Redenci¨®n
Probablemente fue la primera mujer que en el ¨¢mbito espa?ol se dedic¨® de manera profesional a escribir cr¨ªtica fotogr¨¢fica
Roser Mart¨ªnez Rochina tiene 89 a?os, vive en el Guinard¨® en un edificio de puertas delgadas con tiradores grandes y es una de nuestras pioneras de la fotograf¨ªa, en el sentido de que probablemente fue la primera mujer que en el ¨¢mbito espa?ol se dedic¨® de manera profesional a escribir cr¨ªtica fotogr¨¢fica.
Su verdadero nombre es Redenci¨®n, as¨ª la llam¨® su padre en el campo valenciano, en Bruaga, y a su hermano le llam¨® Amor, y a su otra hermana Acracia, pero tras perder la guerra los bautizaron y les pusieron Rosario, Amador y Ana. ¡°Mi padre era un anarquista idealista, de una pureza cristiana siendo ateo¡±.
Redenci¨®n, su bata granate abrochada hasta el cuello, los botones dorados, sus tres anillos misteriosos, las zapatillas de tener los pies calientes. Los objetos antiguos que ha ido hallando en los encantes y ahora adornan la casa. Las l¨¢mparas sensacionales. Le hace de guardi¨¢n tras la puerta un imponente bast¨®n de pastor que compr¨® en Manresa. Est¨¢ sentada junto a un brazo del sof¨¢, y en la pared de enfrente, la compa?¨ªa de todo por lo que ha luchado: la fotograf¨ªa. Las ampliaciones magn¨ªficas y enmarcadas de Forcano, de Marca, de Domingo Bisbal... Ella tambi¨¦n fue fot¨®grafa de forma ocasional. ¡°Pero he valorado m¨¢s las im¨¢genes de los dem¨¢s. Seguirlas era como ir descubriendo la vida¡±. Habla de s¨ª misma y as¨ª explica qui¨¦n era su padre. Juli¨¢n, un idealista que amaba el teatro y los versos. Y su hermano, en la prisi¨®n, en prenda por el padre huido, y los jueves de llevarle la comida a la c¨¢rcel, el camino en un burrito hasta Liria, y el tren a Valencia. Una navidad, volvi¨® el padre de secreto al pueblo y lo pillaron y tambi¨¦n lo metieron en presidio.
¡°Cuando me compr¨¦ mi primera c¨¢mara iba haciendo fotos por Bruaga y uno que me vio me lo afe¨®. ?No tienes nada qu¨¦ hacer?, me dijo, y pens¨¦: ?Ser¨¢s idiota!¡±. Redenci¨®n habla unas veces conteniendo las l¨¢grimas y otras soltando la risa. ¡°Mi madre quer¨ªa que cosiera. Pero a m¨ª me gustaba leer y me escond¨ªa el libro debajo de la costura. Cuando se iba lo sacaba, pero ella volv¨ªa y me dec¨ªa: ¡®?Ya est¨¢s con el libro?¡¯. De tanto leerlos, me sab¨ªa de memoria a Machado, a Rub¨¦n Dar¨ªo...¡±.
Al llegar a Barcelona aprendi¨® a escribir a m¨¢quina y encontr¨® trabajo de administrativa. Escribi¨® cuentos y gan¨® un premio en un centro cultural de la calle Jonqueres. Lo primero fue el viaje sola a Par¨ªs, sin conocer a nadie, sin saber el idioma. ¡°Imag¨ªnate, una chica sola. Me fui de noche en el tren. Me encant¨®. Yo no s¨¦ si all¨ª era tan bonito todo o es que yo lo llevaba por dentro¡±. Y a la vuelta empez¨® a frecuentar la Agrupaci¨® Fotogr¨¤fica de Catalunya, donde le salieron las colaboraciones para prensa en El Noticiero Universal. Siguieron Arte Fotogr¨¢fico, Diorama, Nueva Lente, asesorar a Negra Industrial...
Con los comentarios de exposiciones, las entrevistas a fot¨®grafos, los jurados de premios, pudo dejar el trabajo de oficinista. Ahora ganaba m¨¢s dinero y pronto lleg¨® a pagar este piso donde ha vivido siempre independiente. ¡°Cuando entonces se lo cont¨¦ a mi padre, me dijo que estaba muy contento porque, siendo mujer, me hab¨ªa podido abrir camino en la vida sin necesidad de ning¨²n hombre¡±.
Estos d¨ªas Redenci¨®n, bueno, con su otro nombre, forma parte de una peque?a exposici¨®n sobre pioneras de la fotograf¨ªa, que hay en la biblioteca Xavier Benguerel del Poble Nou. ¡°?Ah, pues no lo sab¨ªa! ?Me han puesto ah¨ª? ?Se habr¨¢n pensado que me he muerto!¡±. Y r¨ªe.
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