Las notas m¨¢s vitales que musicales del profesor Rubalcaba
El pianista cubano da una sentida clase magistral en el Festival de Jazz de Barcelona
No es habitual que en el escenario se instalen tres estudiantes y, mientras tocan su m¨²sica, uno de los pianistas m¨¢s importantes hoy los observe atentamente desde un lateral. Serio, con cara de p¨®quer, ni entusiasmado, ni contrariado. Y que despu¨¦s tome el micro y comente la jugada ante la mirada nerviosa y expectante de los j¨®venes artistas. No hay suspensos ni recriminaciones, solo comentarios en positivo, incluso m¨¢s vitales que musicales. Y si la cosa no ha quedado clara, el mismo artista de campanillas se sienta al piano con ellos para mostrarles que el salto adelante es posible.
Gonzalo Rubalcaba (La Habana, 1963) imparti¨® el jueves en el Conservatorio del Liceo una de las clases magistrales incluidas en el Festival de Jazz de Barcelona y no fue una lectura acad¨¦mica; al contrario. El pianista opt¨® por la forma m¨¢s participativa: tres tr¨ªos de estudiantes le tocaron un tema que m¨¢s que un examen era un trampol¨ªn para que despu¨¦s el cubano se abriera en disquisiciones que tanto serv¨ªan para la m¨²sica como para cualquier otra actividad creativa.
Rubalcaba defend¨ªa la melod¨ªa y el sentimiento, hablaba de sus experiencias personales, se confesaba enamorado de las baladas rom¨¢nticas y enemigo visceral de los bateristas (algo inaudito, ya que horas despu¨¦s compart¨ªa escenario con el explosivo Jeff Ballard). ¡°Para componer lo importante no es la t¨¦cnica sino tener algo que decir¡±, lanz¨®. ¡°Es imposible convencer a nadie si uno no est¨¢ convencido de s¨ª mismo¡±. Algunos alumnos, como m¨ªnimo los que tuvieron la suerte de tocar con ¨¦l, se fueron a casa convencidos. ¡°Guai¡±, describ¨ªa despu¨¦s la experiencia uno de los que pis¨® el escenario.
El segundo tr¨ªo interpret¨® un cl¨¢sico de Charlie Haden Sandino, oportunidad magn¨ªfica para que Rubalcaba hablara de su amigo y mentor al que iba a dedicar el concierto de la noche. ¡°Haden creaba su m¨²sica en t¨¦rminos humanos, de vivir la vida, de percibir los hechos que le rodeaban. Ten¨ªa la genialidad de componer melod¨ªas muy sencillas y eso no se estudia, se posee¡±.
Fueron unas palabras que quedaron claras horas despu¨¦s cuando Rubalcaba regres¨® al mismo escenario acompa?ado de su cuarteto (con Ballard a la bater¨ªa) para ofrecer un concierto sensacional en recuerdo de Haden. Fue una reinterpretaci¨®n de su esp¨ªritu: sonaba a Haden pero era distinto. Rubalcaba, m¨¢s jazz¨ªstico y menos latino que otras ocasiones, dobleg¨® su virtuosismo pian¨ªstico evitando superficiales fuegos artificiales y, magn¨ªficamente acompa?ado, dej¨® que las melod¨ªas coparan el protagonismo. La magistral versi¨®n de La Pasionaria, volc¨¢nica y tempestuosa como el Haden m¨¢s comprometido, vali¨® por todo un festival.
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