El nuevo espacio de Els Comuns
Entre el anticapitalismo y la socialdemocracia, la nueva fuerza pol¨ªtica que impulsa Ada Colau pretende disputarle la hegemon¨ªa al catalanismo conservador
Xavier Dom¨¨nech ten¨ªa el jueves una dif¨ªcil misi¨®n: presentar en sociedad las bases ideol¨®gicas del ¡°nuevo sujeto¡± pol¨ªtico que, bajo la denominaci¨®n gen¨¦rica de Els Comuns, pretende aglutinar a las fuerzas y movimientos de izquierda en Catalu?a con el prop¨®sito de disputarle la hegemon¨ªa pol¨ªtica al catalanismo conservador. Se notaba en el ambiente la efervescencia de los momentos fundacionales. Pero quienes esperaban una receta, una f¨®rmula acabada, tendr¨¢n que esperar.
Dom¨¨nech hizo un relato en forma de reflexi¨®n sobre los cambios que se est¨¢n produciendo y las razones por las que esa nueva fuerza pol¨ªtica es necesaria. La concreciones vendr¨¢n m¨¢s tarde, conforme se materialice la confluencia, pero en su conferencia desgran¨® el marco ideol¨®gico de partida y aclar¨® algo importante: no se trata en ning¨²n caso de sumar organizaciones ya existentes, de hacer una nueva sopa de siglas. Tampoco de transformarse en el espacio 2.0 de ninguna de las fuerzas pol¨ªticas tradicionales. Se trata de articular un espacio nuevo en el que puedan confluir gentes procedentes de diferentes tradiciones y sensibilidades.
Este planteamiento puede parecer oneroso, y hasta injusto, a quienes desde Iniciativa, desde EUiA o, m¨¢s recientemente, desde Podemos o Proc¨¦s Constituent, creen tener una trayectoria de lucha, un capital pol¨ªtico o simplemente una marca que defender y aportar. Pero, es la forma de que el resultado de la confluencia sea mucho m¨¢s que la suma de las partes. Dom¨¨nech hizo especial hincapi¨¦ en que no se trata de transformar viejas estructuras, sino de crear un nuevo instrumento sin ataduras, capaz de ofrecer alternativas a las m¨²ltiples crisis ¡ªinstitucional, social, ecol¨®gica, nacional¡ª que se nos han echado encima. ¡°Vivimos un aut¨¦ntico cambio de ¨¦poca¡±, dijo, y el desaf¨ªo que representa la globalizaci¨®n y las transformaciones que se est¨¢n operando en el sistema econ¨®mico exigen una reformulaci¨®n completa de los instrumentos pol¨ªticos.
La cuesti¨®n de las familias ideol¨®gicas siempre ha sido problem¨¢tica para la izquierda. Tambi¨¦n puede serlo para la nueva confluencia. ¡°Hemos de mirar al futuro con las ra¨ªces del pasado, pero sin quedar atrapados en el pasado¡±. Era evidente que con esta formulaci¨®n Dom¨¨nech trataba de conjurar uno de los peligros que siempre han debilitado los movimientos progresistas: el purismo sectario que tantas veces se ha traducido en enconados debates y dolorosas escisiones.
Superar las divisiones
Aunque el nuevo espacio se considera heredero ¡°de todas las fuerzas emancipadoras que han empujado el progreso social¡±, ahora se trata de superar las divisiones ideol¨®gicas y articular un nuevo corpus de pensamiento con el que afrontar los retos de un futuro que se vislumbra amenazador. Dom¨¨nech situ¨® el momento fundacional del nuevo sujeto pol¨ªtico en las plazas del 15-M. ¡°Si de alg¨²n lugar venimos, es del 15-M¡±, insisti¨®. All¨ª cristalizaron unas energ¨ªas sociales que cuestionan no solo el relato de la crisis, sino el orden econ¨®mico que aumenta la desigualdad hasta cotas que amenazan la pervivencia misma de la democracia.
La situaci¨®n que se torci¨® definitivamente cuando la socialdemocracia se dej¨® atrapar en el discurso neoliberal econ¨®mico y asumi¨® sus postulados, lo que dio lugar, seg¨²n Dom¨¨nech, al ¡°social-liberalismo¡± actualmente hegem¨®nico. Pero en el nuevo espacio caben todos, los de las plazas y los genuinamente socialdem¨®cratas. ¡°Entre un anticapitalista y un socialdem¨®crata no hay tantas diferencias¡±, sostuvo, si de lo que discuten es de c¨®mo defender los derechos sociales y econ¨®micos de la ciudadan¨ªa. De c¨®mo controlar el mercado y frenar la deriva antisocial del capitalismo especulativo. De c¨®mo construir una alternativa al modelo que mercantiliza nuestras vidas y lleva a una espiral especulativa que enriquece a unos pocos a costa de la mayor¨ªa.
Ahora se trata de pasar de la fase de resistencias, a la fase de propuestas alternativas, de construir ¡°una nueva fuerza para un nuevo ciclo en Catalu?a¡±. Y eso exige cuestionar la deriva antisocial del capitalismo y plantear, desde la radicalidad democr¨¢tica, alternativas de una nueva econom¨ªa del bien com¨²n. ¡°Se trata de reunir una gran corriente ciudadana capaz de derrotar la hegemon¨ªa neoliberal en el plano social, cultural y econ¨®mico, y que no ignore la cuesti¨®n identitaria¡±, precis¨®. ¡°Porque Catalu?a tampoco puede afrontar los retos del futuro sin un cambio pol¨ªtico radical¡±. Ese cambio es ¡°un nuevo catalanismo soberanista, de izquierdas y con vocaci¨®n de mayor¨ªa¡± que partiendo de la tradici¨®n del republicanismo, se proponga la emancipaci¨®n social y nacional.
Y sin citarlo, se desmarc¨® del soberanismo convergente: ¡°La construcci¨®n del Estado naci¨®n no nos ha de desviar del debate principal, que no es c¨®mo desconectamos de Espa?a sino como nos reconectamos con un mundo nuevo de m¨²ltiples soberan¨ªas. No hemos de pensar en una Catalu?a-naci¨®n del siglo XIX, sino en una Catalu?a- naci¨®n en red¡±. Critic¨® que el Proc¨¦s se haya centrado exclusivamente en la construcci¨®n de un Estado propio, es decir, en la vertiente exclusivamente institucional, sin plantear el modelo de pa¨ªs al que se aspira y sin tener en cuenta las transformaciones profundas que est¨¢ sufriendo la sociedad catalana. ¡°Catalu?a es hoy b¨¢sicamente una sociedad mestiza, en profunda transformaci¨®n. Hemos de pensar en la Catalu?a ciudad, que sufre un proceso de segmentaci¨®n social lacerante¡±.
Estas son las bases sobre las que en los pr¨®ximos meses se construir¨¢ la nueva fuerza pol¨ªtica, cuyo per¨ªmetro se quiere tan amplio que quepa desde el anticapitalismo a la socialdemocracia.
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