De la tierra a Internet: iniciativas para reducir el desperdicio alimentario
La producci¨®n alimentaria, la restauraci¨®n y los hogares concentran la mayor parte del despilfarro
En un campo de tomates que ya ha sido cosechado cerca de Viladecans, a pocos kil¨®metros de Barcelona, una docena de voluntarios practican una gimnasia solidaria: se agachan, buscan entre las plantaciones los tomates que el agricultor ha descartado en la recolecci¨®n y los acumulan en unas cajas. En los pa¨ªses desarrollados, seg¨²n datos de la Uni¨®n Europea, en la fase de la cosecha se desperdicia el 39% de los alimentos en buen estado que acaban en la basura. Es la segunda fase m¨¢s derrochadora: la palma se la llevan los consumidores en los hogares, que arrojan al contenedor el 42%. Algunas iniciativas privadas y ONG se han marcado el objetivo de reducir el despilfarro y buscan la manera, ya sea en los campos o en Internet, de implicar al consumidor.
La empresa social que ha animado a los voluntarios a recoger tomates se llama Espigoladors. Espigolar significa recoger del suelo aquello que nadie quiere y que todav¨ªa se puede aprovechar. Esta actividad, representada en el c¨¦lebre cuadro de Millet Las espigadoras o en el reflexivo documental autobiogr¨¢fico de la cineasta francesa Agn¨¨s Varda Los espigadores y la espigadora, la llevaban a cabo tradicionalmente las mujeres, que iban a los campos a aprovechar los alimentos que la industria no quer¨ªa.
Es el caso de estos tomates que el agricultor no recoge porque no le es rentable poner en marcha la maquinaria para una cantidad insuficiente de materia prima. En otras ocasiones, Espigoladors cosecha otros alimentos con formas extra?as que no se recogen porque prev¨¦n que nadie los comprar¨¢, y que la empresa solidaria recoge y env¨ªa a bancos de alimentos. El 5% de lo cosechado se utiliza para producir compotas y mermeladas, en cuyas etiquetas hacen saber al comprador el fin de la iniciativa: "Las personas bonitas aprovechan las frutas y verduras feas".
Con esta iniciativa se pretenden reducir los escandalosos n¨²meros del despilfarro alimenticio. En el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas, es decir, un tercio de lo que se produce va directamente a la basura. "Es un problema que tiene una naturaleza ¨¦tica, de salud y ambiental: si se redujera a la cuarta parte, todos los alimentos salvados servir¨ªan para alimentar a los 800 millones de hambrientos en el mundo", explica Ignacio Trueba, responsable especial de la FAO en Espa?a.
Adem¨¢s de las pol¨ªticas concretas del Ministerio de Agricultura, como el proyecto M¨¢s alimento, menos desperdicio, Trueba afirma que son necesarias las iniciativas particulares como Espigoladors, acciones integrales que ponen en contacto a consumidores con productores, una herramienta fundamental para la concienciaci¨®n social. Quienes s¨ª quedan concienciadas tras una jornada de recoger tomates al sol son las voluntarias X¨¨nia Elias y Anna Mercader: "Conocimos Espigoladors por Facebook y no dudamos en apuntarnos", afirma Elias. La otra voluntaria arquea la espalda y exclama: "Ahora cuando nos pidan lo que sea por un kilo de tomates, ?lo pagaremos a gusto!".
"En los hogares es donde m¨¢s se tira"
Otra iniciativa que tambi¨¦n persigue el fin de la sensibilizaci¨®n social es la aplicaci¨®n Yo no desperdicio, yo comparto, de la ONG Prosalus, que lleva la lucha contra el despilfarro de la tierra a Internet: "Una plataforma digital de consumo colaborativo en la que subes a la web un alimento que no vas a consumir y lo intercambias con otro usuario", explica Laura Martos, responsable de este proyecto en la sede de Prosalus en Madrid. La plataforma tiene m¨¢s de 600 usuarios y ha recolectado m¨¢s de 50 kilos, una simb¨®lica aportaci¨®n con el fin de concienciar de esos 1.300 millones de toneladas que se desperdician en los hogares.?
Fernando Jos¨¦ Burgaz, director general de la Industria Alimentaria, explica que desde la Administraci¨®n se trabaja para conocer la magnitud del problema y para revisar la normativa legal: as¨ª se modific¨®, por ejemplo, la fecha de consumo preferente de los yogures. No obstante, Burgaz reconoce que el problema est¨¢ en los hogares, "donde se desperdician 29 kilos por persona y a?o, lo que supone unos 70 euros por persona y a?o". Burgaz explica que en la restauraci¨®n tambi¨¦n se lleva a cabo el despilfarro. A eso responde otra iniciativa, esta vez de la ONG Nutrici¨®n sin Fronteras, que con el proyecto Barcelona comparte la comida ha conseguido que 15 hoteles y 17 empresas alimentarias salvaran m¨¢s de 70.000 kilos de comida y la destinaran a bancos de alimentos.
Al final de la jornada, con una enorme luna llena que sale y maravilla a los cansados voluntarios, en el campo de tomates todav¨ªa se ven puntitos rojos: no se han podido recoger todos. Pero el resultado, para S¨ªlvia Ant¨®n, coordinadora de las espigolades, es positivo: m¨¢s de 50 cajas llenas y 700 kilos de tomates salvados. Para celebrarlo, una merienda para los voluntarios con el ingrediente estrella: una ensalada y pan con tomate.
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