Con renglones torcidos
La aparente unanimidad de los cuadros del PSC en el rechazo a Rajoy expresa una pulsi¨®n mucho m¨¢s poderosa: el instinto de supervivencia
El resultado de las primarias a la primera secretar¨ªa del PSC supone, ante todo, un triunfo del principio de conservaci¨®n o, si lo prefieren, de aquella m¨¢xima ignaciana que recomienda, ¡°en tiempo de desolaci¨®n, no hacer mudanza¡±. Es l¨®gico que una militancia diezmada y envejecida apueste por aquello que le parece m¨¢s seguro, m¨¢s conocido, m¨¢s de casa, y Miquel Iceta posee con creces todos estos rasgos. No, no ha tenido el apoyo del aparato; ¨¦l es el aparato, a pesar de que esta vez algunas estructuras territoriales prefiriesen a N¨²ria Parlon.
Miembro de la Ejecutiva del partido desde 1984 bajo la protecci¨®n de Josep Maria Sala, tres a?os despu¨¦s ya era ¡ªaunque barcelon¨¦s de souche¨C concejal en uno de los municipios del todopoderoso Baix Llobregat, y cuatro m¨¢s tarde comenzaba a ejercer de fontanero en la Moncloa, con el vicepresidente Narc¨ªs Serra. Diputado en Madrid durante el primer mandato de Aznar, viene ocupado esca?o en el Parlamento de Catalu?a a lo largo de las seis ¨²ltimas legislaturas, y ha sido durante una d¨¦cada brillante portavoz de su grupo.
Ciertamente, los dos a?os largos que acumula en la primera secretar¨ªa del PSC no han conllevado una mejora de los registros electorales, que siguen anotando m¨ªnimos hist¨®ricos y se sit¨²an en una horquilla entre el 12,7% y el 17% de los votos. Eso s¨ª: en cada una de las noches de escrutinio con que le ha tocado apechugar, Iceta ha sabido encontrar alguna frase (¡°es una recuperaci¨®n¡±, ¡°las encuestas nos daban la mitad¡±, ¡°el resultado es razonable¡±...) que, eventualmente aderezada con unos pasos de baile, ahuyentase la depresi¨®n de las bases con un t¨¢cito ¡°venga, que no estamos tan mal¡±. Y por supuesto que N¨²ria Parlon representaba un relevo generacional, pero el veterano Iceta, a los 56 a?os, tampoco aparece como un anciano jubilable.
Tenemos, pues, que el revalidado l¨ªder del PSC encarna la m¨¢s estricta ortodoxia de su partido, la sempiterna hegemon¨ªa del aparato, toda la panoplia de ambig¨¹edades, tacticismos y espantajos (¡°?Pedro, mantente firme, l¨ªbranos de Rajoy y del PP!¡±) que hicieron la fortuna del Partit dels Socialistes durante m¨¢s de tres d¨¦cadas. Una ortodoxia que incluye, en el n¨²cleo de su ADN, la subordinaci¨®n a los intereses del PSOE y el no poner nunca a Ferraz en dificultades graves.
Pues bien, la gran paradoja es que, bajo este liderazgo, las relaciones entre el PSC y el PSOE son hoy m¨¢s tensas que nunca, peores que en tiempos de Raimon Obiols o del d¨ªscolo Pasqual Maragall; y que la ruptura de la disciplina com¨²n a ambos partidos resulta veros¨ªmil como no lo hab¨ªa sido desde los remotos d¨ªas de la LOAPA. Pero no por una cuesti¨®n identitaria vinculada al proc¨¦s, sino por una divergencia ideol¨®gico-pol¨ªtica: vetar o permitir la investidura de Rajoy.
Ser¨ªa un error interpretar la insistencia de los socialistas catalanes es el no al presidenciable del PP como una manifestaci¨®n de lealtad p¨®stuma a Pedro S¨¢nchez. La aparente unanimidad de los cuadros del PSC en el rechazo de Rajoy expresa, a mi juicio, una pulsi¨®n mucho m¨¢s poderosa: el instinto de supervivencia. Despu¨¦s de haber perdido a la casi totalidad de su militancia y su electorado catalanistas (el primer secretario Iceta, para ganar cohesi¨®n y quietud interna, empuj¨® a muchos de ellos a la salida en 2014) y de haberse autoexcluido del derecho a decidir, al partido s¨®lo le queda un halo ¡°progresista¡± que, desde hace un cuarto de siglo, se traduce por antagonismo con el PP (¡°si tu no hi vas, ells tornen¡±). ?Y ahora sus siete diputados van a abstenerse para que el PP siga gobernando? Ser¨ªa un suicidio, y un banquete para las hambrientas fauces de los Comuns.
Y despu¨¦s est¨¢n el perfil y la actitud de la gestora del PSOE. Lo relevante no fue que, el otro d¨ªa, el inefable Julio Villacorta (ex compadre de Vidal-Quadras) y unas decenas m¨¢s de especialistas en fracasos pol¨ªticos sucesivos se reuniesen para reclamar la resurrecci¨®n de la Federaci¨®n Socialista Catalana del PSOE. Lo grave es que esa idea est¨¢ en la rec¨¢mara del hoy presidente de la gestora, Javier Fern¨¢ndez, y flota sobre sus llamamientos a la coherencia y a la disciplina del PSC.
Tendr¨ªa gracia que qui¨¦n emancipase al PSC de la tutela del PSOE fuese Iceta, qui¨¦n debut¨® como militante del Partit Socialista Popular de Tierno Galv¨¢n.
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