Un Macondo salmantino
Juan Manuel Castro Prieto retrata el realismo m¨¢gico de su pueblo en la exposici¨®n ¡®Cespedosa¡¯
Un viejo televisor con un mantelillo de encaje blanco encima. En la pared un calendario con una imagen de la Virgen Mar¨ªa. Sobre la pantalla se refleja la imagen de una mujer mayor que limpia jud¨ªas verdes sobre la mesa camilla. La imagen, tomada por Juan Manuel Castro Prieto, es una buena forma de entender c¨®mo los pueblos se adaptan a la modernidad a la vez que se mantienen en un eterno tiempo pret¨¦rito, el tiempo diferente del mundo rural.
Cespedosa es un municipio salmantino, cerca del r¨ªo Tormes. Tiene un torre¨®n medieval y unos 500 habitantes. All¨ª es donde se hunden las ra¨ªces familiares de Castro Prieto (Premio Nacional de Fotograf¨ªa 2015). ¡°Es el pueblo de mis padres, en el que mi fotograf¨ªa ha ido evolucionando¡±, dice, ¡°aqu¨ª es donde experimento, donde sue?o, de donde parte mi obra¡±. No en vano se ha pasado 39 a?os tomando fotograf¨ªas en sus frecuentes visitas. ¡°Ahora que se cierra un ciclo vital es el momento de exponerlas, aunque muchas ya han formado parte de otros proyectos¡±, afirma. El resultado es la exposici¨®n Cespedosa, 200 im¨¢genes y tres v¨ªdeos fruto de estas casi cuatro d¨¦cadas de clics, que se puede ver en la sala Tabacalera Promoci¨®n del Arte (Embajadores, 51), del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte, hasta el 13 de noviembre.
A pesar de lo autobiogr¨¢fico, del aire de pueblo, de los retratos del paisanaje, las casas viejas, los alfareros, las cocinas de carb¨®n, etc¨¦tera, no estamos ante un trabajo (o al menos, no solo) documental o costumbrista. El comisario de la exposici¨®n, Chema Conesa, ha visto aqu¨ª un Macondo como el que ide¨® Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez para Cien a?os de soledad, un territorio en el que todo es cotidiano hasta que sucede lo extraordinario: el realismo m¨¢gico. Por ejemplo en esas inquietantes fotograf¨ªas de cuerpos flotando en el agua, en los extra?os j¨®venes de aspecto g¨®tico y mirada p¨¢lida, en el gesto del ni?o a trav¨¦s del mu?eco de pl¨¢stico transparente, en la luz que atraviesa la foto en diagonal para tocar las manos que recogen agua de la palangana. Es como si hubiera una historia detr¨¢s de la que la imagen solo muestra una parte. Como en la buena poes¨ªa, el resto ha de suceder en la cabeza del lector.
¡°Dos grandes ejes atraviesan esta exposici¨®n¡±, explica Castro Prieto, ¡°la memoria y mis sue?os. Y ah¨ª dentro est¨¢ el miedo, la religi¨®n, el paso del tiempo, la muerte¡±. En otros de los trabajos que figuran en su amplia trayectoria ha tocado otros asuntos como sus viajes por Per¨² o Etiop¨ªa, lo simb¨®lico, las relaciones familiares o la sexualidad, siempre con una mirada alejada de lo estereot¨ªpico. Por encargo ha hecho trabajos sobre Bodas de Sangre, de Federico Garc¨ªa Lorca, o la pel¨ªcula Biutiful (Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu, 2010). Es pura coincidencia pero Cespedosa llega en un momento en el que regresa el inter¨¦s por la Espa?a rural, que se ve reflejado en el ¨¦xito del ensayo La Espa?a vac¨ªa (Turner), de Sergio del Molino, o en la obra de varios novelistas y poetas j¨®venes.
¡°Este pueblo tiene una marca muy propia¡±, dice el artista, ¡°yo he visto cosas all¨ª que no he visto en ning¨²n otro lugar¡±. No sabemos si para descubrir estas cosas es necesario poseer la avezada y sensible mirada del fot¨®grafo, el caso es que en esta exposici¨®n Castro Prieto nos abre los ojos y nos muestra algunas.
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