, reconfortado. "De momento no lo olvido. Cuando sufra algo de demencia ya te lo dir¨¦... ?O no, claro!", reflexiona en voz alta, lanzando una nueva risotada.
Tambi¨¦n es cierto que ya conoc¨ªa de cerca la enfermedad porque cuando hizo la pel¨ªcula El hijo de la novia, la mujer de su personaje la padec¨ªa. "Entonces fui a conocer a la madre de Campanella, el director, que viv¨ªa en una ressidencia con Alzh¨¦imer. "Vi de cerca esa ausencia en sus ojos, no le importaba nada de lo que sucediera. Y, de repente, dijo: '?Si me viera mi pap¨¢!'" Es la tragedia que esconde la obra. Es ese mal humor del protagonista, esa irascibilidad de la que habla Alterio y que transmite desde el escenario: "Zeller [el autor] dijo que es una 'farsa tr¨¢gica' salpicada de humor inocente que sirve para contrarrestar la terrible tensi¨®n que se respira", analiza el actor. "El humor no es que sea necesario, pero es un instrumento muy ¨²til en todo el teatro. Incluso, por supuesto, en el drama. Y si no que se lo digan a Woody Allen".
El humor no desvirt¨²a la sinceridad del personaje, que se puede permitir el lujo de recriminarle a su hija: 'Esa man¨ªa insoportable que tienes de re¨ªrte de todo...', se exaspera. "Es la sinceridad de los ni?os, algo muy realista y presente tambi¨¦n en muchas personas mayores y m¨¢s, a¨²n, en el caso de enfermos como Andr¨¦s". La enfermedad acorrala al personaje, que metaf¨®ricamente acaba encerrado en una escenario que empieza siendo su propia casa y que, misteriosamente, se va transformando a lo largo de la obra en la as¨¦ptica habitaci¨®n de una residencia.
Con 87 a?os reci¨¦n estrenados, a Alterio le gusta Barcelona. "Me encanta...". Se queda callado un momento. Recapacita. "Bueno, detecto un exceso de turismo". R¨ªe. "Pero yo vengo casi de visita y la puedo disfrutar". Agradece los cambios que han experimentado ciudades como Madrid (la suya) o Barcelona, con alcald¨ªas nuevas y algo alejadas del orden establecido: "Se nota el cambio", comenta, satisfecho. "Es bueno que se discuta, que se escuchen nuevas propuestas, porque son positivas".
De Barcelona a Madrid
La versi¨®n de Jos¨¦ Carlos Plaza de El padre tiene ya un breve pero intensi recorrido. Se estren¨® en abril en Avil¨¦s y ha pasado por Vitoria, Zaragoza, Alicante, Gij¨®n... Hace temporada en el Romea de Barcelona hasta el 16 de octubre y el 20 de ese mes se instalar¨¢ en el teatro Bellas Artes de Madrid, hasta el 27 de noviembre.
Sin embargo, a nivel estatal, las cosas no acaban de cambiar: "Ha venido gente joven y nueva y me alegr¨¦ porque vi la posibilidad de que se diera ese cambio, de repente la vida pol¨ªtica ganaba mucho inter¨¦s. Pero la cosa se va alargando mucho, much¨ªsimo. No cre¨ª que se fuera a dilatar tant¨ªsimo y eso me inquieta. Yo hago lo que puedo: no dejo de ir a votar". Y se indigna con el tema cultural: "El Gobierno rige la cultura a base de impuestos alt¨ªsimos, parece que solo le preocupe alejarla de la gente porque sabe que en ella hay opiniones inc¨®modas".
Alterio habla desde la experiencia de una lucha m¨¢s social, posiblemente, que pol¨ªtica. Lleg¨® a Espa?a todav¨ªa en la dictadura, en 1974, para dejar atr¨¢s un pa¨ªs que se encaminaba inexorablemente a un r¨¦gimen militar. "Form¨¦ parte del teatro reivindicativo, abierto, el 'Teatro del pueblo' que hab¨ªa fundado Le¨®nidas Barletta en 1930 y que quer¨ªa rescatar la cultura para ponerla al servicio del ciudadano", cuenta. "Queda lejos, claro, pero fue la precuela del teatro que explot¨® en Buenos Aires tras el corralito y que ahora tiene tan buena acogida en Espa?a con Veronese, Daulte, Tolcachir, Spregelburd... El secreto no es otro que explicar la realidad".
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