Palabrotas universalistas
Ya seas acad¨¦mico, pay¨¦s u oficinista, perteneces a una tribu; y no s¨®lo eso: debes saber que lo ¨²nico que cuenta en la discusi¨®n moral y en el debate pol¨ªtico es la tribu
Seg¨²n Jordi Graupera, ¡°la libertad de los liberales estatistas, la igualdad de los socialistas y la fraternidad de los federalistas¡± son las palabrotas que usan los universalistas para esconder la sumisi¨®n de las minor¨ªas culturales ¡ªcomo la catalana¡ª a las mayor¨ªas culturales (La batalla universal, elnacional.cat, 17 de septiembre de 2016). La libertad, la igualdad o la fraternidad son invocadas para imponer estilos culturales espec¨ªficos, y con ello espacios morales particulares, por parte de una comunidad cultural a otra. Los supuestos cosmopolitas son tan provincianos como los que apelan a su propia historia, cultura o lengua, para conformar su identidad pol¨ªtica o cultural. ¡°Os sorprendr¨ªais (sic)¡±, dice Graupera, ¡°de como de similares son las vidas de acad¨¦micos de grandes ciudades del mundo: leen los mismos textos, comen los mismos burritos, y tienen miedo de decepcionar a las mismas autoridades intelectuales. Son una tribu¡±.
As¨ª que ya sabes, querido lector, ya seas un acad¨¦mico, un pay¨¦s, o un oficinista, perteneces a una tribu; y no s¨®lo eso: debes saber que lo ¨²nico que en ¨²ltima instancia cuenta en la discusi¨®n moral y en el debate pol¨ªtico es la tribu y las opciones que delimitan esa tribu. El racionalismo es una empresa desesperanzada, buonanotte illuminismo.
A continuaci¨®n expongo algunas breves observaciones a las ideas de Graupera.
Uno. Para Graupera la validez de los principios morales parece depender de cu¨¢les sean las tradiciones morales de la tribu. Y si en una tribu est¨¢ permitido lapidar a mujeres infieles entonces decir que algo as¨ª viola la autonom¨ªa de las mujeres es querer imponer los valores de nuestra tribu. ?Aceptar¨ªa Graupera algo as¨ª? Supongo que no, puesto que, seg¨²n sus propias palabras, ¨¦l no est¨¢ comprometido con que ¡°todas las maneras de ver el mundo sean iguales o tengan el mismo valor¡±. Pero n¨®tese que la expresi¨®n entrecomillada es una afirmaci¨®n universalista. As¨ª que parece que s¨ª hay alg¨²n espacio para el universalismo. Lo que ocurre, quiz¨¢s, es que en la boca de un anti-independentista ¡°universalismo¡± es una palabrota asimilacionista, pero en la de un independentista a la Graupera, no. Quiz¨¢s ¨¦sta es una de las m¨¢ximas vigentes en la tribu a la que pertenece Graupera.
Dos. Si la igualdad es una palabrota universalista que esconde la voluntad de imponer opciones morales a las otras culturas se supone que en el seno de una misma tribu la igualdad funciona del mismo modo: esconde la imposici¨®n de opciones por un miembro de la tribu a otro. As¨ª que m¨¢s vale rendirse a la evidencia: olvidad el viejo sue?o noble de que las personas gozan de iguales derechos (en eso, entre otras cosas, consiste la igualdad). ?Y si Graupera, en cambio, afirmara que la igualdad no siempre esconde la imposici¨®n de opciones? De nuevo estar¨ªa afirmando una tesis universalista. Al parecer Graupera puede abrazar, de forma leg¨ªtima, alguna forma de universalismo, pero un socialista que invoca la igualdad es un asimilacionista. Viva la tribu.
Tres. Seg¨²n Graupera, ¡°la asimilaci¨®n constitucionalista o el canje de intereses del catalanismo de siempre son una forma de cierre: implica aceptar los amores de los otros, sus obsesiones y preferencias¡±. Ahora los catalanes estamos obligados a amar a las personas y cosas que los espa?oles nos prescriben, y adem¨¢s tenemos obsesiones y preferencias espa?olas (confieso que la idea de que haya obsesiones ¡°espa?olas¡± y ¡°catalanas¡± es de un fetichismo delicioso). Pero supongo que Graupera ¡ªque apoya a ERC (un partido de izquierdas y republicano, dicen los rumores) y para quien, record¨¦moslo, ¡°libertad¡±, ¡°igualdad¡± y ¡°fraternidad¡± son palabrotas universalistas¡ª est¨¢ hablando en realidad de los catalanes independentistas. Siguiendo el hilo argumentativo de Graupera, no se ve por qu¨¦ en una Catalu?a independiente los no-independentistas no estar¨ªan aceptando los amores, las obsesiones o las preferencias de los independentistas. Por coherencia, esa situaci¨®n ser¨ªa igual de injusta que la otra. O quiz¨¢s no, y las preferencias de los independentistas valen m¨¢s que las de los dem¨¢s. A lo mejor a eso se refer¨ªa Graupera cuando dec¨ªa que no todas las maneras de ver el mundo tienen el mismo valor.
Todo lo dicho aqu¨ª, podr¨ªa arg¨¹ir Graupera, es fruto de mi pertenencia a mi tribu y de mis obsesiones, amores y preferencias espa?olas. Pobre de m¨ª, yo que siempre cre¨ª suscribir la queja de Ferlosio en Vendr¨¢n m¨¢s a?os malos y nos har¨¢n m¨¢s ciegos: ¡°???Odio Espa?a!!! Os juro, amigos, que no puedo m¨¢s¡±.
Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico
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