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Musical/Scaramouche
Cr¨ªtica
G¨¦nero de opini¨®n que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Espadas en solfa

Lo mejor de 'Scaramouche', de Dagoll Dagom, es la pasi¨®n en la defensa del musical en catal¨¢n

Una escena de Scaramouche, el musical en el teatro Victoria.
Una escena de Scaramouche, el musical en el teatro Victoria.David Ruano

Lo mejor de Scaramouche, el nuevo musical de Dagoll Dagom, basado en las aventuras del c¨¦lebre espadach¨ªn creado por Rafael Sabatini, es la pasi¨®n en la defensa -a capa y espada, nunca mejor dicho-, del musical en catal¨¢n de gran formato frente a la avalancha de adaptaciones de t¨ªtulos que triunfan en Londres y Nueva York. En su multitudinario estreno, anoche en el teatro Vict¨°ria, el nuevo espect¨¢culo, con texto y direcci¨®n de Joan Llu¨ªs Bozzo, dej¨® al descubierto algunos flancos d¨¦biles, pero conquist¨® al p¨²blico con escenas memorables y un formidable elenco de actores-cantantes, arropado por la brillante m¨²sica de Albert Guinovart y el buen oficio en el foso de Joan Vives.

No es f¨¢cil repetir el ¨¦xito de Mar i Cel, un cl¨¢sico de la compa?¨ªa, tambi¨¦n con partitura de Guinovart, cuya sombra a¨²n planea por el escenario del Vict¨°ria; quien ha visto en acci¨®n a los piratas en su emblem¨¢tico barco espera emociones de similar calado: en Scaramouche el espect¨¢culo visual est¨¢ en las luchas del famoso espadach¨ªn y su odiado enemigo. Tras un duro aprendizaje de esgrima, bajo las sabias lecciones del maestro de armas Jes¨²s Esperanza, las espadas vuelan en escenas de vigoroso ritmo a las que Guinovart pone m¨²sica con arte en la orquestaci¨®n y vibrante fuerza r¨ªtmica.

Los puntos d¨¦biles est¨¢n en el libreto y, de forma especial, en las letras de las canciones, que firman Bozzo, Vives y David Pint¨®. No hay tradici¨®n por estos lares en el oficio de letrista -es la asignatura pendiente del musical catal¨¢n-, crucial para el ¨¦xito de una buena canci¨®n: las hay en Scaramouche, con melod¨ªas inspiradas - quiz¨¢s sobra az¨²car en algunas - pero en otras canciones y n¨²meros de conjunto chirr¨ªan las rimas, algunas imposibles de cuadrar musicalmente con naturalidad.

Ambientada en el contexto hist¨®rico de la revoluci¨®n, la historia de amor a cuatro bandas de Scaramouche es ideal para llegar a un p¨²blico familiar - la vocaci¨®n de hacer teatro musical popular es irrenunciable para Dagoll Dagom-, y est¨¢ bien contada, aunque probablemente el ritmo del montaje ganar¨ªa puntos cortando algunos n¨²meros para rebajar su excesiva duraci¨®n.

Bozzo acierta plenamente al potenciar en la trama el juego del teatro dentro del teatro dando mayor protagonismo a la compa?¨ªa de actores de la Comedia del Arte en la que se esconde Scaramouche con referencias a Shakespeare (La Comedia de los errores) y Goldoni (Los dos gemelos venecianos) que enriquecen la trama de Sabatini.

Hay en la m¨²sica y en las escenas m¨¢s memorables una declaraci¨®n de amor al mundo del musical estadounidense, la opereta y las grandes revistas; Mireia Mambo, que est¨¢ fant¨¢stica en la piel de Camilla, parece la reencarnaci¨®n de Jos¨¦phine Baker en la escena de la revoluci¨®n italiana. Mambo es la gran triunfadora del reparto junto a Ivan Labanda, que est¨¢ genial dando vida con corrosivo sentido del humor al mal¨ªsimo y p¨¦rfido marqu¨¦s; el papel -que parece un malvado de pel¨ªcula de Disney- es un bomb¨®n, pero en el teatro no existen bombones sin un actor capaz de sacarle partido: y Labanda est¨¢ que se sale.

No tienen problemas en las canciones y d¨²os l¨ªricos Ana San Mart¨ªn, dulce Olympia que sabe sacar sus garras cuando toca, y Toni Vi?als, notable Scaramouche que convence m¨¢s como t¨ªmido preceptor y hermano gemelo oculto del protagonista que como bravuc¨®n espadach¨ªn.

Guinovart pone en solfa las aventura con una partitura con muchas huellas: la de Nino Rota en las actuaciones de los c¨®micos ambulantes; la de Mozart - muy oportuno el uso de la serenata de Don Giovanni; los gui?os a Bernstein (West side story) y a suntuosos orquestadores como Shostak¨®vitch y Korngold, especialmente en el pegadizo tema principal que vuelve a sonar como bis tras el himno del pueblo de exaltaci¨®n republicana escogido como postizo, aparatoso y algo oportunista final.

La velada congreg¨® en el teatro Vict¨°ria a muchas personalidades: desde Carme Forcadell, presidenta del Parlament de Catalunya, el ex-president Artur Mas y el conseller Ra¨²l Romeva, a Joan Manuel Serrat, Josep Maria Pou, Ventura Pons, Pep Cruz y muchos amigos y colaboradores de Dagoll Dagom que se dieron cita para desear larga vida a Scaramouche.

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