La sala Sidecar homenajea al fallecido activista musical Quim Blanco
Tres d¨ªas de conciertos con grupos como Sidonie, Delaf¨¦ y Macaco
La historia se escribe muchas veces en min¨²sculas, y ¨¦ste es el tipo de letra que mejor resume la vida y aportaci¨®n de Quim Blanco, el programador, activista, aficionado y ex empresario musical que fallecido hace unos meses recibe un homenaje en la sala Sidecar, su sala. Nunca apareci¨® en primera fila de nada, pero bandas como Sidonie, Love Of Lesbian o Delaf¨¦ se vieron apoyadas por Quim cuando apenas lograban convocar una docena de aficionados en sus conciertos. En justa retribuci¨®n a sus desvelos por la m¨²sica y los m¨²sicos, Quim recibir¨¢ este jueves, viernes y s¨¢bado un homenaje en el Sidecar por donde pasar¨¢n entre otros Sidonie, Delaf¨¦, Brighton 64 y Le Petit Ram¨®n (hoy); Macaco, Amparo S¨¢nchez (Amparanoia), Gal¨¤ctic Mariachi (La Troba Kung-F¨²) y Brazuca Matraca (viernes) y Sergio Makaroff, Aurelio Y Los Vagabundos y Freddy Nois (s¨¢bado). Son solo parte de los muchos amigos que dej¨®.
Pese a su buena vista e intuici¨®n, fue ¨¦l quien dio cobijo en Sidecar a Rachel Arieff y su Antikaraoke, los negocios no le sonrieron. Roberto Tierz, fundador de Sidecar y compa?ero de aventuras de Quim, am¨¦n de amigo que le acompa?o por las consultas de los m¨¦dicos en sus ¨²ltimos a?os de vida, recuerda ¡°ten¨ªa visi¨®n y una idea muy clara de qu¨¦ tipo de grupos pod¨ªan triunfar, pero era demasiado noble y en la Espa?a musical de los 80 y 90 no se pod¨ªa ser tan caballeroso y honrado¡±. Program¨® una discoteca de Mallorca en los 80, era para guiris pero all¨ª llev¨® entre otros a los Brighton 64. No fue bien. Tampoco su propia agencia de management, Off Managers, por la que pasaron muchos grupos que se quedaron por el camino. Pero al fin, entre 2000 y 2009 program¨® Sidecar y all¨ª acab¨® haci¨¦ndose una reputaci¨®n de persona recta y comprensiva entre grupos que hoy triunfan, dando la alternativa a bandas que entonces no eran nada, como los citados Sidonie, Love Of Lesbian o Lori Meyers, Vetusta Morla o Sr Chinarro. Y el cari?o que despert¨® es de tal magnitud que en un hecho absolutamente ins¨®lito, nadie, ni m¨²sicos, ni imprenta, ni t¨¦cnicos, ni carteler¨ªa cobran nada por sumarse al homenaje que adem¨¢s pretende recoger fondos para su familia.
Su recuerdo tambi¨¦n quedar¨¢ en las muchas salas que visit¨® para ver conciertos, junto con el Bar?a las dos grandes pasiones de su vida. La tercera, quiz¨¢s incluso la primera, fue vivir, pues desahuciado al poco de serle detectado un c¨¢ncer, logr¨® vivir seis a?os ante el pasmo de unos doctores que, cosas de la falta de tacto, tal y como recuerda Roberto, ¡°le llegaron a decir en una consulta, ?anda, pero si cre¨ªa que usted ya estaba muerto!¡±. Pues no, no hab¨ªa muerto. Se aliment¨® de m¨²sica, f¨²tbol y documentales musicales hasta el final, y ya muy debilitado a¨²n pudo ver a su querido Wilko Johnson en enero y a los Hermanos Cubero en marzo. Al Primavera Sound, para el que ya estaba acreditado, no lleg¨®. Su vida en min¨²sculas tardar¨¢ en olvidarse, de igual manera que ser¨¢ dif¨ªcil no buscarle en las salas, bajo su calva y su sempiterna sonrisa de hombre bueno.
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